Oración para el año nuevo

Jesús, misericordioso, lleno de ternura y compasión por esta humanidad vulnerable y sufriente, mira nuestra pequeñez en el año que ha pasado:
Quisimos volar lejos y nuestras alas se mancharon de alquitrán; estuvimos a punto de conquistar la cumbre y fuimos arrastrados por la tormenta de nuestro vértigo; nos propusimos ser fieles a ti y a los hermanos y nos hemos sorprendido construyendo un muro de separación y de indiferencia, como en Melilla, como en Jerusalén, como en el norte de la frontera de México...
Tendimos las manos y sólo fue para recoger;
miramos alrededor y sólo fue para juzgar;
trabajamos y sólo fue para acumular.
Hemos suspendido en las oposiciones del amor.
En el nuevo año, lava nuestros ojos con el colirio de tu Palabra,
deshiela este corazón nuestro infartado por el frío,
aviva en nuestro interior esas cenizas que aún quedan de ti para que ardamos en la fe,
no permitas jamás que seamos hombres de injusticia, que permitamos la ruina del pobre y lo dejemos en la cuneta de la vida sin sandalias ni vestido, sin trabajo y sin dignidad, porque ese día, como un ladrón, nos mirarás desde lejos y será grande nuestra ruina, como aquel que construyó su casa sobre arena. Y no habrá título ni cargo que podrá remediarlo. Será nuestra soledad.
Que este año nuevo sea esa oportunidad que estábamos esperando para dar un paso necesario. Un paso que sólo puede darse desde el amor incondicional, gratuito, entrelazado de gestos y palabras, de caricias y suspiros, aunque pocos lo entiendan. Si lo entiende Dios, sobra toda nota a pie de página.
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