Arzobispo de Guadalajara constituye un primer equipo para hospitales públicos Así se preparan sacerdotes de Jalisco para atender a enfermos de coronavirus
*Cardenal José Francisco Robles Ortega designa al Pbro. Gustavo Alexis Márquez, de 31 años, como coordinador de esta pastoral.
*Ocho sacerdotes estarán sirviendo en cinco nosocomios de la ciudad de Guadalajara.
*Prestarán su labor por 22 días y después serán aislados por otros 14 días más a fin de prevenir cualquier contagio.
*Contarán con equipos de protección que fueron donados por bienhechores y proporcionados por autoridades sanitarias de Jalisco.
*Prestarán su labor por 22 días y después serán aislados por otros 14 días más a fin de prevenir cualquier contagio.
*Contarán con equipos de protección que fueron donados por bienhechores y proporcionados por autoridades sanitarias de Jalisco.
| Guillermo Gazanini Espinoza
México se encuentra en la etapa más crítica de contagios por coronavirus y el acompañamiento espiritual a los católicos que sufren esta enfermedad y sus familias, requiere de la urgente capacitación que permita la presencia de sacerdotes en hospitales para atender a todos los que viven este drama que, hasta la primera quincena de mayo de 2020, ha cobrado la vida de casi 4 mil 500 personas a nivel nacional y más de 43 mil contagios acumulados en el territorio mexicano.
Algunas diócesis del país han respondido conscientes de la responsabilidad y sabedores de que la Iglesia debe acompañar a los enfermos. La arquidiócesis de Guadalajara se ha puesto a la vanguardia al preparar un equipo de jóvenes sacerdotes capacitados por médicos, psicólogos y profesionales de la salud para intervenir espiritualmente y dispensar sacramentos a los postrados por el virus.
En entrevista, el padre Gustavo Alexis Márquez (1989), ordenado en 2016 y quien este 15 de mayo cumple cuatro años de vida ministerial, cuenta a nuestros lectores el proceso de formación del primer equipo de ocho sacerdotes nombrados por el cardenal José Francisco Robles Ortega quienes contarán con todas las facilidades de las autoridades sanitarias del Estado de Jalisco para ingresar a las áreas covid de cinco hospitales públicos de la capital. A decir del joven coordinador, esta es una misión que, en la perspectiva de la fe cristiana, quiere llevar esperanza para transformar la realidad en este momento de la historia en este Estado del occidente mexicano donde se han contagiado 747 personas y fallecido otras 64. De acuerdo con las autoridades, la tasa de covid en Jalisco es de 8.8 casos por cada cien mil habitantes.
-Padre Gustavo, ¿Cómo fue que surge esta iniciativa que ha impulsado el cardenal Robles Ortega?
La idea de preparar sacerdotes es para atender la necesidad, por el momento no grave en el Estado de Jalisco y bastante controlada según la Secretaría de Salud, en cuanto a los contagios. La situación de los enfermos hospitalizados por covid es bastante difícil porque están aislados o el trato con el personal de salud es detrás de mascarillas y trajes de protección. El contacto con la familia es limitado, para algunos se reduce a una forma de comunicación electrónica con tabletas, celulares o videollamadas. Se pensó que la tarea de los sacerdotes, en diálogo con la Secretaría de Salud, pudiera, primero, ayudar a mejorar el ánimo y el clima de tensión en estas áreas, además de paliar la situación de los familiares, sobre todo en los momentos de pérdida y, por supuesto, llevarles los sacramentos de la unción y la reconciliación a los enfermos que lo requieren. Como Iglesia debemos responder por ellos.
-Se conformó un equipo de ocho sacerdotes del cual usted es coordinador. ¿Cómo fue que se hizo esta selección?
