Cuando era pequeña, además de oír en familia por la radio al Padre Venancio Marcos, escuchábamos a un humorista, argentino creo recordar, que se llamaba “El Zorro”. Contaba cosas muy divertidas de personajes imaginarios y repetía siempre al final: “¿De qué le valió todo eso?”. Por esos saltos atrás que tiene la memoria, me he acordado de esa muletilla después de leer la respuesta de los escribas consultados por Herodes sobre dónde iba a nacer el Mesías: “En Belén de Judá”, respondieron de carrerilla y sin mirar, un poco fastidiados de que les preguntaran algo tan fácil que hasta un chaval de la ESO se lo sabía. “¿De qué nos ha valido tanto estudiar para esto?” murmuraron para sus adentros , y se volvieron a sus despachos, unos a seguir preparando las oposiciones a rabinato y otros a organizar un simposio sobre “Gentilidad y astrología: errores y desvaríos”.
Mientras, los Magos, paganazos ellos e incircuncisos recalcitrantes, arrearon a sus camellos y enfilaron al trote la autovía de Belén, tarareando aquello de: “Pero mira como beben los peces en el río...” ¿Que de qué les valió todo aquello? Que se lo pregunten después de encontrar al Niño.