Adviento o la esperanza colmada

Hoy, la ciudad de Salamanca ha amanecido con neblina. Costaba distinguir de lejos los más nobles edificios de la ciudad. Un frío húmedo y desapacible nos envolvía por todos lados y nos obligaba a abrigarnos bien para que el frío no penetrara en nuestro interior. "Mañanita de niebla, tarde de paseo" Así ha sido; un sol radiante ha aparecido esta tarde y ha llenado de luz y de color nuestra ciudad.
Hoy, salamanca ha encendido ya luces para Navidad. Ahora que sólo es Adviento y aún nos quedan unos días preciosos que vivir en vela y preparación para la Navidad. Somos impacientes y superficiales. No respetamos los tiempos de la Iglesia. Aún peor, hay una campaña comercial que dice: "Ya tenemos el turrón. Ya es navidad". ¿Se creerán en serio que el turrón es lo que hace posible la Navidad? La Navidad es un nombre propio: JESÚS, el Señor de la vida y de la historia.
Hoy en algunos centros comerciales anuncian que ya es Navidad. Y no entiendo por qué si la celebración del nacimiento del Hijo de Dios es el día 25 de diciembre. Nos quieren empujar al consumismo prematuro y quieren secuestrar nuestra Navidad. ¡Pues no! Hace poco el "viernes negro", hoy, que ya es navidad y mañana otra disculpa para que consumamos sin freno.
Ahora es Adviento y vamos a vivir el Adviento en su plenitud.
Jesús es el que rompe las neblinas de nuestra vida y se abre paso como un sol radiante; y eso merece celebrarse. Cuando hablamos del Adviento siempre lo hacemos mirando hacia el futuro y no descubrimos que el Adviento es un presente lleno de vida actual porque Dios se ha encarnado en él. Nuestra celebración de la Navidad no es futura; es presente. Jesús, el Enmanuel, Dios con nosotros, no nos espera en el futuro inmediato, está con nosotros ya, viviendo, celebrando compartiendo su vida y su muerte, hecho carne entre nosotros... Por eso hemos de vivir el Adviento en clave de presente, de esperanza que ya se ha cumplido. Un Adviento que no puede ser como una neblina que nos obliga a abrigarnos de nuestro entorno y a cerrar los ojos ante los que caminan con nosotros. Adviento es camino habitado y lleno de nombres en el que Jesús camina con nosotros hasta el encuentro definitivo y total. Adviento es una caricia de Dios a nuestra historia.
En la Obra "Esperando a Godot", dos payasos, Wladimir y Estragon esperan a Godot con la confianza de que un día vendrá, pero Godot, no viene y se frustran sus esperanzas. Nuestro Dios, hecho carne en Jesús, ya ha venido y ha colmado nuestras esperanzas. No es un Dios de futuro sino de rabioso presente. Un Dios que nos ha regalado el calor necesario para no abrigarnos demasiado y alejarnos del entorno buscando lugares más cómodos, castillos de invierno, sino a ser mordiente que nos empuja a la salida y al encuentro, a los lugares de intemperie donde está los descartados de la vida, como dice el papa Francisco. Entonces será Navidad, cuando salgamos al encuentro de manera dinámica, sin cruzarnos de brazos, como los payasos Wladimir y Estragon. Una iglesia que está en vanguardia permanente, en salida a nuevos escenarios. Navidad será, es ya, una realidad que nos hace contemplar y celebrar el gozo de ser hijos de Dios. Navidad no es mañana; es hoy.
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