Visita del Papa a Timor Oriental: el 'día de la política' Francisco ofrece la Doctrina Social de la Iglesia para formar a los nuevos dirigentes de Timor Oriental
El Papa tuvo un discurso algo más largo, pero sobre todo muy denso y, a mi parecer, bien trabado con la realidad timorense del momento. Comenzó agradeciendo y situando Timor en la encrucijada entre Asia, Oceanía y la presencia histórica de Europa. Aquí se le escapó un espontáneo: “No quiero hablar de los piratas holandeses”
Señaló nuevos desafíos para los que pide que esta fe que les ha sostenido sea inspiradora de los criterios y decisiones a tomar según el Evangelio: la emigración como indicador de un insuficiente uso de los recursos (aquí se promueve desde el gobierno la emigración temporal a Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur, sobre todo), la pobreza rural y las plagas sociales que afectan sobre todo a los jóvenes
Priorizando la actualidad sobre la reflexión, comparto unas líneas sobre el primer día de la visita del Papa Francisco a Timor Oriental, hoy lunes 9 de septiembre. Se podría dividir la visita en el 'día de la política' el Papa como líder religioso y espiritual que es Jefe de Estado y como tal se encuentra con las autoridades y asume el protocolo habitual de toda visita de estado, y -mañana- el 'día de la Iglesia', en que se va a encontrar con una congregación que atiende a los “descartados”, después con clero, religiosos y catequistas juntos en la Catedral, con los jesuitas y, finalmente, el gran encuentro con todo el mundo en torno a la Eucaritía.
Hoy el Papa ha sido recibido por las autoridades en Dili. Tras un tiempo de descanso, acudió a la acogida de bienvenida y recepción en el Palacio Presidencial, situado en una gran avenida en el centro de la ciudad. Estaban presentes autoridades políticas, eclesiales y en primera fila los líderes de la lucha por la independencia… al menos los más políticos.
Previamente en las calles, una gran multitud le esperaba y saludaba a su paso, personas provenientes de toda la isla de Timor (incluyendo de la parte Indonesia) y de nuestra isla de Ataúro.
Hago un resumen comentado de lo dicho en el Palacio, pues el texto es accesible y los añadidos espontáneos no figuran.
Tomó la palabra en primer lugar el Jefe de Estado que recibe, D. José Ramos-Horta, premio Nobel de la Paz, exseminarista (como el primer ministro). Recuerda las efemérides que este año se celebran de las que destaco: 50 años de la revolución pacífica de los claveles en Portugal, decisiva para la independencia de las colonias, 35 años -en pocas semanas- de la visita de Juan Pablo II, que sensibilizó al mundo sobre lo que ocurría en estas tierras, y 25 años recién festejados de la consulta popular que decidió la independencia. Es, pues, un año redondo para esta visita.
Contrastan, en las presentacions y en el discurso, el título dado al Papa (por su propia voluntad) como “Papa Francisco” (sin más) con la titulitis típica de la cultura portuguesa y de la timorense.
Destaco, porque el Papa también lo hizo, la referencia al Documento sobre la fraternidad humana firmado por el Papa y el Imán de Al-Azhar en 2019, aprobado como declaración por el Parlamento timorense y traducido en una disciplina para las escuelas llamada “de la fraternidad humana, moral y ética”. Después contrastó dicho documento con el momento crucial que vive la humanidad y señaló la vocación timorense a luchar por un mundo mejor, una casa común más fraterna e inclusiva.
Denso, bien trabado "y sin piratas"
El Papa, por su parte, tuvo un discurso algo más largo, pero sobre todo muy denso y, a mi parecer, bien trabado con la realidad timorense del momento. Comenzó agradeciendo y situando Timor en la encrucijada entre Asia, Oceanía y la presencia histórica de Europa. Aquí se le escapó un espontáneo: “No quiero hablar de los piratas holandeses” que podemos interpretar tanto en el sentido literal histórico, como en una lectura del, por así llamarlo, “modelo colonial” dutch de la Compañía de Indias Orientales… que tuvo que sufrir la vecina Indonesia, y parte de Timor.
Después ligó el sufrimiento de este pueblo -27 años por su independencia- con la fe que sostuvo su esperanza y de ahí pasó a hablar de la importancia de una fe enraizada en la cultura, no ideológica. Agradeciendo, entiendo que también en este mismo sentido de la fe, el esfuerzo de reconciliación con Indonesia.
Señaló nuevos desafíos para los que pide que esta fe que les ha sostenido sea inspiradora de los criterios y decisiones a tomar según el Evangelio: la emigración como indicador de un insuficiente uso de los recursos (aquí se promueve desde el gobierno la emigración temporal a Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur, sobre todo), la pobreza rural y las plagas sociales que afectan sobre todo a los jóvenes: alcoholismo, bandas (se refiere a los grupos de “artes marciales” enfrentados entre sí) y abusos de niños y adolescentes. Me pareció muy atinado tanto el contenido como el orden de importancia. Y pidió, en base a estos problemas: ¡denle ideales a los jóvenes!, inviertan en educación, junten a jóvenes y mayores.
Gestión de los recursos naturales
También ha invitado a una mejor gestión de los recursos naturales (particularmente el petróleo y gas) y formación a los jóvenes al respecto. Aquí me permito cuestionar a viabilidad cuando las perspectivas de este mercado tienden a ser decadentes.
Más importante ha sido la invitación a formar dirigentes basados en la Doctrina Social de la Iglesia, que, ha insistido, no es ideología, sino base de la fraternidad. Es un tema al que el actual presidente de la República es muy sensible, pues cuando estaba retirado intentaba trabajarlo con jóvenes (volvió a presentarse para presidente dado el desastre del gobierno anterior).
A lo largo del discurso lanzó algunos piropos al pueblo de Timor Oriental: “pueblo sufrido pero sabio en el sufrimiento”, “es un país lindo, dice, y ¿qué es lo mejor? El pueblo. Cuídenlo, ámenlo, es maravilloso, se expresa con dignidad y alegría. Ha marcado que es un pueblo pacífico y democrático (en contraste con el entorno). Y ha añadido: “El pueblo tiene su sabiduría… confíen en ella”. También ha agradecido el apoyo del Gobierno a la Iglesia en su lucha por el bien común.