¿A qué te comprometes?. Y, ¿eres coherente?
Confiado el abuelo setentón por la acogida favorable de los dos primeros interrogantes con sus respectivos criterios, se arriesgó a proponer un tercero que “ponía contra las cuerdas” a hijos y nietos mayores: ¿A qué te comprometes? Y ¿eres coherente?. Se exponía, claro está, a que le rechazaran como hicieron con el bisabuelo y sus mandamientos que parecían órdenes de cuartel. Pero tenía confianza en la aceptación mediática que compromiso, responsabilidad y coherencia se piden a los políticos. El abuelo sabía que una cosa es lanzar órdagos a los políticos y otra es proponerlos a personas de 20 o 40 años.
Y comenzó con una breve introducción: la persona, según avanza en edad, crece su capacidad de compromiso. El niño tiene una capacidad muy limitada. Mayor es la del joven. Y en la persona adulta, el compromiso puede ser notable, nulo o pleno. Todo depende de su respuesta coherente que puede alcanzar el cien por cien, el ochenta, el sesenta o no llegar al mínimo exigido.
Con esta reflexión, el abuelo setentón de nuestros días, planteó a hijos y nietos los dos interrogantes con unos criterios, fundamentados en su experiencia. Y les habló sobre compromiso, coherencia, responsabilidad, personalidad, madurez y radicalidad. Posteriormente vendría el diálogo familiar
El compromiso de hijos y nietos
Según el Diccionario de la Lengua española, el compromiso se define como una obligación contraída; como la palabra dada o la dificultad ante un problema. Y obligación es aquello que alguien debe hacer; la imposición o exigencia moral que condiciona a la voluntad libre. En la obligación surge un vínculo que impide hacer o abstenerse de hacer algo, establecido por precepto de la ley, por la orden de una autoridad, por voluntario otorgamiento o por derivación recta de ciertos actos. También por la correspondencia que alguien debe manifestar por el beneficio recibido.
El abuelo de nuestros días, recordó a hijos y nietos que el compromiso de ellos cuando eran niños radicaba fundamentalmente en la obediencia a sus padres, unida al cariño, respeto y confianza. Posteriormente, durante los años de estudios en el Colegio y Universidad, disminuía la obediencia pero no las otras respuestas. La obligación primera recaía en el estudio y aprovechamiento de los medios de formación. Cuando los hijos son mayores de edad y terminada la carrera, aumentó el diálogo a la hora de elegir profesión y estado matrimonial.
Responsabilidad
La responsabilidad admite un significado anterior a la acción y otro posterior. Antes de obrar, la persona con responsabilidad valora las consecuencias de sus actos realizados con plena conciencia y libertad, y reflexiona sobre cómo afrontar las consecuencias. Después de la acción, la persona responsable asume ante alguna autoridad los efectos negativos con la obligación de reparar los errores y males ocasionados.
Responsabilidad y libertad Entre los valores y actitudes de la personalidad destaca la libertad ejercida con responsabilidad. ¿Cómo se manifiesta? Como libertad, en la opción rápida, fácil y agradable en las alternativas ordinarias y extraordinarias. Como libertad responsable en la respuesta consciente y coherente por los compromisos asumidos.
¿Qué significa ser responsable? Es responsable quien cumple con las obligaciones del hogar, la escuela y la comunidad y está dispuesto a rendir cuentas de lo que uno hace. Cuando alguien responsable comete un error, lo reconoce, pide perdón y se esfuerza por corregir su falta
La personalidad
La persona humana tiende al desarrollo y perfección de sus facultades, al cultivo de sus valores y actitudes. La personalidad es el término al que llega la persona realizada en sus virtualidades, con sus aspectos positivos, negativos y circunstancias. Se puede denominar personalidad al sello psicológico de la persona, compuesto de temperamento y carácter. Gráficamente, se puede representar la personalidad como una pirámide que tiene una base temperamental y unos planos caracterológicos.
Madurez de la personalidad En general, madurez es el estado de un fruto que ha alcanzado un desarrollo completo; el estado de una cosa que ha alcanzado su pleno desarrollo, o de una persona que ha alcanzado su mejor momento en algún aspecto. Una persona goza de madurez en su personalidad cuando alcanza un grado aceptable de desarrollo integral en las cualidades; estabilidad en su manera de pensar, armonía en los valores, capacidad para tomar prudentes decisiones, rectitud en su obrar, la fidelidad en los compromisos contraídos y la coherencia entre el pensar y el actuar..
