Visiones del Rocío, desde lejos
No he podido acudir este año al Rocío, pero mi atención no por ello ha estado ausente. Desde lejos, este año, le dedico aquí mi pequeño recuerdo...
La visión que la gente tiene del Rocío se diferencia mucho, según el ángulo de mira que la persona adopte. Expondré tres maneras de mirar el fenómeno del Rocío, añadiendo una consideración conclusiva.
1. Fiesta pagana. Hay muchos, sobre todo entre los que no han estado nunca en el Rocío, que tienen muy claro que el Rocío es una fiesta meramente pagana. Piensan que la gente va sólo a divertirse, saben del jolgorio y del vino que se consume, han oído hablar de las casas bien instaladas con mayordomos y buenos cocineros, se imagina que el camino es casi una mera bacanal, sospechan que la Virgen es solo una excusa y que no ocupa un lugar importante en toda la romería. Sólo saben del Rocío que van allí los famosos y los políticos... No exagero con esos rasgos. Hay muchas personas a las que la mención del Rocío sólo les evoca fiesta, sin apenas connotación religiosa. Un conocido me ha comentado en estos días: "El Rocío tuvo la culpa de que una amigo tuviese que casarse, pues dejó allí a la novia embarazada". La primera imagen que a muchos les viene del Rocío es la del desenfreno, en todos los sentidos.
2. Concepción teológica. En las antípodas de la visión anterior, están lo que destacan preferentemente el aspecto religioso más profundo de la devoción rociera. Hay una teología bien elaborada sobre la Virgen del Rocío. Su fiesta es hoy, el día de Pentecostés, porque la Virgen es la esposa del Espíritu Santo, de cuya fecundación nace el hijo, el Rocío de la divina gracia. Esta rigurosa concepción teológica da sentido a toda la fiesta externa, en la que sobrenada y domina el carácter religioso. El Rocío es fiesta, pero por encima de todo religiosa.
3. Visión popular completa. Me gusta mucho decir que el Rocío es la manifestación más completa del pueblo andaluz. Todos los elementos del carácter de Andalucía están presentes en la fiesta del Rocío: el paisaje de los arenales y las marismas, el traje flamenco masculino y femenino, el cante y el baile de las sevillanas, toda la gama más variada de la gastronomía andaluza tanto en la comida como en la bebida, los rasgos más sobresalientes de la forma de ser andaluza: la alegría, la fácil acogida a los otros, las puertas abiertas de las casas, las ganas de fiesta, la estructura fuerte del clan familiar, la apertura a la amistad... También, el componente religioso. La enumeración tendría que ser mucho más amplia. Todos los aspectos que se puedan pensar sobre Andalucía y sobre los andaluces están representados en la fiesta del Rocío. Es verdad que el Rocío ha desbordado ya lo andaluz, pues vienen a la romería Hermandades de bastantes puntos no andaluces, no siquiera españoles, pero acuden al auténtico epicentro de todo lo andaluz que constituye el desarrollo completo de la fiesta del Rocío.
Conclusión. Estos tres aspectos del Rocío son del todo incompletos. El esqueleto de todo este cuerpo, la estructura del edificio completo, la clave que sostiene la bóveda, es la imagen de la Virgen del Rocío. Sin la existencia de la Virgen, el edificio completo del Rocío se desploma, se viene abajo, no tiene sentido. Hay que tener en cuenta que en el Rocío apenas si hay fiesta externa: no hay espectáculos, no hay lugares de concentración al margen de los que convoca la Virgen, no hay siquiera lugares de expansión que no sean las casas familiares y las de las Hermandades. Es cierto que la atracción de la Virgen es diversa en cada una de las personas que se acercan al Rocío, desde el que tiene una dependencia tal vez intensa pero lejana hasta el que siente una emoción muy profunda en toda la relación personal establecida con la Virgen; es cierto también que no asiste el mismo número de personas a la misa del Real que a la entrada de las Hermandades o a la procesión; pero prácticamente todos los que acuden al Rocío tienen algún grado de relación con la Virgen, normalmente intensa y profunda.
No resulta procedente exigirle al Rocío una calidad religiosa, una pureza de lo más auténtico, que a otras manifestaciones religiosas (bodas, primeras comuniones, eucaristías, la Iglesia en general) no se le demanda. En el Roció, el elemento religioso/trascendente es muy hondo, está muy arraigado, no se puede explicar todo lo demás sin él, pero no es por supuesto el único existente en el fenómenos global de la fiesta. Ésta es la mejor manifestación del alma andaluza, entre cuyos elementos esenciales está también el componente religioso/mariano de la Virgen del Rocío.
La visiones del Rocío son diversas y guardan relación con el punto desde el que cada cual lo mira. Al no asistir este año a la fiesta, he esbozado sólo el ángulo desde el que personalmente miro el fenómeno global del Rocío.
