La justicia “ajusticiada” por la corrupción
Si la conciencia como juez injusto provoca impresiones fuertes, algo parecido, o más, sucede con la justicia cuando es “ajusticiada” (anulada) por la corrupción. Si la conciencia, en ocasiones, opta por la mentira y condena la verdad, “ciertas justicias” optan por la corrupción y no por la igualdad entre personas, pueblos y continentes. Si el juicio de la conciencia es hipotecado por innumerables ideologías, la justicia es “ajusticiada” por las ideologías que facilitan la corrupción, cúmulo de injusticias y fuente de otras tantas injusticias.
Nos fijamos en criterios sobre la justicia y en algunas situaciones de justicia en general y de la corrupción en particular.
La justicia Dignidad y riesgo
En teoría, todos aplauden la justicia como indispensable para un mundo humanizado donde deben regir los derechos humanos, pero, en muchas ocasiones, quien manda no es la justicia sino la ideología de partido o de una nación que interpreta el concepto del trato justo y formula según sus intereses, los deberes y obligaciones de los ciudadanos. El árbol social no da buenos frutos porque sus ramas no descansan, lamentablemente, sobre las raíces de la justicia, sino sobre una determinada ideología o el poder absoluto de un partido político, o de una persona que actúa como dictador..
No es de extrañar que para muchos, la justicia está subordinada a su ideología provocando una fuente de dolor, hambre y muerte Ante esta situación, está justificado el grito del corazón que clama: ¡un mundo humanizado por la justicia! ¡unas relaciones interpersonales en armonía con los derechos humanos! ¡unas estructuras, instituciones y autoridades al servicio de toda comunidad local, nacional e internacional!
Identidad
Muchos son los conceptos sobre la justicia aunque siempre con un denominador común: la equidad, la rectitud, la igualdad y el dar lo debido al prójimo.
¿Identidad de la justicia? Es la virtud que establece la rectitud y la equidad en las relaciones humanas y la que ordena las facultades personales (Aristóteles). Se trata de una virtud cardinal que regula al yo con el tú-social. Incluye otras actitudes para que la conducta sea aceptable en la aplicación de los derechos ajenos, el uso de cosas y el trato de personas.
Su tarea principal consiste en: orientar para dar a cada uno lo que se debe, su derecho, (Ulpiano, San Agustín, Santo Tomás). Esta virtud cardinal se encarga de regular las relaciones interpersonales según una norma de igualdad.
Como opción: justa es la respuesta adecuada ante una situación presente que incluye un conjunto de virtudes para el recto obrar, propio de una conducta ordenada.
Como relación interpersonal exige el reconocimiento y el respeto de los derechos humanos mediante el cumplimiento de las obligaciones y de los compromisos correspondientes.
Su dinámica: consiste en la alteridad obligatoria en base a la equidad. Al derecho ajeno responde el deber personal. Tanto la justicia-actitud personal como la justicia-relación interpersonal giran en torno a una norma dada y a un orden establecido que se aplican a una determinada situación.
Lo que exige una justicia transformadora
La justicia no se limita a ser guardián del orden establecido, sino motor para transformar el mundo según la dignidad humana de sus miembros. Y para que la justicia ayude en el proceso de transformación personal se impone que cada individuo tome conciencia de su dignidad como persona, de su vocación comunitaria, de sus derechos y deberes humanos. Por lo tanto, es preciso liberar al miembro de la comunidad de cuanto impida el respeto a los derechos ajenos; urge también cambiar la mentalidad y fortificar a la persona para que afronte y supere los obstáculos y gérmenes de injusticia como son el egoísmo, la insensibilidad, el abuso de la autoridad, etc.
Tareas de la justicia en las relaciones interpersonales. Son varias:
-el respeto a los derechos ajenos mediante el cumplimiento de los propios deberes, a los que se debe unir el sentido de fraternidad o del amor cristiano.
-la disposición y eficaz respuesta de dar al otro lo que le corresponde según la normativa actualizada y el juicio sincero de la propia conciencia;
-la recta ordenación entre las personas y los grupos desde una óptica universal, planetaria,global, pero teniendo en cuenta la situación y la cultura del medio ambiente;
-la atención preferencial a los más necesitados de la comunidad. La opción preferencial por el pobre debe valorarse por encima de una “estricta justicia” , que, aplicada, es injusta, pues: summum ius, summa iniuria. Tal opción preferencial exige en ocasiones la renuncia de privilegios o desigualdades injustificables.