Coherencia
Persona coherente es aquella que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa. El concepto de coherencia (cohesión o relación) se utiliza para nombrar algo que resulta lógico y consecuente respecto a un antecedente. Como cristianos comprobamos cómo Jesucristo enseñó que "la oración de fe no consiste solamente en decir 'Señor, Señor', sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mt 7,21). Y Él mismo no se limita a predicar. Él testimonia su mensaje con toda coherencia, verdad, justicia, libertad, amor y paz. Es el proyecto del Reino de Dios encarnado en su vida.
Grados en la respuesta coherente. Está la ordinaria y en la extraordinaria con dos manifestaciones: la radicalidad y la totalidad.
Radicalidad.
Son manifestaciones propias de la radicalidad la claridad para discernir el valor o valores más importantes, (las raíces que dan sentido a una vida), de otros valores secundarios; y la decisión para responder con energía y entusiasmo (mística) y donación total a los valores aceptados.
Totalidad. Con el vocablo totalidad, (es decir total, pleno o completo), queremos decir que la valoración dada al objeto de la opción es máxima o total; que el amor se realiza completamente, totalmente, con una entrega sin límites; que el influjo del objeto en facultades y relaciones logra la totalidad o universalidad; y que la permanencia abarca íntegramente (toda) la existencia humana bajo el signo de la fidelidad.
Totalidad en la donación.. El amor se realiza totalmente, con una donación sin límites.
Totalidad hasta el “sí” profundo. La entrega-donación a una persona o a un ideal de vida manifiesta el sí profundo a lo que consideramos prioritario en nuestra existencia.. El sí profundo motiva para obrar con facilidad, prontitud, gusto y con abnegación. Este “sí” profundo empuja para actuar de un modo superior al ordinario, sin razonamientos humanos, con abnegación y sumisión de los movimientos de la afectividad. . El “si” profundo implica toda una transformación de la persona que pasa del yo periférico o superficial al yo profundo. La dinámica de autoliberación canaliza los esfuerzos para que el yo profundo domine al yo periférico-superficial, supere los obstáculos de la paz interna, concebida como armonía personal y servicio fraterno.
En el próximo artículo, un nieto pregunta al abuelo sobre el mayor obstáculo que encontró en su vida.
Y comenzó con una breve introducción: la persona, según avanza en edad, crece su capacidad de compromiso. El niño tiene una capacidad muy limitada. Mayor es la del joven. Y en la persona adulta, el compromiso puede ser notable, nulo o pleno. Todo depende de su respuesta coherente que puede alcanzar el cien por cien, el ochenta, el sesenta o no llegar al mínimo exigido.
Con esta reflexión, el abuelo setentón de nuestros días, planteó a hijos y nietos los dos interrogantes con unos criterios, fundamentados en su experiencia. Y les habló sobre compromiso, coherencia, responsabilidad, personalidad, madurez y radicalidad. Posteriormente vendría el diálogo familiar
El compromiso de hijos y nietos
Según el Diccionario de la Lengua española, el compromiso se define como una obligación contraída; como la palabra dada o la dificultad ante un problema. Y obligación es aquello que alguien debe hacer; la imposición o exigencia moral que condiciona a la voluntad libre. En la obligación surge un vínculo que impide hacer o abstenerse de hacer algo, establecido por precepto de la ley, por la orden de una autoridad, por voluntario otorgamiento o por derivación recta de ciertos actos. También por la correspondencia que alguien debe manifestar por el beneficio recibido.
El abuelo de nuestros días, recordó a hijos y nietos que el compromiso de ellos cuando eran niños radicaba fundamentalmente en la obediencia a sus padres, unida al cariño, respeto y confianza. Posteriormente, durante los años de estudios en el Colegio y Universidad, disminuía la obediencia pero no las otras respuestas. La obligación primera recaía en el estudio y aprovechamiento de los medios de formación. Cuando los hijos son mayores de edad y terminada la carrera, aumentó el diálogo a la hora de elegir profesión y estado matrimonial.
