#sentipensares2025 ¿QUÉ SOSTIENES EN TUS MANOS?
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| María Pizá Cañellas
Sin darnos cuenta vamos sosteniendo las espinas en nuestras manos. Sin darnos cuenta acumulamos con el paso de los años pequeños aguijones, fruto de ese desencuentro con los demás y especialmente con nosotras mismas. Una pequeña callosidad permite que no sintamos el sufrimiento que nos causa retenerlas.
Sin darnos cuenta vamos creyendo que así tenemos que caminar para el resto de nuestras vidas, pues internalizamos esa imagen victimizadora o víctima, confundiéndola con nuestro verdadero ser. Nos decimos: "soy así, no puedo cambiar", "tengo la razón, soy mejor que tú", "tengo que agradarte", etc.
Sin darnos cuenta nos creemos ser lo que no somos.
Llamo pecado a esta etapa de dejarme atrapar por el no-ser, que necesita culpar a los demás y asumir la propia responsabilidad del cambio, de la conversión.
Ser consciente de esta actitud y dar pasos hacia la propia libertad significa entrar en el perdón. Perdón hacia los demás y especialmente a mí misma, por arrinconar mi verdadero yo, atemorizarlo con los pensamientos y emociones de odio, resentimiento, envidia, indiferencia...
Simplemente, comprender la lección que cada una de esas circunstancias tenían para mí.
El perdón me facilita pasar a la otra orilla de mi vida. Pasar a aceptarme más amorosamente. Asumir mi responsabilidad conmigo misma, pues no existen las varitas mágicas que nos convierten en "santas" cuando nosotras no nos sabemos mirar como mujeres liberadas y amadas por Jesús. Mujeres que sueltan las espinas, dejando la mano vacía.
La tentación es retornar a la vieja orilla. Por eso, es necesario celebrar el JUBILEO. Celebrar que he pasado a la otra orilla, he cruzado la puerta que me conduce a mi verdadero ser. Sin marcha atrás, so pena de convertirme en estatua de sal.
La mano vacía es capaz de acoger nuevas experiencias en el presente.
La meditación, el silencio, la respiración, el mantra o la jaculatoria son las herramientas para ser más consciente del presente. Discernir que retengo o suelto.
La mano vacía acoge mejor la hostia consagrada, la eucaristía. Consciencia plena que soy amada y formo parte de una comunidad amada por Jesucristo. Que celebra la VERDAD y la VIDA plenamente.
Te invito a sentir la hostia consagrada en tu mano, agradecer tu sanación, el estar en la otra orilla libre de las espinas del pasado.
Comprometida a acoger el BIEN y soltar las espinas.