#advientoenclavedemujer ESTAD EN VELA. ESTAD DESPIERTAS. CAMINEMOS A LA LUZ DEL AMOR

ESTAD EN VELA. ESTAD DESPIERTAS. CAMINEMOS A LA LUZ DEL AMOR
ESTAD EN VELA. ESTAD DESPIERTAS. CAMINEMOS A LA LUZ DEL AMOR

1-LA PROVOCACIÓN DE LAS TESTIGOS


Hace muchos años una amiga muy querida llamada Laura Lòpez, cuando estaba iniciánome en la vida cristiana me contagió su pasión por el Adviento, su pasión por la novedad y el asombro del Evangelio. Agarradas de su mano y de la tantas mujeres que han sido maestras de vida en inicio esta reflexión, conscientes que formamos parte de una larga cadena de mujeres testigos y que hoy nos toca también a nosotras serlo.
El Adviento nos recuerda siempre que las cosas más importantes de la vida requieren espera, vigilancia, asombro, acogida y que la oscuridad y la luz conviven siempre en el corazón de la historia y en nuestro propio corazón. Es decir, que todo está mezclado y que el Dios que viene, se embarra, se hace carne de nuestra carne con nuestras grandezas y miserias, las nuestras y las de nuestro mundo y en esa encarnación se fundamenta nuestra esperanza, como nos anuncia la palabra de esta cantautora argentina anónima
Porque a Sabbaiudrìa entró en el mundo y en la historia.
Porque quebró el silencio y la agonía.
Porque llenó la tierra de su gloria.
Porque fue luz en esta noche fría.

Porque nació en un pesebre oscuro.
Porque vivió sembrando amor y vida.
Porque partió los corazones duros.
Y levantó las almas abatidas.

POR ESO ES QUE HOY TENEMOS ESPERANZA
POR ESO ES QUE HOY LUCHAMOS CON PORFÍA
POR ESO ES QUE HOY MIRAMOS CON CONFIANZA
EL PORVENIR EN ESTA TIERRA MIA
POR ESO ES… EL PORVENIR.

Porque atacó a ambiciosos mercaderes.
Y denunció maldad e hipocresía.
Porque exaltó a los niños, las mujeres.
Y rechazó a los que de orgullo hervían.

Porque cargó la cruz de nuestras penas.
Y saboreó la hiel de nuestros males.
Porque aceptó sufrir nuestra condena.
Y así morir por todos los mortales. POR ESO ES….

Porque una aurora vio su gran victoria.
Sobre la muerte y el miedo, las mentiras.
Ya nada puede detener su historia.
Ni de su reino eterno la venida.

¿Cómo estar pues atentas al Di-s que cada Adviento quiere dar a luz algo nuevo en nuestra vidas, en nuestros contexto, en nuestro mundo, aunque parezca que no tenemos ya edad, como le sucedió a Isabel, la madre de Juan Bautista y siga rompiendo nuestras lógicas, como le sucedió a María de Nazaret?

El Adviento nos recuerda que “La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no han podido apagarla” (Jn 1, 1-18). No se nos dice que no haya tinieblas es decir, que nuestros tiempos ni los de lo que nos han precedido no sean oscuros, sino que en el espesor de la noche ha irrumpido la luz, como una hoguera, como un fuego inspirador de miles de fueguitos que iluminan y caldean nuestro corazón y nuestro mundo, señalando que el Evangelio es verdad, que está encarnado, que hay semillas de su presencia entre nosotros y que Dios no se cansa de permanecer en estado de Buena esperanza y de urgirnos a ser sus parteros y parteras en nuestro propio corazón y en nuestros ambientes.

Dos mujeres dos místicas contemporáneas nos ofrecen también algunas para echar una mano a Dios este Adviento.
La primera es Etty Hillesum , testigo de la luz en medio de una profunda noche como fueron los campos de exterminio nazi cuya vida y cuya palabra pueden iluminarnos
“Hay en mí un pozo profundo. Y en ese pozo está Dios. A veces consigo llegar a él, pero lo más frecuente es que las piedras y escombros obstruyan el pozo y Dios quede sepultado. Entonces es necesario volver a sacarlo a la luz (...)( 26 de Agosto 1941).

