Este gobierno provisional y de apaños, que no resultado directo de las urnas, quiere aprovechar esta tregua agónica que vive, para poner en letras de neón, precipitadas y grandes conquistas , con consenso o sin él, que le preparen de cara a una consulta electoral que llegará más pronto que tarde.

Lo suyo hubiera sido convocar a los ciudadanos a una consulta después del catastrófico y justo desplome del gobierno anterior por la corrupción, pero eso hubiera podido impedir a Sánchez ocupar la Moncloa que era una de sus obsesiones favoritas, fuera como fuera. Y así lo ha logrado, pero sin un respaldo democrático que le asegure la permanencia. Ahora, ya en La Moncloa, hay que aprovechar la tregua para demostrar al pueblo que están dispuestos a todo con tal de seguir gobernando.

Y lo están haciendo con rapidez antes de que se caiga el andamio, mal armado, en el que se sostiene. No son tan rápidos para tomar iniciativas contra su propia corrupción, sea en los ERES de Andalucía o en el ayuntamiento de Puerto Llano, cuando fue de sus siglas. Todo eso puede esperar porque no es urgente. El paro, la situación política secesionista, la economía sumergida, las subvenciones millonarias a los sindicatos con cuentas poco claras y facturas desorbitadas en restaurantes a fuerza de cenas de trabajo con marisco. ¡Eso que espere!

Pero sí es urgente actuar en todo aquello que roce, de alguna manera, la piel de la iglesia católica: El traslado de los restos de Franco de la Basílica del Valle de los Caídos (¡Esto era muy urgente¡! ¡Y ay si estás en divergencia política en este tema porque te llamarán franquista hasta que te dobles!)

Otro tema urgente era, sin consenso alguno, o sea sin éxito a largo plazo, quitarle importancia a la asignatura de Religión, y despojarla de su fuerza como asignatura evaluable. ¿Para qué necesitan los españoles del siglo XXI saber algo de religión católica? ¿De qué les servirá conocer que hubo un tal Jesús de Nazaret, en el siglo I de nuestra era, que causó la mayor revolución religiosa, cultural y artística de todos los tiempos en nuestro ámbito español y europeo? De qué les servirá conocer la influencia de la fe cristiana en la cultura española que explica la mayoría de las obras de arte que hay en el museo del Prado y otros museos, a lo largo del país, y que atrae, cada año, a millones de turistas impresionados, por la influencia de lo cristiano entre nosotros, catedrales, iglesias, conventos, universidades…

Todo esto suena a cura y no es moderno. Y es que este socialismo nuestro necesita pasar con urgencia una nueva ilustración que le haga despojarse de esa idea casposa y anticlerical que le sale, de vez en cuando, porque no ha conseguido superarla todavía. Lo progresista o es socialista o es retro. Y no hay término medio. ¡Viva mi embudo democrático!

Pues muy bien, como decía la ministra en tono amenazante: “¡No lo vamos a permitir!” Les sale enseguida la vena autoritaria porque todos los socialismos lo son o, al menos, así han acabado allí donde han tenido oportunidad de dominar: La vieja URSS, la empobrecida Cuba, la sandinista Nicaragua, que estos días se desangra a fuerza de opresión contra su pueblo del señor Ortega y su esposa, la pobre Venezuela del inmaduro Maduro, que se ha empobrecido hasta límites increíbles, siendo, como es, uno de los países más ricos de la América hispana…la lista podía seguir y ustedes la conocen.

No hay lugar donde el socialismo, con sus diversos apellidos, sandinista, chavista, comunista… haya gobernado, que no haya traído la miseria más espantosa al pueblo que un día lo aupó porque no sabía lo que esperaba.

El socialismo es un intento de buena voluntad, y no siempre, que sólo se queda en eso y acaba degenerando en abuso de poder y escasez de libertad. ¡O lo progresista, que es lo mío, o nada! Por eso ya está cuestionando también este gobierno, a través de la señora Celaá, ministra de educación, la enseñanza concertada, que ha sido hasta ahora, una oferta de libertad para que los padres puedan escoger la educación que deseen para sus hijos. Un derecho de la persona humana que se recoge en nuestra Constitución (Artículos 16 y 27), en todas las Constituciones de nuestro entorno y en los tratados internacionales que España ha firmado, como ha señalado recientemente la Conferencia Episcopal Española. En el fondo, el socialismo, con sus compañeros de poder, lo que desean es educar ellos en sus valores a los niños, a los jóvenes y a la gente. Véase, si no, el acuerdo para controlar la RTVE, de socialistas y podemitas. Todo un gesto del más puro autoritarismo estanilista.

Para mí, es tan grave poner como no evaluable la Religión como la Historia porque, al fin y al cabo, nuestra historia, por mucho que le pese a los socialistas, se ha construido desde los valores cristianos más originales.

La decisión y la manera de educar a los niños depende, en primer lugar, y sobre todo, de sus padres. Y ellos son los que deben buscar y escoger la manera más apropiada de acuerdo a sus valores y creencias. Y un estado libe debe favorecer toso esto porque está ahí pagado y puesto por los ciudadanos para eso y no solo para construirse buenos chalets y aprobar pagas vitalicias para sus expresidentes y ministros, a las que ninguno, por cierto, renuncia a pesar de sus ideas tan socialistas.

. Ya tenemos, pues, otra asignatura “María” por obra y gracia del gobierno actual. Una asignatura a la que se le va a quitar toda calificación académica y, por tanto, su credibilidad y seriedad

La asignatura de Religión es formación integral y necesaria para entender nuestra cultura y nuestra historia, según la decisión que, en su libertad, toman los padres, y el Estado no puede degradarla o sustituirla por una ética impuesta que no sabemos en qué va a consistir pero nos tememos lo peor. Nos encontraremos, en muy poco tiempo, españoles que no sabrán distinguir a Jesús de Napoleón porque la educación oficial del estado se lo ha impedido. ¿Cómo distinguirán y entenderán la profunda religiosidad que encierran las pinturas del Greco o podrán entender aquello que decía Dámaso Alonso del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz “por aquí ha pasado el Espíritu de Dios”. ¿Qué significará para nuestros jóvenes futuros la obra de santa Teresa de Jesús, que no se entiende sin una formación religiosa mínima, y que ha hecho que España sea conocía en el mundo entero por su mística y su maravillosa literatura del siglo de oro?

Ni siquiera Don Quijote de la Mancha, nuestra obra más excelsa y embajadora cultural de España y del español en el mundo entero, puede entenderse sin una formación religiosa mínima.

No está lejos el día en que los alemanes, por ejemplo, -estamos en Europa- vengan a darnos lecciones de formación religiosa de nuestros propios monumentos y obras pictóricas – porque en Alemania esto se cuida, ya que los españoles seremos unos analfabetos en todo lo que suene a religioso y cristiano.

A esto le llaman “progresista”. Yo lo considero amenaza de dictadura. Menos mal que, según todos los indicios, a este gobierno de Pedro, el breve, le quedan cuatro telediarios aunque sean controlados por los podemitas de Venezuela y Galapagar. Y vendrán otros, y estaremos siempre con la misma cantinela porque hay cuestiones de estado, y la educación es una de ellas, que no pueden dejarse en manos del gobierno de turno porque lo ideologizan.

Me pregunto por qué no valoran y respetan lo que significó el consenso en la transición española que se plasmó en la Constitución de 1978 y ha sido tan útil hasta el día de hoy. Para esto falta la memoria histórica.

No faltarán quien me llame “carca” y hasta “franquista” por mis opiniones, pero mientras dure esta democracia, yo tengo derecho a expresar lo que siento. ¿O no?