Tras la detención de Carola Rackete y la muerte de migrantes en el mar Red de Migrantes con Derechos de Alicante: "Se criminaliza el hecho de salvar a las personas de morir ahogadas en el mar"
"También hemos visto cómo un barco de Open Arms ha permanecido parado en el puerto de Barcelona durante semanas, por impedimentos burocráticos del gobierno español"
"Estas personas tienen que esperar meses para poder tener una cita en la que se revise su solicitud de protección internacional"
"En Alemania se ha aprobado una polémica ley para agilizar el proceso de deportación de inmigrantes"
"En Alemania se ha aprobado una polémica ley para agilizar el proceso de deportación de inmigrantes"
| Red Migrantes con Derechos
Desde la Red Migrantes con Derechos de la Diócesis de Orihuela-Alicante, ante la situación que vienen padeciendo las personas migrantes y refugiadas, queremos salir al paso y manifestar nuestra indignación ante la constante vulneración de sus derechos.
No queremos permanecer indiferentes ante el cúmulo de situaciones que están sufriendo algunas organizaciones humanitarias y otras personas que se dedican a acoger, proteger, promover e integrar a las personas migrantes y refugiadas.
Estamos asistiendo a acontecimientos en los que se criminaliza el hecho de salvar a las personas de morir ahogadas en el mar, como es el caso de la detención de la capitana del Sea-Watch 3, Carola Rackete, en el puerto de Lampedusa. También hemos visto como un barco de Open Arms ha permanecido parado en el puerto de Barcelona durante semanas, por impedimentos burocráticos del gobierno español que le impedían ejercer su labor de rescate de personas.
Nuestro gobierno ha cambiado la legislación para acoger a las personas refugiadas en los centros de atención a inmigrantes. Sin embargo, constatamos la cruel realidad de que estas personas tienen que esperar meses para poder tener una cita en la que se revise su solicitud de protección internacional y, en ese periodo de tiempo, nadie se ocupa de ellos, por lo que se ven abocados a vivir en la calle. Una de estas personas, Marie, afirmaba lo siguiente: "Cuatro años esperando respuesta son muchas horas de miedo".
"Cuatro años esperando respuesta son muchas horas de miedo"
Más grave es la situación cuando los que viven en la calle son menores no acompañados (MENAs) o mayores de 18 años que han dejado de estar tutelados por el gobierno y se les deja literalmente en la calle. La solidaridad de algunas comunidades cristianas, tanto en Barcelona, como en otros lugares del país, hace posible que al menos tengan un techo bajo el que dormir.
Fuera de nuestro país, la situación no es mejor, ni mucho menos. En Italia, asistimos con incredulidad a reiteradas decisiones en contra de acoger a los refugiados que llegan a este país, es más, se ha cerrado uno de los mayores centros de refugiados de Europa, que estaba en Sicilia. A otro nivel, en Alemania se ha aprobado una polémica ley para agilizar el proceso de deportación de inmigrantes, lo que supone un giro en las políticas de acogida. A estas noticias, hemos de añadir la aparición de partidos políticos claramente xenófobos en muchos países de Europa, incluido nuestro propio país, en el que escuchamos discursos que nos llevarían a dar pasos atrás en las garantías de derechos humanos conseguidas durante mucho tiempo y esfuerzo.
También en EE.UU. y en México se está comenzando a perseguir a las personas que acogen y ayudan a los migrantes y refugiados, provocando imágenes vergonzosas de religiosos y religiosas detenidos y esposados.
Resuenan en nuestro corazón las recientes palabras del Papa Francisco: “¡Son personas, no se trata sólo de cuestiones sociales o migratorias!... “No se trata sólo de migrantes”, en el doble sentido de que los migrantes son antes que nada seres humanos, y que hoy son el símbolo de todos los descartados de la sociedad globalizada” (Homilía del Papa Francisco en la Misa por los Migrantes, con motivo del VI Aniversario de su Visita a la Isla italiana de Lampedusa, 8 Julio 2019).
Desde la Red Migrantes con Derechos, nos unimos a tantas voces que, en la Iglesia y en la sociedad, manifiestan su inmenso dolor ante las tragedias humanitarias que día a día afectan a migrantes y refugiados en el mediterráneo y en tantas partes del mundo.
Queremos manifestar nuestra indignación y recordar que, detrás de estos flujos migratorios, está siempre la inhumanidad de un sistema económico injusto en el que prevalece el lucro sobre la dignidad de la persona y el bien común, así como la violencia y la pobreza que genera la guerra, el hambre y la persecución por motivos políticos, del color de la piel, sexo, religión...
Creemos que la Unión Europea y otros gobiernos de nuestro mundo, están faltando gravemente al deber de hospitalidad, al deber humano de acoger y proteger a quienes están en grave riesgo de perder su vida. Hay mucha generosidad, solidaridad y humanidad en el comportamiento de personas, grupos e instituciones pero, en su conjunto, la reacción de las sociedades europeas está lejos de ser la que debiera.
Por todo ello, alzamos nuestra voz y pedimos a los gobiernos y a sus representantes que no pongan dificultades para realizar este trabajo humanitario. Llamamos también a toda la sociedad en su conjunto a expresar su rechazo a todas las políticas que conlleven la discriminación y la exclusión de las personas migrantes y refugiadas, así como la vulneración de sus derechos humanos más básicos. “La grandeza política se muestra cuando, en momentos difíciles, se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo” (Papa Francisco, Laudato Si, 178).