Sombras que nos inquietan
El papa Francisco ha llegado a decir, en el Consejo Episcopal Latinoamericao (CELAM), formado por 45 obispos de América Latina, que los obispos deben conducir el rebaño, "que no es lo mismo que mandonear" y tienen que ser pastores cercanos a la gente, sencillos y austeros, "hombres que no tengan psicología de príncipes" y "que no sean ambiciosos".Ahora que celebramos los cuatro años de la elección del papa Francisco, descubrimos cómo su decisión de renovar la iglesia, en todas sus instancias, ha llenado de esperanza a no pocos católicos que deseaban ardientemente que cambiara el estilo de la iglesia, convencidos de que el camino por donde transitábamos no conducía a ningún lugar.
Pero no faltan quienes se dedican a poner palos en la rueda del papa Francisco porque no están dispuestos a renunciar a su estilo de vida principesco, ambicioso y autoritario.
Los casos de escándalo, que estamos viviendo en la iglesia en los últimos tiempos, están dejando la imagen de la iglesia católica española por los suelos. La gente sencilla está desorientada –y nos lo hacen ver todos los días- porque no acaban de explicarse qué está pasando aquí. Los jóvenes se reafirman en su deseo de juzgar a la iglesia como una institución poco fiable. ¡Con tantos hombres y mujeres santos y entregados como conocemos y vemos todos los días!
¡Es muy triste! Confiamos en que la casi segura reelección del cardenal Ricardo Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal, traiga un poco más de claridad y ponga a cada uno en su lugar, en la línea del papa Francisco; sobre todo a los obispos que más incertidumbre están creando en la iglesia española en este instante. Veamos algunos ejemplos, ya conocidos por todos.
1)El caso “Romanones” de Granada que nos está dejando atónitos. Y la actitud de su arzobispo, sentado en un banquillo para prestar declaración. Sin entrar en la decisión que tome el juez, la imagen que nos está llegando de nuestra iglesia es muy dolorosa.
2)El caso del Obispo Jesús Sanz y el instituto “Lumen Dei”, que lo ha denunciado por irregularidades económicas que superan los doce millones de euros. El juez de primera instancia de Oviedo ha suspendido el desahucio de las misioneras de la calle Xucla, hasta que se aclaren los procedimientos en los que está implicado el obispo de Oviedo y que podrían llevarle al banquillo, puesto que la querella ha sido aceptada, lo que supone que hay indicios claros de ilícito penal. O sea para ser más claro que “huele mal”.
3)El caso del administrador apostólico de Palma, Sebastiá Taltavull, certificando la actitud errónea del anterior obispo Salinas, el convento de las jerónimas y las murallas de Artá, que ha provocado la denuncia de este ayuntamiento, y más inmuebles, a nombre del obispado, en un acto de voracidad económica, que llevó a cabo el obispo anterior de Palma, Javier Salinas, de triste y escandaloso recuerdo en la Isla, y que el ahora administrador, con plenos poderes, Taltavull, está certificando y apoyando con su actitud de silencio, mirando hacia otro lado, que ha obligado a las religiosas a presentar una demanda civil contra él, que ya ha sido admitida. El sr. Taltavull sigue impertérrito, con su silencio cómplice, a la evidencia y se niega a reconocer la propiedad de las jerónimas sobre su monasterio. Esto está generando un escándalo muy fuerte en Palma. El administrador se escuda en que él no puede hacer nada, pero no es verdad, tiene plenos poderes como administrador apostólico para hacer y deshacer en la diócesis de Palma.
Sr. Taltavull, ¿Qué le ata, si usted tiene plenos poderes para solucionar este tema en cinco minutos? ¿Qué compromisos tiene ya adquiridos? ¿Qué pueden esperar de usted en la diócesis de Palma si viene con estas actitudes de apoyo a la injusticia?
Estamos en un momento muy crítico en la iglesia española: iglesias cada vez más vacías, ausencia de jóvenes, sometidos a una crítica permanente en los medios. ¿Qué está sucediendo? Nos hace falta una fuerte autocrítica que nos lleve, con mucha humildad, a revisar cuáles son los puntos débiles de nuestro quehacer eclesial.
