310 millones de cristianos estaría bajo persecución Iglesia "calla" ante persecución de cristianos...
Hoy la iglesia está preocupada por el calentamiento global, la ecología, el Amazonas, las migraciones, pero ¿por qué calla por sus miembros que son perseguidos, maltratados y martirizados? En las diócesis está de moda crear departamentos absurdos como el llamado “pastoral de la ecología”, pero ¿por qué no se organizan redes de ayuda a nuestros hermanos perseguidos...?
| Hugo Valdemar Romero - ContraRéplica
Terrible persecución, escandaloso silencio
La organización Puertas Abiertas, ha dado a conocer su informe Persecución Mundial 2020, en la que recoge información a nivel mundial. Más de 260 millones de cristianos sufren persecución alta, muy alta o extrema en 50 países del mundo, 15 millones más que en 2019. El aumento se debe a que la persecución en China se ha radicalizado y a que el número de cristianos en Egipto se ha actualizado. Los autores del estudio señalan que otros 23 países sufren persecución alta. El número de cristianos en esta situación aumentaría hasta 310 millones.
De los datos se desprende que 2.983 cristianos han sido asesinados por odio a su fe, 1.312 menos que el año anterior, un descenso que se atribuye a la reducción del número de cristianos martirizados en Nigeria. De manera dramática, han aumentado los ataques a las iglesias y edificios cristianos, pasando de 1.847 a 9.488 en tan solo un año.
El informe también revela que 8.537 cristianos sufren agresiones sexuales y que 630 han sido obligados a casarse con un no cristiano. Las mujeres en muchos casos sufren más tipos de persecución que los hombres.
Según el listado, estos 11 países sufren persecución extrema, encabezados por Corea del Norte, seguido por Afganistán y Somalia. Después se sitúan por este orden: Libia, Pakistán, Eritrea, Sudán, Yemen, Irán, India y Siria. Después siguen los países que sufren persecución "muy alta": Nigeria, Arabia Saudí, Maldivas, Irak, Egipto, Argelia, Vietnam, China, República Centroafricana, Marruecos, Burkina Faso, Mali, Nepal, Jordania, Túnez, Turquía, Bangladés, Etiopía, y Kenia, entre otros.
Si bien estos números son terribles, resulta aún más escandaloso el silencio de la Iglesia y de los países occidentales que no hacen casi nada para remediar la persecución, ni siquiera se denuncia lo que sucede, guardando un ominoso silencio. Se extraña la voz del Papa y de los obispos; es sospechoso el silencio de los medios de comunicación; es muy triste y lamentable la indiferencia de los cristianos que hacen como si nada pasara, como si esos bautizados no fueran nuestros hermanos, miembros del mismo cuerpo de Cristo que es su Iglesia y del que todos formamos parte. Nos dice San Pablo que, si un miembro del cuerpo sufre, todo el cuerpo sufre. Y entonces ¿por qué nuestra indolencia?
Hoy la iglesia está preocupada por el calentamiento global, la ecología, el Amazonas, las migraciones, pero ¿por qué calla por sus miembros que son perseguidos, maltratados y martirizados? En las diócesis está de moda crear departamentos absurdos como el llamado “pastoral de la ecología”, pero ¿por qué no se organizan redes de ayuda a nuestros hermanos perseguidos, mínimo un apostolado de oración por ellos? Que Dios perdone nuestra superficialidad, frivolidad e indolencia. De ello también daremos cuenta en el día del juicio.