La visión que la gente tiene del Rocío se diferencia mucho, según el ángulo de mira que la persona adopte. Expondré tres maneras de mirar el fenómeno del Rocío, añadiendo una consideración conclusiva.
1. Fiesta pagana. Hay muchos, sobre todo entre los que no han estado nunca en el Rocío, que tienen muy claro que el Rocío es una fiesta meramente pagana. Piensan que la gente va sólo a divertirse, saben del jolgorio y del vino que se consume, han oído hablar de las casas bien instaladas con mayordomos y buenos cocineros, se imagina que el camino es casi una mera bacanal, sospechan que la Virgen es solo una excusa y que no ocupa un lugar importante en toda la romería. Sólo saben del Rocío que van allí los famosos y los políticos... No exagero con esos rasgos. Hay muchas personas a las que la mención del Rocío sólo les evoca fiesta, sin apenas connotación religiosa. Un conocido me ha comentado en estos días: "El Rocío tuvo la culpa de que una amigo tuviese que casarse, pues dejó allí a la novia embarazada". La primera imagen que a muchos les viene del Rocío es la del desenfreno, en todos los sentidos.
2. Concepción teológica. En las antípodas de la visión anterior, están lo que destacan preferentemente el aspecto religioso más profundo de la devoción rociera. Hay una teología bien elaborada sobre la Virgen del Rocío. Su fiesta es hoy, el día de Pentecostés, porque la Virgen es la esposa del Espíritu Santo, de cuya fecundación nace el hijo, el Rocío de la divina gracia. Esta rigurosa concepción teológica da sentido a toda la fiesta externa, en la que sobrenada y domina el carácter religioso. El Rocío es fiesta, pero por encima de todo religiosa.
3. Visión popular completa. Me gusta mucho decir que el Rocío es la manifestación más completa del pueblo andaluz. Todos los elementos del carácter de Andalucía están presentes en la fiesta del Rocío: el paisaje de los arenales y las marismas, el traje flamenco masculino y femenino, el cante y el baile de las sevillanas, toda la gama más variada de la gastronomía andaluza tanto en la comida como en la bebida, los rasgos más sobresalientes de la forma de ser andaluza: la alegría, la fácil acogida a los otros, las puertas abiertas de las casas, las ganas de fiesta, la estructura fuerte del clan familiar, la apertura a la amistad... También, el componente religioso. La enumeración tendría que ser mucho más amplia. Todos los aspectos que se puedan pensar sobre Andalucía y sobre los andaluces están representados en la fiesta del Rocío. Es verdad que el Rocío ha desbordado ya lo andaluz, pues vienen a la romería Hermandades de bastantes puntos no andaluces, no siquiera españoles, pero acuden al auténtico epicentro de todo lo andaluz que constituye el desarrollo completo de la fiesta del Rocío.
Conclusión. Estos tres aspectos del Rocío son del todo incompletos. El esqueleto de todo este cuerpo, la estructura del edificio completo, la clave que sostiene la bóveda, es la imagen de la Virgen del Rocío. Sin la existencia de la Virgen, el edificio completo del Rocío se desploma, se viene abajo, no tiene sentido. Hay que tener en cuenta que en el Rocío apenas si hay fiesta externa: no hay espectáculos, no hay lugares de concentración al margen de los que convoca la Virgen, no hay siquiera lugares de expansión que no sean las casas familiares y las de las Hermandades. Es cierto que la atracción de la Virgen es diversa en cada una de las personas que se acercan al Rocío, desde el que tiene una dependencia tal vez intensa pero lejana hasta el que siente una emoción muy profunda en toda la relación personal establecida con la Virgen; es cierto también que no asiste el mismo número de personas a la misa del Real que a la entrada de las Hermandades o a la procesión; pero prácticamente todos los que acuden al Rocío tienen algún grado de relación con la Virgen, normalmente intensa y profunda.
No resulta procedente exigirle al Rocío una calidad religiosa, una pureza de lo más auténtico, que a otras manifestaciones religiosas (bodas, primeras comuniones, eucaristías, la Iglesia en general) no se le demanda. En el Roció, el elemento religioso/trascendente es muy hondo, está muy arraigado, no se puede explicar todo lo demás sin él, pero no es por supuesto el único existente en el fenómenos global de la fiesta. Ésta es la mejor manifestación del alma andaluza, entre cuyos elementos esenciales está también el componente religioso/mariano de la Virgen del Rocío.
La visiones del Rocío son diversas y guardan relación con el punto desde el que cada cual lo mira. Al no asistir este año a la fiesta, he esbozado sólo el ángulo desde el que personalmente miro el fenómeno global del Rocío.