¿Omnipotente patriarcado?
Nosotros/as elegimos ternura o su falta, nosotros/as y nadie más. Nosotros elegimos a cada día gozo o sufrimiento, Cielo o infierno, nosotros y nadie más. En los espacios más íntimos deberemos ser especialmente cuidadosos con nuestra elección, no vale después cargar contra terceros. A quién metemos en nuestra cama es, sin duda, una de las decisiones más importantes y con mayor trascendencia de nuestra vida.
No procede buscar grandes excusas anónimas donde volcar nuestros errores. Si el “patriarcado” entra en nuestras alcobas es por una de dos, porque no hemos cerrado bien la puerta o porque nos hemos acostado con la persona indebida.
En cualquiera de los casos habremos de asumir nuestra responsabilidad y no echarla fuera. El arranque del camino de la coherencia lo marca la asunción de nuestro destino, la toma de toda la responsabilidad por lo que nos está ocurriendo. Si echamos siempre a terceros la responsabilidad de lo que nos ocurre, no podremos iniciarnos en la senda de la verdadera emancipación.
"Brecha orgásmica: de cómo el patriarcado nos persigue hasta en la cama", es el título de la polémica conferencia que se anuncia en Pamplona. Si exploramos la ley de causa y efecto observaremos que sólo somos nosotros/as los/as "causantes" de lo que sucede en nuestra cama en razón de con quién hemos decidido unirnos sobre ella. Si conocemos la ley de afinidad y de libre albedrío constataremos que quien tenemos al lado bajo las sábanas es alguien a quien hemos atraído nosotros y nadie más por evidente afinidad vibratoria.
En la distancia corta nadie se entromete. El camino del autoempoderamiento pasa por no otorgar poder a quien no lo tiene. El patriarcado carece de tanta autoridad; no nos persigue hasta en la cama. Se detiene donde nosotros queremos. El "patriarcado" es en nuestra geografía más cercana sólo y exclusivamente en la medida que le hemos dado previa luz verde. El poder instituido manda menos, tiene puertas adentro menos autoridad de lo que demasiadas veces imagináramos.