Voy a ayudarte Dios mío a no apagarte en mí (…) Hay una cosa que se me presenta cada vez con más claridad: no eres tu quien puede ayudarnos, sino nosotros, quienes podemos ayudarte a tì y al hacerlo ayudarnos a nosotros… Eso es lo único que cuenta, quizás en esta época : un poco de ti en nosotros Dios mío, quizás podamos contribuir a sacarte a la luz en los corazones devastados de los otros “ ( 12 de Julio 1942)

La segunda es Madeleine Delbrell, un icono de la mística en acción, y la mística en relación en las periferias obreras y del cuarto mundo francés del siglo pasado. Cuya vida y palabra nos provoca a perforar la realidad . Es decir, hacer hoyo en ella a leer la vida, los acontecimientos, más allá de la superficialidad y la banalización del mal que se nos impone, como diría también la filósofa Hannah Arendt. Perforar la realidad es buscar en la densidad de los acontecimientos y del propio corazón los respiraderos de Evangelio por donde el misterio de Amor y Dignidad que la habita se nos cuela y nos urge a empujar su dinamismo en la historia.

2-EL ADVIENTO COMO OPORTUNIDAD PARA CONVERTIRNOS AL ASOMBRO


Ayudar a que Dios no se apague el mundo una requiere una actitud previa: cultivar el asombro
Lo que salva al ser humano es la hondura y el asombro.
“Lo que realmente mata al ser humano es la rutina: lo que le salva es la creatividad, es decir la capacidad para vislumbrar y rescatar la novedad. Si se mira bien (…) todo es siempre nuevo y diferente. Absolutamente nada es ahora como hace un instante. Participar de ese cambio continuo que llamamos vida, ser uno o una con él, es la única promesa sensata de felicidad”
El asombro es lo contrario a la costumbre.Vivir asombrándose es lo contrario a vivir desde la lógica del siempre ha sido así. Hoy no es ayer. Hoy es hoy. A veces tenemos una visión muy deformada del tiempo. Desobjetivada. Vivimos más en el ayer que en el hoy, quizás por todo lo que nos cuestan los cambios en nuestra vida y mucho más en las instituciones
El Evangelio es asombro, pero el Evangelio se gesta en Nazaret. Su novedad se revela en lo ordinario y aparentemente intrascendente. Por eso la rutina evangélica, no está reñida con el asombro, sino que es su condición. Es rutina habitada . La rutina evangélica no es la costumbre, no es seguir la rueda de los acontecimientos de manera que nos hagan sus esclavos bajo la ley de esto es lo que hay, sino que es experimentar lo cotidiano habitado por un misterio de amor que lo trasciende e invita a la renovación permanente del corazón humano, las relaciones, la convivencia, la vida ciudadana, la iglesia, etc.

El Adviento es tiempo de asombro y renovación pero pide de nosotros situarnos ante la realidad no desde el ya me lo sé, sino como permanentes aprendices y aprendizas.
Cada mañana el Amor me ha dado una lengua de discípula para que pueda dar a las abatidas palabras de aliento.Cada mañana me espabila el oído para que escuche como una discípula (Is 50,4)
Asombro ante el misterio y la gratuidad del Di-s de Jesùs que quiere hacerlo todo nuevo: Lo antiguo ya ha sucedido y Algo nuevo yo anuncio, antes de que brote os lo comunico” (Is 42,9)
Asombro ante el milagro del amor y la gratuidad y su empeño en el corazón humano y en la historia de renovarlo todo, hasta que toda la realidad y la creación sean eucarística, hasta que irrumpan el cielo nuevo y la tierra nueva donde no haya nunca más llanto ( Ap 21,4,) ni hay primeros ni últimos (Mt 20,16 ).Porque,como pareció escrita en un grafiti de mi barrio una mañana después de la desocupación violenta de un solar El amor existe.

El amor existe y coexiste con el desamor, con la violencia,con la injusticia, con la precariedad, con la explotación de unos seres humanos sobre otros, con la expoliación de la tierra, con políticas migratorias criminales,etc y también con nuestra fragilidad y la de nuestro mundo.Existe como pepita de oro enfangada en la ganga. Por eso se trata de focalizar nuestra mirada, poner lupa, afinar la sensibilidad para detectar las huellas de la misericordia creativa resiliente y fecunda de Dios en nuestra mundo y en el corazón humano.
Se trata de descubrirlo, acogerlo y agradecerlo, que nos impregne para poder también derramarlo de balde (Mt 10,8) allá donde “Donde el Amor experimenta su mayor necesidad y le urge a la acción“