Y todas estas noticias alarmantes en los medios, protagonizadas por algunos obispos, son como auténtica dinamita en el proceso de renovación al que nos ha invitado el papa Francisco. Esta autocrítica no deben hacerla sólo los obispos, no, todos los creyentes hemos de hacerla en las realidades donde nos toca vivir. Ser testigos de Jesús no es sólo estar bautizados: es encarnar nuestro bautismo en las realidades humanas donde Jesús se encarnó para hacer creíble el reino.
Pero no faltan quienes se dedican a poner palos en la rueda del papa Francisco porque no están dispuestos a renunciar a su estilo de vida principesco, ambicioso y autoritario.
Los casos de escándalo, que estamos viviendo en la iglesia en los últimos tiempos, están dejando la imagen de la iglesia católica española por los suelos. La gente sencilla está desorientada –y nos lo hacen ver todos los días- porque no acaban de explicarse qué está pasando aquí. Los jóvenes se reafirman en su deseo de juzgar a la iglesia como una institución poco fiable. ¡Con tantos hombres y mujeres santos y entregados como conocemos y vemos todos los días!
¡Es muy triste! Confiamos en que la casi segura reelección del cardenal Ricardo Blázquez al frente de la Conferencia Episcopal, traiga un poco más de claridad y ponga a cada uno en su lugar, en la línea del papa Francisco; sobre todo a los obispos que más incertidumbre están creando en la iglesia española en este instante. Veamos algunos ejemplos, ya conocidos por todos.
1)El caso “Romanones” de Granada que nos está dejando atónitos. Y la actitud de su arzobispo, sentado en un banquillo para prestar declaración. Sin entrar en la decisión que tome el juez, la imagen que nos está llegando de nuestra iglesia es muy dolorosa.
2)El caso del Obispo Jesús Sanz y el instituto “Lumen Dei”, que lo ha denunciado por irregularidades económicas que superan los doce millones de euros. El juez de primera instancia de Oviedo ha suspendido el desahucio de las misioneras de la calle Xucla, hasta que se aclaren los procedimientos en los que está implicado el obispo de Oviedo y que podrían llevarle al banquillo, puesto que la querella ha sido aceptada, lo que supone que hay indicios claros de ilícito penal. O sea para ser más claro que “huele mal”.
3)El caso del administrador apostólico de Palma, Sebastiá Taltavull, certificando la actitud errónea del anterior obispo Salinas, el convento de las jerónimas y las murallas de Artá, que ha provocado la denuncia de este ayuntamiento, y más inmuebles, a nombre del obispado, en un acto de voracidad económica, que llevó a cabo el obispo anterior de Palma, Javier Salinas, de triste y escandaloso recuerdo en la Isla, y que el ahora administrador, con plenos poderes, Taltavull, está certificando y apoyando con su actitud de silencio, mirando hacia otro lado, que ha obligado a las religiosas a presentar una demanda civil contra él, que ya ha sido admitida. El sr. Taltavull sigue impertérrito, con su silencio cómplice, a la evidencia y se niega a reconocer la propiedad de las jerónimas sobre su monasterio. Esto está generando un escándalo muy fuerte en Palma. El administrador se escuda en que él no puede hacer nada, pero no es verdad, tiene plenos poderes como administrador apostólico para hacer y deshacer en la diócesis de Palma.
Sr. Taltavull, ¿Qué le ata, si usted tiene plenos poderes para solucionar este tema en cinco minutos? ¿Qué compromisos tiene ya adquiridos? ¿Qué pueden esperar de usted en la diócesis de Palma si viene con estas actitudes de apoyo a la injusticia?
Estamos en un momento muy crítico en la iglesia española: iglesias cada vez más vacías, ausencia de jóvenes, sometidos a una crítica permanente en los medios. ¿Qué está sucediendo? Nos hace falta una fuerte autocrítica que nos lleve, con mucha humildad, a revisar cuáles son los puntos débiles de nuestro quehacer eclesial.
Y todas estas noticias alarmantes en los medios, protagonizadas por algunos obispos, son como auténtica dinamita en el proceso de renovación al que nos ha invitado el papa Francisco. Esta autocrítica no deben hacerla sólo los obispos, no, todos los creyentes hemos de hacerla en las realidades donde nos toca vivir. Ser testigos de Jesús no es sólo estar bautizados: es encarnar nuestro bautismo en las realidades humanas donde Jesús se encarnó para hacer creíble el reino.