El populismo nos enfrenta La leyenda negra y la aportación española en América

A propósito de la no asistencia del rey a la toma de posesión de la nueva presidenta de México


Pirámide maya
Pirámide maya Alejandro Fernández Barrajón



He visitado muchos países de la América hispana y no en todos el sentimiento hacia la madre patria es el mismo. En situaciones normales y, generalmente, hay una valoración alta de todo lo español incluso de lo que supuso la conquista y colonización española. Hay quienes hablan de España como la "madre patria" con afecto y admiración y muchos de ellos se sienten orgullosos de sus apellidos de origen español, que son muchos. En otros países, sobre todo coincidiendo con gobiernos muy populistas, el sentimiento antiespañol también es evidente. Recordemos la destrucción absurda de estatuas de Colón en muchos países como expresión de rechazo a la colonización española. Acabo de llegar de México y he visitado, con mis amigos Víctor y Gregorio, la Riviera Maya, especialmente chichen-itza, donde la cultura Maya ( 7000-2000 a.c.) se caracterizó por sus sacrificios rituales, el cultivo del animismo, dotaban de poderes especiales al jaguar, a la serpiente, al ciempiés y al águila. He visitado su pirámide cultual y sus aledaños, llenos de encanto y de construcciones grandiosas y llenas de simbolismo, practicaban sus juegos de pelota donde el ganador era sacrificado para que, como premio, pudiera disfrutar de la vida verdadera, la adoración a los cenotes -He recorrido nadando uno de ellos por su aguas subterráneas- Los Mayas arrojaban ahí a los condenados como castigo. La cultura maya cultivó la arquitectura monumental, la escritura jeroglífica y complejos sistemas astronómicos y matemáticos.

Construcción maya
Construcción maya Alejandro Fernández Barrajón

En una de las hermosas representaciones sobre la historia de México en el complejo Xcaret pude ver cómo trataban con inmenso respeto la llegada de los españoles conquistadores que con sus espadas cortaban la cabeza a los ídolos mayas y cómo la evangelización se fue abriendo paso hasta desplegar en el suelo de un inmenso local-teatro la imagen de la virgen de Guadalupe que suscitó grandes aplausos entre los presentes. La llegada de los españoles supuso un alivio a muchos de los habitantes mayas no solo por la supresión de sus sacrificios humanos sino también por abrir aquella cultura a una gran cultura universal como era la cultura europea en el siglo XV y acceder a la Lengua Española, hoy un instrumento esencial de unidad de nuestros pueblos hispanos. El Español está creciendo en América de manera exponencial. Uno de cada cinco estadounidense es hispano. He podido ver cómo se habla español de manera muy importante en Los Ángeles, en Miami y otros lugares de Norteamérica. El Español llega ya a 600 millones de hablantes y la previsión es que siga creciendo hasta 724 millones en el año 2068.

