Días de oscuridad, pero también de LUZ.

| Ana Bou
Amig@s que compartís conmigo este minuto. Hoy quiero hacerlo aún más, porque estamos en la semana más importante para un cristiano. La semana grande o Semana Santa, en la que celebramos los acontecimientos que plenifican la vida de un cristiano.
Empezamos el Domingo con la entrada triunfal, a quien los mismos que hoy le aplauden, mañana lo matarán. Si eso lo llevamos a nuestra vida diaria, me pregunto: cuantas veces no actuamos nosotros igual. Cuantas veces, hoy aplaudimos y ensalzamos a alguien y mañana lo tiramos por tierra porque lo que nos interesa es el quedar bien a costa de lo que sea.
Acompañar a Jesús en su camino al calvario, es acompañar al hermano, es saber estar, escuchar, coger una mano. Algo que parece tan fácil, pero cuanto nos cuesta, en un mundo donde cada vez somos más egocéntricos y egoístas: “yo y mis circunstancias” …
Jesús inicia su descenso, y lo hace pasando de ser Dios a servidor, de inmortal a mortal, y es que creo, que el misterio de Cristo, nadie lo acaba de entender…
En medio de los aplausos, de los vítores, siente la soledad y llora. Eso es lo que vivimos ahora: redes sociales, tick tock, miles de “me gusta”, pero la soledad, está ahí, porque todo es fachada. En todos, o casi todos, los ámbitos de la sociedad, se trabaja buscando el interés personal y no la justicia… Jesús llora y sigue haciéndolo… No olvidemos que las lágrimas de Jesús, son las que forman parte de una pasión de redención, y son las que salvan al pueblo…
Amig@s no nos quedemos en las procesiones, en lo exterior, que como patrimonio cultural es impresionante, pero ahondemos más en el significado de estos días…
Párate, escucha, guarda silencio, reza y ponte en camino, pongámonos en camino, subamos la cuesta para poder llegar al final, a la Pascua, a la vida, a la luz…
¡Feliz Semana Santa y feliz Pascua de resurrección!