Conclusión: el ideal es la justicia, el trato justo, pero en la vida ordinaria, en tantas y tantas ocasiones, tal justicia es eliminada, (“ajusticiada”), por las corrupción en sus diversas manifestaciones..
Nos fijamos en criterios sobre la justicia y en algunas situaciones de justicia en general y de la corrupción en particular.
La justicia Dignidad y riesgo
En teoría, todos aplauden la justicia como indispensable para un mundo humanizado donde deben regir los derechos humanos, pero, en muchas ocasiones, quien manda no es la justicia sino la ideología de partido o de una nación que interpreta el concepto del trato justo y formula según sus intereses, los deberes y obligaciones de los ciudadanos. El árbol social no da buenos frutos porque sus ramas no descansan, lamentablemente, sobre las raíces de la justicia, sino sobre una determinada ideología o el poder absoluto de un partido político, o de una persona que actúa como dictador..
No es de extrañar que para muchos, la justicia está subordinada a su ideología provocando una fuente de dolor, hambre y muerte Ante esta situación, está justificado el grito del corazón que clama: ¡un mundo humanizado por la justicia! ¡unas relaciones interpersonales en armonía con los derechos humanos! ¡unas estructuras, instituciones y autoridades al servicio de toda comunidad local, nacional e internacional!
Identidad
Muchos son los conceptos sobre la justicia aunque siempre con un denominador común: la equidad, la rectitud, la igualdad y el dar lo debido al prójimo.
¿Identidad de la justicia? Es la virtud que establece la rectitud y la equidad en las relaciones humanas y la que ordena las facultades personales (Aristóteles). Se trata de una virtud cardinal que regula al yo con el tú-social. Incluye otras actitudes para que la conducta sea aceptable en la aplicación de los derechos ajenos, el uso de cosas y el trato de personas.
Su tarea principal consiste en: orientar para dar a cada uno lo que se debe, su derecho, (Ulpiano, San Agustín, Santo Tomás). Esta virtud cardinal se encarga de regular las relaciones interpersonales según una norma de igualdad.
Como opción: justa es la respuesta adecuada ante una situación presente que incluye un conjunto de virtudes para el recto obrar, propio de una conducta ordenada.
Como relación interpersonal exige el reconocimiento y el respeto de los derechos humanos mediante el cumplimiento de las obligaciones y de los compromisos correspondientes.
Su dinámica: consiste en la alteridad obligatoria en base a la equidad. Al derecho ajeno responde el deber personal. Tanto la justicia-actitud personal como la justicia-relación interpersonal giran en torno a una norma dada y a un orden establecido que se aplican a una determinada situación.
Lo que exige una justicia transformadora
La justicia no se limita a ser guardián del orden establecido, sino motor para transformar el mundo según la dignidad humana de sus miembros. Y para que la justicia ayude en el proceso de transformación personal se impone que cada individuo tome conciencia de su dignidad como persona, de su vocación comunitaria, de sus derechos y deberes humanos. Por lo tanto, es preciso liberar al miembro de la comunidad de cuanto impida el respeto a los derechos ajenos; urge también cambiar la mentalidad y fortificar a la persona para que afronte y supere los obstáculos y gérmenes de injusticia como son el egoísmo, la insensibilidad, el abuso de la autoridad, etc.
Tareas de la justicia en las relaciones interpersonales. Son varias:
-el respeto a los derechos ajenos mediante el cumplimiento de los propios deberes, a los que se debe unir el sentido de fraternidad o del amor cristiano.
-la disposición y eficaz respuesta de dar al otro lo que le corresponde según la normativa actualizada y el juicio sincero de la propia conciencia;
-la recta ordenación entre las personas y los grupos desde una óptica universal, planetaria,global, pero teniendo en cuenta la situación y la cultura del medio ambiente;
-la atención preferencial a los más necesitados de la comunidad. La opción preferencial por el pobre debe valorarse por encima de una “estricta justicia” , que, aplicada, es injusta, pues: summum ius, summa iniuria. Tal opción preferencial exige en ocasiones la renuncia de privilegios o desigualdades injustificables.
Conclusión: el ideal es la justicia, el trato justo, pero en la vida ordinaria, en tantas y tantas ocasiones, tal justicia es eliminada, (“ajusticiada”), por las corrupción en sus diversas manifestaciones..