CENOTE
CENOTE


Es un momento para fortalecer y no debilitar el encuentro entre nosotros, los hispanos. España y México tienen una estrecha relación de fraternidad desde hace siglos que estamos llamados a fortalecer. Unidos somos más fuertes y enfrentados unos a otros somos más débiles. Por eso no tienen sentido estas actitudes provocadoras de López Obrador y su marioneta, Claudia Sheinbaum. Una presidenta que, aunque se vista con el traje maya no es de origen mexicano, para colmo, sino hija de judíos europeos. Otra muestra del populismo manipulador. Lo justo, sensato e inteligente es que el rey de España estuviera presente en la toma de posesión de la nueva presidenta, como lo viene haciendo en todos los países hermanos de América. No tienen sentido estas provocaciones estériles que nos separan a quienes siempre hemos sido y nos hemos sentido hermanos. No permitamos que esto nos separe; allá los políticos con sus salidas de tono. Mexicanos y españoles somos hermanos por muchas razones que el corazón entiende muy bien.
En los últimos días ha surgido la polémica sobre la no invitación al rey de España a la toma de posesión de la nueva presidenta de México, como ha sido costumbre, por la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, por, según el gobierno mexicano, “no pedir perdón” por la conquista. Una manera de seguir y agradecer al presidente saliente López Obrador -nótense sus apellidos españoles- su apoyo para que su candidatura fuera adelante. Si el gobierno de López Obrador se ha caracterizado por un extremo populismo no podía ser menos su sucesora y agradecida sustituta. Tienen como un gran logro democrático que el pueblo pueda elegir a los jueces y no se dan cuenta de que el pueblo está, hoy por hoy, en mano de grupos mafiosos y narcotraficantes que serán los que al final impongan a los jueces con su poder y su dinero. En estos gobiernos populistas el cultivo de la anti españolidad forma parte de los mecanismos políticos para conservar el poder. Es una manera auto afianzarse como líderes fomentando la confrontación. Sucede algo parecido en Venezuela donde Maduro ha llegado a decir que el imperio español mató a Jesucristo y se ha quedado tan ancho, lo mismo sucede en Colombia donde Petro se ha referido al rey de España con adjetivos insultantes. Son artimañas políticas populistas para ocultar los verdaderos problemas que tiene el pueblo. Estas actitudes anti españolistas arrancan del gran nivel de incultura que habita en el pueblo y de la que no se sienten culpables sus actuales políticos (Le echan la culpa a los españoles y problema solucionado) Más le valdría a la nueva presidenta de México afrontar los innumerables problemas de su país, que no son pocos, delincuencia, narcotráfico... y que López Obrador no ha solucionado, en vez de estar tan preocupada de que el rey de España pida perdón por lo que hicieron los españoles hace cientos de años. Es puro populismo. Imagino que por esa misma razón los españoles deberíamos exigir a los romanos y a los árabes que pidieran perdón por sus respectivas conquistas o a Macron que pida perdón por la invasión de España en 1808. Es de locos. Pero será bueno que nos fijáramos en este detalle: Ni López Obrador ni su marioneta, Claudia Sheinbaum, han pedido a Estados Unidos que pida perdón por haberles arrebatado una gran parte de su territorio histórico: California, Nevada, Utah, Nuevo México, la mayor parte de Arizona y partes de las actuales Oklahoma, Kansas y Wyoming. Les da miedo enfrentarse al gigante pero sí se atreven a pedir a España que pida perdón. Es un síntoma de la debilidad que muestra España en el ámbito internacional en este momento. El día del "Grito de Dolores", que conmemora la independencia de México de España, el día 16 de septiembre, me sorprendió este año en Mérida (Nótese el curioso nombre de la ciudad) y tenía mucho interés por conocer esta celebración que reunió en la plaza de Mérida a cientos de mexicanos para celebrar su día nacional. Un acto de patriotismo que me impresionó sobremanera. En ese acto, después de leer desde el balcón del Ayuntamiento, decorado especialmente para el momento, se leyó la carta de independencia y se vitoreó a los líderes de la independencia de México: Don Miguel Hidalgo, el cura que convocó al pueblo de Dolores Hidalgo, tocando las campañas de su iglesia a levantarse en armas contra el dominio de los españoles y el cura español, don José María Morelos y Pavón y otro cura español, don Mariano Matamoros, así como varios frailes, como Fray Servando Teresa de Mier y el P. José María Cos. Es decir que varios españoles tuvieron mucho que ver en el comienzo de la revolución que logró la independencia de México. imagino que López Obrador y su marioneta lo sabrán. Un gobierno español en minoría, que depende de un prófugo de la justicia, para poder mantenerse, que está dividido, por eso algunos miembros del gobierno sí van a asistir a la toma de posesión de la nueva presidenta, contra la política del presidente, que debía ser respetada por todos. La sensación de división y debilidad es clara y eso lo aprovechan otros países, en este caso México, para exigir que el rey pida perdón. No sería igual si nuestro gobierno fuera un gobierno fuerte, unido y con las ideas claras y no con un presidente prepotente que miente más que habla y muy pocos , fuera de sus plañideros, confían en él.
