El milagro de los panes y los peces: Amadip Esment
Durante los días 15 al 20 de junio he tenido la suerte de estar en Palma de Mallorca para presentar mi último libro “Nacer de nuevo” PPC. Madrid 2017, que está teniendo un éxito extraordinario. Se agotaron existencias en la caseta de la Feria del libro de PPC en Madrid; otro tanto sucedió en la presentación del libro en la parroquia santa María de Cervellón de la calle Arturo Soria y ahora en Palma de Mallorca ha sido también un éxito indiscutible.
La presentación se desarrolló con la participación de una magnífica abogada y cantante, Pilar Rosselló, que nos deleitó con una serie de piezas musicales de gran calidad, acompañada al piano por un virtuoso y conocido pianista de Palma, Andreu Riera, y con las presencia del presidente del Consell de las Baleares, Miquel Ensenyat, hombre de cultura y muy cercano al pueblo.
Pero no era de la presentación de mi libro de lo que quería hablaros: esto ha sido sólo la sacristía para entrar en la iglesia que es el tema protagonista del que quiero hablar: El milagro de Amadip Esment.
En el año 1962 se reunieron un grupo de padres con hijos afectados por una discapacidad intelectual con el fin de pensar en un presente y un futuro dignos para sus hijos y lograr así que pudieran vivir serenamente felices.
Así nació “Amadip Esment”, entonces una fundación tutelar para personas con discapacidad intelectual. En el año 2012 se transformó en su forma jurídica y hoy es una Fundación. Una Fundación especial donde todos los días se multiplican los panes y los peces y se hace posible el milagro de la dignidad humana para muchos hombres y mujeres discapacitados que han logrado sentirse integrados en la sociedad sin ninguna traba, con un trabajo digno, salarios justos y con los mismos derechos que cualquier otro trabajador.
Su actual presidente, Montse Fuster, ha tenido la delicadeza de acompañarme para que conociera de cerca la vida diaria de esta fundación y os confieso que ha logrado admirarme y hasta emocionarme. Me parecía un sueño, hecho realidad, ver a los discapacitados, de todas las edades, trabajando en la imprenta de la fundación, por ejemplo, con un orden y una seriedad admirables. ¡A cuántas empresas les gustaría trabajar así de ordenados y de serios en su proceso productivo! Pero no es sólo una imprenta lo que regentan es también un huerto ecológico donde producen vino de calidad y también una escuela de hostelería y turismo. Había un proyecto muy ambicioso para la Fundación de aprovechar una parte del monasterio de las jerónimas de Palma, ahora deshabitado, para instaurar una hospedería, siguiendo la inspiración del modelo monástico de San Jerónimo, una escuela de hostelería, un museo con visitas guiadas por las mismas personas con discapacidad para poder contemplar las obras de arte del monasterio –valiosísimas- y la gestión de la huerta. Todo eso, además, habilitando un espacio digno para una comunidad de jerónimas que quisieran volver a su monasterio, con independencia total de los espacios de la Fundación.
Pero la inmatriculación del obispado del monasterio, sin el consentimiento de sus legítimas dueñas desde hace siglos, las monjas jerónimas, lo ha hecho fracasar. Por el momento. El caso de la inmatriculación está en manos de los tribunales.
El Evangelio se hace realidad cada día en la fundación Amadip Esment porque Dios ensalza a los pequeños para ponerlos en el lugar de los fuertes.
Tuve también la suerte de poder comer en un restaurante gestionado por la misma Fundación Amadip Esment y atendido por los discapacitados. Un ejemplo de calidad, de atención cariñosa y de delicadeza en el trato que a todos nos sorprendió.
Hay jóvenes ahora en Mallorca, sin discapacidad, que desean ser enseñados en la Fundación como los discapacitados por la calidad de formación y servicios que ofrecen en Amadip Esment. Todo un ejemplo para la sociedad de hoy. Todo un mal ejemplo del obispado de Mallorca que ha frustrado esta escuela de formación para discapacitados que la fundación Amadip Esment, quería llevar adelante con el visto bueno de las monjas jerónimas en su monasterio.
Los datos que arroja la entidad, en su servicio a los discapacitados de Mallorca son abrumadores: Más de 1000 personas atendidas, 217 plazas de viviendas y residencia, más de 4000 visitas y más de 15.000 simpatizantes en redes. Cuenta con casi 600 profesionales y ha impartido más de 17.000 horas de formación. Ha logrado un 87 por ciento de contratos indefinidos y cuenta con más de 500 empresas colaboradoras, a la cabeza el Consell de Mallorca.
