Un santo para cada día: 22 de octubre San Juan Pablo II. (El papa viajero que recorrió todos los caminos)

Juan Pablo II ante la Virgen del Pilar
Juan Pablo II ante la Virgen del Pilar EFE

Su pontificado fue el tercero más largo de toda la historia de la Iglesia. Se lanzó a una nueva evangelización, promovió el ecumenismo, la defensa de los derechos humanos y la paz. Vivió muy de cerca todo el problema de la Teología de la Liberación. Eligió como lema de su pontificado la expresión “Totus tuus”, para que reflejara la total consagración de su vida a María.

Karol Jozef Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice (Polonia). Era el menor de los tres hijos de Karol Wojtyla, suboficial del ejército polaco y Emilia, ferviente católica. Cuando tenía 9 años fallece su madre. Uno de los hermanos ya había muerto antes de nacer él y otro hermano, que se hizo luego médico, falleció por el contagio de un paciente infeccioso.

Su padre se traslada a vivir a Cracovia después de morir su esposa y en esa universidad estudiaría Karol. Durante su juventud trabajó en una cantera y luego en una fábrica de productos químicos, por la necesidad de ganar dinero para vivir. Fue también campeón de ajedrez y se matriculó en una escuela de teatro, donde llegó a representar alguna obra. Se unió también a un grupo de jóvenes católicos para resistir a los nazis. Por dos veces tuvo que permanecer escondido porque estaba fichado por la Gestapo, una vez en una buhardilla y otra en los subterráneos del arzobispado.

En 1943 ingresa en el seminario clandestino, inicia Teología y se aficiona a la lectura de San Juan de la Cruz. A comienzos de 1945, los soviéticos entran en Cracovia y él se salva por casualidad. El 1 de noviembre de 1946 es ordenado sacerdote en la capilla privada del arzobispado. Después se traslada a Roma para hacer el Doctorado en Teología con la Tesis sobre San Juan de la Cruz. Luego, ya en Polonia, ejerce como vicario coadjutor durante tres meses y a continuación como profesor en la Facultad de Teología, de la que fue nombrado luego director. Impartía Teología, Moral y Ética Social. Simpatizaba con los estudiantes, con los que gustaba de hacer excursiones. Hasta el final de sus días amó el campo y la montaña.

El 4 de junio de 1938 Pío XII lo consagró obispo auxiliar de Cracovia y participa en el Concilio Vaticano II. Pablo VI le nombró cardenal el 26 de junio de 1967. El 28 de septiembre de 1978 fallece Juan Pablo I, a consecuencia, según dijeron, aunque no estaba probado, de un infarto de miocardio, tras 33 días de pontificado. Entonces se convocó un nuevo Cónclave y el 16 de octubre de 1978, después de dos días de deliberaciones, es elegido pontífice Karol Wojtyla, que toma el nombre de Juan Pablo II.

Entre las muchas cosas en que habría de destacar en este largo pontificado, está su empeño en posicionar a la Iglesia como faro y guía del mundo moderno, tratando de llevar a la práctica las conclusiones del Vaticano II. Los principales objetivos los destacamos al comienzo. Son muchos sus logros: escribió 14 Encíclicas, realizó 104 viajes, nombró 232 cardenales, beatificó a 1340 personas y canonizó a 483, con razón hubo quien le apodó “Huracán Vojtyla”.

Uno de los momentos más duros de su pontificado fue sin duda el intento de asesinato que sufrió en la plaza de San Pedro, el 13 de mayo de 1981. Al ser el aniversario de las apariciones de Fátima, además de la gran devoción que él sentía por María, él tuvo el presentimiento de que la Virgen había sido la que evitó que la bala llegase a un órgano vital. Esa bala está desde entonces incrustada en la corona de la Virgen de Fátima.  El episodio concluyó con un gran ejemplo de misericordia, perdonando después a su agresor. Vojtyla fue también un entusiasta promotor de las Jornadas Mundiales de la Juventud, donde era aclamado con entusiasmo por jóvenes de todo el mundo, quienes le cantaban a voz en grito: “Juan Pablo II te quiere todo el mundo”.

En los últimos años se produjo en él un deterioro físico, debido a la enfermedad de “Parkinson” que padecía. Cuando los médicos le hicieron ver que la batalla estaba perdida, no quiso volver al Policlínico Gemelli y se refugió en su residencia, pronunciando estas palabras en polaco “Déjenme ir a casa del Padre”. Falleció el 2 de abril de 2005. Los funerales pusieron de manifiesto el alto grado de aprecio que le tenía la gente, donde se escuchaba como un grito unánime: “¡Santo súbito!”. Su sucesor, Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011 y Francisco lo canonizó en 2014, en ambos casos en el domingo de la Misericordia, fiesta que él había instituido.

Reflexión desde el contexto actual:

Estamos ante un relevante Pontífice con gran carisma, que trabajó mucho por la Iglesia. Todos le querían, niños jóvenes, adultos y ancianos, por su sencillez y cercanía. Son muchos los logros conseguidos en el pontificado de “huracánVojtyla”; no obstante, algunos asuntos han venido a ensombrecer su encomiable gestión pontifical. Su comportamiento frente al movimiento de la Teología de la Liberación es visto desde ópticas diferentes. Aparte de esto, no quedó resuelto el tema de las asignaturas pendientes que arrastraba la Iglesia y sigue arrastrando todavía y por supuesto lo que más negativamente le ha afectado ha sido el presunto silencio sobre la pederastia y su supuesta vinculación al caso Maciel.

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