Se recogieron las inquietudes de algunos hermanos que levantaron la mano mucho antes de este llamado. Acudieron ante el señor cardenal y se comenzó a trabajar en un proyecto que reuniera, primero, las inquietudes y después, una convocatoria que pudiera sumar a más sacerdotes para este trabajo. ¿Cómo se eligieron? Primero se exigieron algunas condiciones como gozar de buena salud, de capacidades para el uso del equipo para su instalación y desmontaje, no ser mayores de 55 años y no sufrir de hipertensión, diabetes, obesidad mórbida, asma o enfermedades respiratorias. En cuanto a las condiciones emocionales, debe tener salud emocional óptima, facilidad de trabajo bajo presión, habilidad para el acompañamiento durante el duelo, disposición para afrontar las crisis, capacidad de trabajo en equipo y atender indicaciones. También se dieron algunas condiciones sobre la residencia donde el sacerdote estará limitado a no salir de ella y sus traslados al hospital deben ser bajo resguardo, además de diversas medidas y condiciones en casa porque el sacerdote que entre en contacto con áreas covid se convierte en un factor de riesgo. Una vez terminado el trabajo pastoral, el cual será por 22 días, después de la última visita a un área covid, el sacerdote deberá vivir en cuarentena por catorce días para descartar cualquier riesgo y situación de contagio.
-En su mensaje, el arzobispo Robles Ortega señala un Plan integral de sa lud para quienes padecen de covid 19 y sus familias. ¿En qué consiste?
Quizá uno de los apostolados más grandes en este tiempo es hacia las familias porque las áreas son muy restringidas y en las que el sacerdote debe estar poco tiempo para realizar tareas precisas y evitar cualquier entorpecimiento de las funciones del área. La mayor parte del apostolado de los padres se realizarán en los entornos de las áreas covid con familias y personal de salud. Las familias están en una condición de tensión, los ánimos suben y el ambiente se caldea con las noticias que llegan. Uno de los médicos que nos capacitó nos dijo que el covid es una enfermedad cambiante, no puede haber solamente un diagnóstico y un pronóstico puesto que el enfermo por la mañana podría estar bien y empeorar en la tarde. Todo esto tensiona a los familiares y peor aún si no tiene noticias o no ve a su enfermo. Por eso el trabajo con las familias es importante al igual que realizar con ellos los procesos de cierre, las exequias de aquellos que lamentablemente pierden la vida en espacios designados por los hospitales… Esta tarea será muy importante de parte de los sacerdotes, la escucha, atención, diálogo y consuelo.
-Recibieron capacitaciones en los hospitales del Estado, ¿En qué consistieron?
Fueron tres capacitaciones que brindó la Secretaría de Salud coordinadas por la doctora Ana Gabriela Mena. Primero trató sobre las generalidades de la enfermedad, su comportamiento, modos de contagio y las características del SARS COV 2. La segunda capacitación trató sobre los modos de contagio y las consecuencias y síntomas, sobre formas detalladas del comportamiento de la enfermedad y su transmisión ya que es muy importante que el sacerdote esté siempre alerta de su propia salud. La tercera capacitación fue sobre el uso de traje, guantes, gogles, careta, del equipo de protección y su correcta colocación, pero, sobre todo, cómo quitarlo correctamente para evitar cualquier posibilidad de contagios. El doctor David Enríquez nos decía que una de las causas de contagio entre personal sanitario es cuando, al quitarse el traje en las áreas destinadas para esto, no se extreman las precauciones pertinentes. En esto fue muy cuidadoso y atento de que se hiciera puntualmente todo el procedimiento para desmontar el traje e incluso, en la práctica, advertir de los potenciales momentos en los que se pudiera estar contagiado. En corto, nos indicó todas las ocasiones en las que había riesgo por haber descuidado cualquier instrucción, en eso fue muy minucioso. La capacitación tuvo dos complementos, los procesos de duelo y otro brindado por la hermana Susana Lúa, religiosa y médico paliativista, quien nos formó en un curso al que llama “Enfermo, terreno sagrado” y que trata de la sensibilización y cuidado pastoral de los enfermos, los procesos de cierre con las familias que, en los cuidados paliativos, son importantes para el duelo.
-Los equipos que usarán, ¿Cómo serán adquiridos, ¿Quiénes los proporcionarán?
