La Comisión Europea ha asegurado que el objetivo es ofrecer siempre una comunicación inclusiva (sic) Comisión Europea y el esperpento: felices fiestas, pero sin feliz Navidad
La comisionada para la Igualdad de la Comisión Europea ha publicado una guía interna para sus trabajadores, en la que invita a felicitar las fiestas en lugar de felicitar la Navidad. De esta forma, dice la guía, se evita considerar que alguien es cristiano y se respeta a aquellos que tienen tradiciones religiosas diferentes.
| Alfredo Sepúlveda Sánchez
La Navidad se celebra en el orbe cristiano desde el momento en que se convirtió en religión del imperio romano a finales del siglo IV, y vino a sustituir a la fiesta de la Saturnalia romana que representaba el solsticio de invierno y honraba al dios Saturno. Por ello, la celebración del ignoto nacimiento de Jesús es el 25 de diciembre. Esta celebración, crucial en el cristianismo, es la manifestación de la encarnación el Verbo: Dios se hace hombre.
Este nacimiento se celebra desde hace más de 1600 años, con más o menos fe o entusiasmo, con incierto acierto por sus muchas connotaciones consumistas, o incluso por simple tradición cultural e histórica sin apego a religión alguna. Es propio de la historia y cultura europea, además de la fe mayoritaria de los ciudadanos de la misma Europa. Se come, se bebe y se celebra de mil formas, entre ellas, con periodos vacacionales en los que gran parte de la actividad se detiene y aumenta la actividad ligada al ocio y a la religiosidad. Las calles se iluminan, se forman mercadillos, las compras se multiplican por ciento y se disparan los regalos navideños.
Pues bien, Helena Dalli, comisionada para la Igualdad de la Comisión Europea ha publicado una guía interna para los trabajadores de la citada Comisión, en la que invita a felicitar las fiestas en lugar de felicitar la Navidad. De esta forma, dice la guía, se evita considerar que alguien es cristiano y se respeta a aquellos que tienen tradiciones religiosas diferentes.
Pero lo cierto es que las fiestas que se felicitan son las de Navidad. Para Helena Dalli se pueden celebrar unas fiestas pero no señalar cuáles son, lo que además de una sandez es puro fariseísmo. Se llega a tal payasada que se invita a los trabajadores a que, cuando pongan ejemplos, no utilicen nombres tan populares como pueden ser María o Jon, porque no ofrecen la diversidad cultural que hay en Europa en estos momentos.
Esto recuerda la transmisión televisiva realizada en 2020 en un canal de Hamas en Gaza. Ahmad Kulab, Jefe del Departamento de Capacitación de Predicadores del Ministerio de Dotaciones Religiosas de Hamas advirtió que está prohibido que los musulmanes feliciten a los cristianos en sus celebraciones navideñas y explicó que esto sería negar la fe islámica. Agregó que las celebraciones de las fiestas cristianas deben restringirse a los hogares o lugares de culto cristianos. La raíz de la estulticia es la misma ignorancia en un caso y en otro.
Por su parte, desde la Comisión Europea han asegurado que el objetivo es ofrecer siempre una comunicación inclusiva, garantizando así que todos sean reconocidos independientemente de su sexo, religión u origen étnico. ¡Comunicación inclusiva! Palabra mágica que nos hace buenos, amables, tolerantes y…
Tamaña y grandilocuente estupidez ha sido retirada después de las múltiples voces contrarias, pero su autora no ha dimitido ni ha sido cesada por incompetente. Para salir al paso ha manifestado:
«Mi iniciativa de redactar una directriz como documento interno para la comunicación del personal de la Comisión en sus funciones, tenía como objetivo lograr un objetivo importante: ilustrar la diversidad de la cultura europea y mostrar la naturaleza inclusiva de la Comisión Europea hacia todos los ámbitos de la vida y creencias europeas: los ciudadanos.
Sin embargo, la versión de las guías publicadas no cumple adecuadamente este propósito. No es un documento maduro y no cumple con todos los estándares de calidad de la Comisión.
Las directrices claramente necesitan más trabajo. Por lo tanto, retiro las directrices y seguiré trabajando en este documento.»
Pero no deja de ser importante lo siguiente:
- Afirma que no es un documento maduro y que no cumple con todos los estándares de calidad de la Comisión, es decir, sostenella y no enmendalla, porque una vez que el «iletrado populacho» esté maduro se impondrá el mantra ideológico y progre.
- Hay una intromisión absolutamente ilegítima hacia los trabajadores de la Comisión Europea, a los que se les pretende adoctrinar como menores de edad o discapacitados.
De ello resulta que «amenaza» con volver a repetir tamaña ignominia cultural, histórica y contra la libertad religiosa, pero también es muy grave porque podría estar violando la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en virtud del artículo 10: Libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, como suele ocurrir cuando se pretende cambiar una religión, laica o no, por otra con sus propios dogmas y sacerdotes.