No voy a defender que la conquista española no tuviera sus fallos importantes -toda conquista los tiene. Pero pretender que el rey de España pida perdón por la conquista española en América es algo que raya lo cómico. Es solo un deseo de humillar a España. La aportación española a América fue realmente extraordinaria. Una auténtica gesta. Solo por la Lengua y la religión cristiana que llevaron a los nuevos pueblos, las personas de bien y de altura de miras intelectuales -y hay muchas- deben estar agradecidas a España por su heroica hazaña. España aportó al nuevo mundo las primeras universidades, las de san Marcos en Perú y la de santo Tomás de Aquino en santo Domingo, ya en el siglo XVI y los primeros hospitales del nuevo mundo. Cuando los países americanos se independizan, España había construido más de 1000 hospitales y 30 universidades y grandes construcciones, aunque fueran defensivas, que soy son el orgullo de muchos pueblos a la hora de promocionar su turismo y sus fuentes de ingresos. Y no hablemos del Derecho Internacional, desde las posturas de defensa de los indígenas de Bartolomé de las Casas, que defendió la liberación de los indígenas de manos de encomenderos y les consiguió la condición de hombres libres, dependientes del rey, igual que todos los españoles. En Puerto Rico, que conozco bien, destacan el Morro, castillo defensivo español junto al mar y la fortaleza de san Felipe. Me decía un amigo en Chile que los puentes que hicieron los españoles son más seguros para soportar peso que los puentes construidos en la actualidad. Seguir hablando de las aportaciones de España al nuevo mundo sería algo interminable, pero es algo demostrado y documentado, aunque muchos ciegos populistas como la nueva presidenta de México , Claudia Sheinbaum, no quieran ver.
Siempre he pensado, y lo he visto con mis propios ojos, que el encuentro de España con el nuevo mundo fue un auténtica odisea. He pensado muchas veces en esos hombres rudos, en tres indefensas carabelas de madera, cruzando el Atlántico en medio de tempestades y vientos terribles y sin la seguridad de encontrar una tierra nueva, hasta que la encontraron, es una hazaña que debería figurar en las portadas de los libros de historia del mundo. Esos hombres que fueron penetrando a pie y a caballo en las tierras desconocidas, muchas de ellas pantanosas e infestadas de cocodrilos, como la Florida, con la fuerza de sus pobres armas y su ilusión por conquistar nuevas tierras para el rey de España, merecen el mayor de los homenajes y el reconocimiento unánime. Pero parece que la leyenda negra nos ha ganado el terreno y hoy casi nos sentimos culpables y tenemos que pedir perdón por aquella gesta. ¡Pues no! Misioneros que llegaron a evangelizar a lugares donde incluso hoy es difícil acceder con el afán de anunciar el evangelio de la liberación a los hombres, merecen el mayor de los monumentos posible. A la ciudad de los Ángeles, hoy la segunda más poblada de Estados Unidos, llegaron unos pocos franciscanos con Felipe de Neve, un militar jiennense y fundaron la ciudad en 1781, con una pequeña capilla que aún hoy se conserva. Un lugar muy entrañable que acabo de visitar, con un fuerte acento mexicano. Gran parte del territorio norteamericano, desde el Atlántico hasta el Pacífico, fue en su tiempo territorio español. Me refiero a Texas, Luisiana, Arizona Y hasta Alaska. Tres cuartas partes de lo que hoy es Estados Unidos , la primera potencia del mundo, fueron diseñadas por España y a sus habitantes indígenas se les consideraba súbditos del rey de España, con los mismos derechos de los españoles, algo que nunca les concedió ni Inglaterra ni Francia, ni siquiera los Estados Unidos que no consideraron a los indígenas como ciudadanos hasta 1924.
Es tiempo para el encuentro, para la fraternidad, para la unidad de los pueblo hispanos, unidos por la Lengua común y la fe cristiana, fuertes argamasas para un proyecto común. Yo tengo muchos amigos mexicanos, en Toluca, DF, Puebla, Sonora, Guadalajara, Tijuana... y no voy a permitir que lo que diga López Obrador o su marioneta afecte para nada al cariño y amistad que les profeso y sé que me profesan. Amo a México y amo a España y lucharé para que esta unidad sea cada día más fuerte. ¡Viva México y viva España! Y abajo los políticos que fomentan la división y el enfrentamiento entre los pueblos que son y siempre serán hermanos. Y me he quedado tan a gusto.

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