El fenómeno migratorio centra la cuarta jornada de la Cátedra de Teología "Arzobispo Pont i Gol" Daniel Palau: "Ver al Papa en Canarias expresaría el deseo de una integración bidireccional"

Después de cuatro años sin que la Cátedra de Teología Pastoral “Arzobispo Pont i Gol” celebrase ninguna jornada anual de reflexión (la última fue telemática, en 2021, en medio de la pandemia de coronavirus, “evidenciando que hace falta más preparación técnica para dialogar si no se hace en persona”, como apunta su director, el presbítero Daniel Palau), el pasado 3 de enero este espacio de diálogo eclesial aterrizó —de nuevo, físicamente— en el Ateneo Universitario Sant Pacià. Y en él se profundizó en una realidad que, paralelamente, sigue aterrizando en avión desde hace años en los países del continente europeo, el de la migración.

“Hoy en día, son muchos más los migrantes que llegan a países como España a través de este medio de transporte que de patera”, afirma Palau, quien es también decano de la Facultad de Teología de Cataluña y rector de las parroquias de Corbera de Llobregat. Ésta ha sido una de las causas por las que territorios como Cataluña "han visto crecer su demografía en los últimos veinte años", tal y como pone de relieve este sacerdote, y que han llevado a la Iglesia a "no vivir exenta para crecer y madurar a partir de esta nueva realidad“. Un fenómeno reflejado más claramente en lugares como Canarias.

"Los migrantes y los agentes receptores pueden redescubrir una nueva forma de vivir"

“Allí, la complejidad de las migraciones se agudiza y se refleja en la llegada de las víctimas directas de un tráfico mafioso en los países de origen, que son siempre los más pobres y vulnerables”, como añade el director de éstacátedra nacida en 2018 y que, en temas como el de las migraciones, "no pretende ocupar el lugar ni ser la alternativa de ninguna otra plataforma que quiera profundizar en esta materia de análisis", detalla Palau. “Que el Papa vaya a Canarias –continúa–, como se ha sugerido recientemente, serviría para denunciar mejor este agravio y para expresar un deseo interno de la Iglesia, en el que la integración sea bidireccional”.

Alineándose a las palabras del pontífice, que durante su pontificado ha manifestado su denuncia constante hacia uno de los problemas más acentuados en pleno siglo XXI, Daniel Palau señala que “las cuatro etapas que intervienen en el proceso que podamos ejecutar desde las sociedades receptoras [acoger, proteger, dignificar e integrar] no son sólo teóricas y deben llevar a las sociedades hacia una integración mutua, es decir, en que el migrante y el receptor redescubran una nueva manera de vivir y de entenderse”.

En este encaje, “en el que las pastorales que trabajan con personas inmigradas todavía tienen mucho que hacer”, en palabras de Palau, “tienen cabida ideas frescas y renovadas como las del texto Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes, en cuya configuración participó el actual obispo de Sant Feliu de Llobregat, Xabier Gómez, mientras fue director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española”. "Quiero alabar el trabajo de reflexión hecho", sostiene el cura.

La persona desconocida, "un interrogante que se convierte en respuesta"

Daniel Palau confirma que una de las tesis que "hacen pensar más" en el seno de las pastorales dedicadas a acompañar a los migrantes es "cómo concebir la personadesconocida”, es decir, la que migra "con una acreditación que, en la mayoría de los casos, se percibe tan sólo en su mirada“. "Él es una interpelación y una sospecha que cuestiona aspectos que se dan por seguros", admite, antes de reconocer que "hablar de migración es abrir un diálogo que no se puede cerrar de un día para otro, ya que conviene paciencia y coraje, más allá de la esperanza que este Año Santo se siga manifestando en los corazones de los cristianos”, concluye Palau. Una esperanza que abrazará a los migrantes en su particular Jubileo, del 4 al 5 de octubre, en Roma.