Responsabilidad
La responsabilidad admite un significado anterior a la acción y otro posterior. Antes de obrar, la persona con responsabilidad valora las consecuencias de sus actos realizados con plena conciencia y libertad, y reflexiona sobre cómo afrontar las consecuencias. Después de la acción, la persona responsable asume ante alguna autoridad los efectos negativos con la obligación de reparar los errores y males ocasionados.
Responsabilidad y libertad Entre los valores y actitudes de la personalidad destaca la libertad ejercida con responsabilidad. ¿Cómo se manifiesta? Como libertad, en la opción rápida, fácil y agradable en las alternativas ordinarias y extraordinarias. Como libertad responsable en la respuesta consciente y coherente por los compromisos asumidos.
¿Qué significa ser responsable? Es responsable quien cumple con las obligaciones del hogar, la escuela y la comunidad y está dispuesto a rendir cuentas de lo que uno hace. Cuando alguien responsable comete un error, lo reconoce, pide perdón y se esfuerza por corregir su falta
La personalidad
La persona humana tiende al desarrollo y perfección de sus facultades, al cultivo de sus valores y actitudes. La personalidad es el término al que llega la persona realizada en sus virtualidades, con sus aspectos positivos, negativos y circunstancias. Se puede denominar personalidad al sello psicológico de la persona, compuesto de temperamento y carácter. Gráficamente, se puede representar la personalidad como una pirámide que tiene una base temperamental y unos planos caracterológicos.
Madurez de la personalidad En general, madurez es el estado de un fruto que ha alcanzado un desarrollo completo; el estado de una cosa que ha alcanzado su pleno desarrollo, o de una persona que ha alcanzado su mejor momento en algún aspecto. Una persona goza de madurez en su personalidad cuando alcanza un grado aceptable de desarrollo integral en las cualidades; estabilidad en su manera de pensar, armonía en los valores, capacidad para tomar prudentes decisiones, rectitud en su obrar, la fidelidad en los compromisos contraídos y la coherencia entre el pensar y el actuar..
Coherencia
Persona coherente es aquella que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa. El concepto de coherencia (cohesión o relación) se utiliza para nombrar algo que resulta lógico y consecuente respecto a un antecedente. Como cristianos comprobamos cómo Jesucristo enseñó que "la oración de fe no consiste solamente en decir 'Señor, Señor', sino en disponer el corazón para hacer la voluntad del Padre (Mt 7,21). Y Él mismo no se limita a predicar. Él testimonia su mensaje con toda coherencia, verdad, justicia, libertad, amor y paz. Es el proyecto del Reino de Dios encarnado en su vida.
Grados en la respuesta coherente. Está la ordinaria y en la extraordinaria con dos manifestaciones: la radicalidad y la totalidad.
Radicalidad.
Son manifestaciones propias de la radicalidad la claridad para discernir el valor o valores más importantes, (las raíces que dan sentido a una vida), de otros valores secundarios; y la decisión para responder con energía y entusiasmo (mística) y donación total a los valores aceptados.
Totalidad. Con el vocablo totalidad, (es decir total, pleno o completo), queremos decir que la valoración dada al objeto de la opción es máxima o total; que el amor se realiza completamente, totalmente, con una entrega sin límites; que el influjo del objeto en facultades y relaciones logra la totalidad o universalidad; y que la permanencia abarca íntegramente (toda) la existencia humana bajo el signo de la fidelidad.
Totalidad en la donación.. El amor se realiza totalmente, con una donación sin límites.
Totalidad hasta el “sí” profundo. La entrega-donación a una persona o a un ideal de vida manifiesta el sí profundo a lo que consideramos prioritario en nuestra existencia.. El sí profundo motiva para obrar con facilidad, prontitud, gusto y con abnegación. Este “sí” profundo empuja para actuar de un modo superior al ordinario, sin razonamientos humanos, con abnegación y sumisión de los movimientos de la afectividad. . El “si” profundo implica toda una transformación de la persona que pasa del yo periférico o superficial al yo profundo. La dinámica de autoliberación canaliza los esfuerzos para que el yo profundo domine al yo periférico-superficial, supere los obstáculos de la paz interna, concebida como armonía personal y servicio fraterno.
En el próximo artículo, un nieto pregunta al abuelo sobre el mayor obstáculo que encontró en su vida.