El amor existe y el amor se encarna, se embarra. Pero el amor no se impone, sino que se expone, se arriesga a la libertad y la acogida humana, como tantos migrantes hoy arriesgan la suya retando a nuestra libertad y voluntad de acoger y forzar a los gobiernos a que lo hagan
El amor existe y se encarna.Un amor que no nos suple ni nos ahorra nada, más bien nos lo complica todo, pero que es fuente de plenitud y liberación y que nos envuelve y sustenta (Act 17,28), pero no sustituye nunca nuestra libertad ni nuestra precariedad, sino que cuenta con ellas y nos alienta y empodera para darnos a luz de manera nueva a lo largo de nuestra existencia y dar a luz en el mundo justicia,compasión, inclusión, liberación, porque Dios está empeñado en no cesar de parir misericordia y brotes de vida nueva y alternatividad en nuestros corazones y en el mundo : Lo viejo quedó atrás, Está naciendo algo nuevo, no lo notáis (Is 43,19) y nos urge a comadronearlo (Is 42,14).

Su misericordia además no sabe fronteras ni de distinciones entre lo religioso y lo pagano, sino que rompe con todo muro y división a la vez que paradójicamente se nos ofrece en lo pequeño y lo seminal y en la sabiduría de los procesos, porque:
“Es siempre por el lado más pequeño como surgen las cosas grandes. El acontecimiento es la Vida que irrumpe en una vida y llega sin avisar, sin brillo. El acontecimiento tiene forma de semilla. De ella toma la debilidad y la simplicidad.Uno nunca se hace contemporáneo de lo invisible, del misterio que encierra la semilla. Es solo mucho tiempo después cuando uno adivina que algo ha de haber acontecido” (Charles Bobin)
O dicho en palabras de Francisco y traducido a la vida social y ciudadano:
“De las semillas de esperanza sembradas pacientemente en las periferias olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que lucha por subsistir en la oscuridad de la exclusión, crecerán arboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar el mundo (II Encuentro con los movimientos populares en Bolivia)

3- EL ADVIENTO COMO OPORTUNIDAD PARA LA BÚSQUEDA Y LA EXPLORACIÓN QUE CONLLEVA EL EVANGELIO


La vida cristiana se asienta frecuentemente sobre un paradigma que entiende más la fidelidad como permanencia y mantenimiento que como cambio. Sin embargo, nuestra vida se estructura alrededor de la búsqueda. Buscar es el verbo de la fidelidad. Pero a menudo en las comunidades cristianas se sigue identificando más la fidelidad con la imagen de las cariátides, esas columnas con formas de figura femenina que sostiene los templos griegos, que con los exploradores y exploradoras.

Leyendo con atención el libro del Exodo y Números descubrimos a unos personajes que pueden darnos alguna clave para vivir este Adviento: Los exploradores ( Nm 13-14). En la larga travesìa de Israel por el desierto estos personajes, tuvieron un ministerio muy necesario ante la crisis de la nostalgia por las cebollas y los ajos de Egipto, cuando el pueblo es tentado de elegir la seguridad de la opresión frente a la novedad desconcertante de la sorpresa de Dios. En este contexto El Señor le dijo a Moisés; elige del pueblo a algunos para que adelante camino y así alienten al pueblo.Los exploradores animaron al pueblo en tiempos de cansancio e impotencia mostrándoles que “si se puede”, pero muchos no les creyeron, porque pudo más en ellos el miedo que la osadía de creer y confiar.

En compañías de los exploradores quizás podamos también preguntarnos este Adviento :
¿Cómo anda nuestra capacidad de exploración, de riesgo de confianza y cual es su fundamento?, porque la exploración desde una perspectiva espiritual, no es una cualidad del carácter,sino que tiene que ver con el osadía de creer y dar crédito a las promesa de Dios en la historia.
¿Cómo alentar en nosotros, en nuestras comunidades y barrios a la gente exploradora?
¿Cómo animarnos y acompañarnos a correr riesgos en común por la causa del reino y superar la tendencia a la inercia que a menudo nos amenaza?.

La memoria peligrosa de Jesús, a quien seguimos no puede ser nunca un relato tranquilizante ni adormecedor como no fue tranquilizante ni adormecedora la vida de Aquel en quien se fundamenta. Esta memoria y esta tradición no pide ser repetida, mimetizada, sino que en diálogo creativo con los signos de los tiempos pide ser recreada,refundada, si no es así la memoria peligrosa se convierte en memoria domesticada.
¿Cómo desdomesticar hoy el Evangelio desde las periferias geográficas y existenciales donde nos cita para seguir acogiendo y dando a luz con otras y otras Buena Noticia?

Volver arriba