La Secretaría de Salud se ha comprometido a proporcionar los elementos necesarios para la pastoral. También, al conocerse la noticia, dos bienhechores, decidieron donar, cada uno, el traje de protección completo para cada sacerdote, de modo que tienen dos extras para cualquier contingencia. La situación puede empeorar en cualquier momento, por eso de ha de ser precavido y cuidadoso para no mermar o quitar trajes para médicos o enfermeras. Nosotros tendremos dos trajes de reserva para cualquier situación. Los trajes son desechables, lo único que se conserva son los gogles y careta que pasan por un proceso de desinfección o sanitización.
-¿Cómo será la asignación a los hospitales? ¿Cuál es el plan trazado?
Tenemos cinco hospitales de la Secretaría de Salud con áreas covid y son el Hospital General de Occidente, las clínicas 110 y 46 del IMSS, y los hospitales civiles Fray Antonio Alcalde y Juan I. Menchaca. Estos son hospitales covid designados por la Secretaría de Salud en la zona metropolitana de Guadalajara. En otras ciudades medias pertenecientes al territorio arquidiocesano, como Ocotlán y Ameca, hay áreas covid donde se recibe a los pacientes y luego, en una estrategia del gobierno del Estado, se concentran en Guadalajara. En una segunda etapa se capacitarán a más sacerdotes para atender esas poblaciones porque ellos son de esas mismas localidades. Es necesario añadir que hay otros dos sacerdotes que se capacitan pastoralmente para atender el reclusorio de Puente Grande. Ahí hay infectados por covid, están en área separada, por lo que habrá sacerdotes para ingresar con el equipo adecuado.
-Estas responsabilidades pastorales no eximen de que, en el aspecto físico, humano, los sacerdotes estén bajo estrés y presión. ¿Tendrán algún acompañamiento psicológico y espiritual?
Tuvimos la previsión de contar con un equipo de sacerdotes y laicos externo. Un servidor, responsable de la coordinación, tendrá las facilidades para entablar diálogo y contacto con las autoridades y de información para el arzobispo. Un grupo sacerdotal, uno de ellos es médico, estarán vigilando la salud de los participantes y la psicóloga realizará visitas a pequeñas comunidades de cuatro sacerdotes para otorgarles terapias y pláticas en el ámbito del equilibrio emocional.
-¿Cuál es la media de las edades de este primer equipo?
No pasa de los 35 años. El menor tiene 30 años y el mayor, entre 40 o 41 años.
-Hay sacerdotes quienes, con muy buena voluntad y disposición, se arrojan a la atención de enfermos y sus familias sin la debida capacitación o medidas de precaución. ¿Qué podría recomendar a esos colegas?
Es necesaria la capacitación porque ponemos en riesgo la salud propia y la de los demás. Es un acto responsable acudir en la búsqueda de preparación ante las autoridades sanitarias para tener la formación pertinente para nuestro bien y el de nuestras comunidades. Es un acto de responsabilidad. En el ámbito de la fe es un deber cristiano salvaguardar la vida. El celo y caridad pastoral de muchos sacerdotes también debe someterse a las medidas sanitarias. Esto es muy importante. No nos arriesguemos ni pongamos en riesgo a los demás. Vale la pena puntualizar que la atención de las personas que padezcan cualquier otra enfermedad en este tiempo no debe prescindir de las medidas sanitarias como el lavado de manos correcto, de la higiene y lavado de ropa usada después de visitar a un enfermo en su casa o domicilio, el cubrebocas, la careta de protección. La precaución no está por demás. Es como un seguro, es mejor tenerlo, pero no ocuparlo.
-¿Qué diría finalmente a nuestros lectores, qué mensaje envía usted que tiene esta particular responsabilidad de coordinar esta delicada e importante misión?
La fe de los cristianos ha impregnado al mundo de esperanza. Este es un momento fundamental para ello. Para recordar lo mejor de nosotros, nuestra vocación y servicio, las capacidades y talentos dispuestos al servicio de los hermanos que nos esperan. Ojalá que cada uno de nosotros, desde nuestra trinchera, estemos dispuestos para construir el bien.