Un santo para cada día: 22 de abril San Sotero. (El papa de la caridad)
Sotero tuvo que enfrentarse a enseñanzas desviadas, que surgían por acá y por allá, como por ejemplo el gnosticismo, el marcionismo y sobre todo el montanismo
Manejar el timón de la nave de Pedro ha sido siempre misión ardua y complicada, pero si cabe debió serlo mucho más en los primeros años del cristianismo, donde todo estaba por hacer y había que ir abriendo estelas en un mar agitado, cubierto de nieblas y de sombras, en medio de un mundo con poca comprensión y mucha hostilidad, un mundo en que los cristianos se vieron obligados a vivir en la clandestinidad, escondidos en las catacumbas, sin otra luz que la que ardía en el interior de su corazón. Cargar con la responsabilidad de guiar a un pequeño rebaño, acosado por todas las partes, debió ser una tarea que solo se pudo hacer con la mirada puesta en Dios y confiando en la fortaleza que nos viene de lo alto. Con esta situación se encontró Papa Sotero.
Pocas noticias tenemos sobre su vida y su pontificado, que trascurrió entre 166 al 175. El Liber Pontificalis y la Historia Eclesiástica de Eusebio, nos han permitido saber que había nacido en Fondi (La Campania). Su padre, aunque nacido en Nápoles era un oriundo griego y se llamaba Concordio.
El pontificado de Sotero duró 8 años, coincidiendo con el reinado del Emperador Marco Aurelio, sin que podamos decir que fuera tranquilo, pues aunque las persecuciones contra los cristianos no estaban en el momento más álgido, la calma no era total y había que tomar sus precauciones, de hecho en este tiempo tuvieron lugar los martirios entre otros, de San Justino, los mártires de Lyon y Vienne, el obispo San Potino, los diáconos Santo y Atalo, la esclava Blandina, el niño Póntico y otros más. El mismo Sotero, aunque no llegó a ser mártir estuvo a punto de serlo.
No solamente esto, el papa Sotero tuvo que enfrentarse a enseñanzas desviadas, que surgían por acá y por allá, como por ejemplo el gnosticismo, el marcionismo y sobre todo el montanismo. Montano fue un converso, que asistido por dos profetisas llamadas Maximila y Priscila, con notables atribuciones, comenzó a anunciar el advenimiento de una nueva era en la Iglesia, a la que denominó “Era del Espíritu”, que suponía el fin del mundo y por lo tanto había que preparase practicando un ascetismo riguroso y cuidándose mucho de no cometer pecados, porque algunos de ellos son imperdonables y la iglesia carece de potestad sobre ellos. Semejante doctrina era inadmisible para Iglesia, como lo era también la intromisión femenina en los actos litúrgicos, por lo que Sotero sacó un decreto prohibiendo a las mujeres tocar los vasos sagrados y los corporales, no permitiéndoles ni siquiera proporcionar el incienso en la celebración de los actos litúrgicos.
Pero aún con todo y a pesar de las dificultades con la que Sotero tuvo que enfrentarse, hay fundadas razones para suponer que en el pontificado del papa Sotero la Iglesia gozó de un gran momento, ya que según consta él mismo presidió un acto en el que fueron ordenados un número considerable de diáconos y sacerdotes, incluso 11obispos que fueron destinados a diversos territorios, sin duda porque el cristianismo estaba en fase creciente.
Además del tesón y celo eclesiástico demostrado por el papa Sotero, hay que hacer mención de su espíritu de caridad para con los pobres, como lo pone de manifiesto un fragmento de una carta del obispo Dionisio, recogida por Eusebio en su historia y que dice así: “Desde los principios de la religión vosotros introdujisteis la costumbre de llenar de varios beneficios a vuestros hermanos y de enviar los necesarios socorros y medios de vida a muchas iglesias establecidas en cada ciudad. Así vosotros remediáis la pobreza de los necesitados y suministráis lo necesario a los hermanos que trabajan en las minas, conservando, como buenos romanos, las costumbres romanas de vuestros mayores. Y vuestro obispo Sotero no sólo conservó esta costumbre, sino que aún la mejoró, suministrando abundantes limosnas, así como consolando a los infelices hermanos con santas palabras y tratándolos como un padre trata a sus hijos.”
Las circunstancias de la muerte de Sotero son desconocidas. El martirologio romano no nos aclara nada sobre cómo se produjo. Lo único que sabemos es que ésta debió acaecer un 22 de abril del año 175.
Reflexión desde el contexto actual:
Sotero fue conocido por sus contemporáneos como el «Papa de la caridad», porque socorrió a todos los que pasaban por apuros y lo pudo hacer porque en la primitiva comunidad cristiana se repartían los bienes y los que tenían daban a los que no tenían, hasta el punto de que todos eran un mismo corazón y un alma. Creyentes y no creyentes sentimos admiración por estos hombres y si un día nos decidiéramos a imitarlos, con seguridad que el hambre en el mundo quedaría erradicada y este sería el primer paso para conseguir ese mundo mejor que todos deseamos.