El milagro de los panes y los peces se repite hoy en Palma de Mallorca, gracias a las manos de Amadip Esment.
La presentación se desarrolló con la participación de una magnífica abogada y cantante, Pilar Rosselló, que nos deleitó con una serie de piezas musicales de gran calidad, acompañada al piano por un virtuoso y conocido pianista de Palma, Andreu Riera, y con las presencia del presidente del Consell de las Baleares, Miquel Ensenyat, hombre de cultura y muy cercano al pueblo.
Pero no era de la presentación de mi libro de lo que quería hablaros: esto ha sido sólo la sacristía para entrar en la iglesia que es el tema protagonista del que quiero hablar: El milagro de Amadip Esment.
En el año 1962 se reunieron un grupo de padres con hijos afectados por una discapacidad intelectual con el fin de pensar en un presente y un futuro dignos para sus hijos y lograr así que pudieran vivir serenamente felices.
Así nació “Amadip Esment”, entonces una fundación tutelar para personas con discapacidad intelectual. En el año 2012 se transformó en su forma jurídica y hoy es una Fundación. Una Fundación especial donde todos los días se multiplican los panes y los peces y se hace posible el milagro de la dignidad humana para muchos hombres y mujeres discapacitados que han logrado sentirse integrados en la sociedad sin ninguna traba, con un trabajo digno, salarios justos y con los mismos derechos que cualquier otro trabajador.
Su actual presidente, Montse Fuster, ha tenido la delicadeza de acompañarme para que conociera de cerca la vida diaria de esta fundación y os confieso que ha logrado admirarme y hasta emocionarme. Me parecía un sueño, hecho realidad, ver a los discapacitados, de todas las edades, trabajando en la imprenta de la fundación, por ejemplo, con un orden y una seriedad admirables. ¡A cuántas empresas les gustaría trabajar así de ordenados y de serios en su proceso productivo! Pero no es sólo una imprenta lo que regentan es también un huerto ecológico donde producen vino de calidad y también una escuela de hostelería y turismo. Había un proyecto muy ambicioso para la Fundación de aprovechar una parte del monasterio de las jerónimas de Palma, ahora deshabitado, para instaurar una hospedería, siguiendo la inspiración del modelo monástico de San Jerónimo, una escuela de hostelería, un museo con visitas guiadas por las mismas personas con discapacidad para poder contemplar las obras de arte del monasterio –valiosísimas- y la gestión de la huerta. Todo eso, además, habilitando un espacio digno para una comunidad de jerónimas que quisieran volver a su monasterio, con independencia total de los espacios de la Fundación.
Pero la inmatriculación del obispado del monasterio, sin el consentimiento de sus legítimas dueñas desde hace siglos, las monjas jerónimas, lo ha hecho fracasar. Por el momento. El caso de la inmatriculación está en manos de los tribunales.
El Evangelio se hace realidad cada día en la fundación Amadip Esment porque Dios ensalza a los pequeños para ponerlos en el lugar de los fuertes.
Tuve también la suerte de poder comer en un restaurante gestionado por la misma Fundación Amadip Esment y atendido por los discapacitados. Un ejemplo de calidad, de atención cariñosa y de delicadeza en el trato que a todos nos sorprendió.
Hay jóvenes ahora en Mallorca, sin discapacidad, que desean ser enseñados en la Fundación como los discapacitados por la calidad de formación y servicios que ofrecen en Amadip Esment. Todo un ejemplo para la sociedad de hoy. Todo un mal ejemplo del obispado de Mallorca que ha frustrado esta escuela de formación para discapacitados que la fundación Amadip Esment, quería llevar adelante con el visto bueno de las monjas jerónimas en su monasterio.
Los datos que arroja la entidad, en su servicio a los discapacitados de Mallorca son abrumadores: Más de 1000 personas atendidas, 217 plazas de viviendas y residencia, más de 4000 visitas y más de 15.000 simpatizantes en redes. Cuenta con casi 600 profesionales y ha impartido más de 17.000 horas de formación. Ha logrado un 87 por ciento de contratos indefinidos y cuenta con más de 500 empresas colaboradoras, a la cabeza el Consell de Mallorca.
El milagro de los panes y los peces se repite hoy en Palma de Mallorca, gracias a las manos de Amadip Esment.