Mi prójimo es aquel al cual yo me aproximo y me hermano.

Domingo Quince Año Ordinario C. 10.07.2016.

(Lucas 10, 25-37).


En primer lugar debo disculparme. Me equivoqué de domínica en mi último escrito. Mi comentario semanal fue sobre el Evangelio del domingo 16 próximo. Por eso, ahora quiero comentar sobre lo que correspondía el domingo reciente pasado (domingo quince: 03.07.2016).

Este comentario trata de la parábola del Buen Samaritano. Y nos ponemos en acción.


"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con todo tu espíritu; y a tu prójimo como a ti mismo".


Todos los católicos y creyentes sabemos bien, y desde hace mucho tiempo, que éste es el primero y principal mandamiento. Pero, la verdad de las cosas, que de esos muchos, son pocos los que lo practican de verdad. Tal vez, sabemos teóricamente acerca de este mandamiento. Es decir, cuando se nos pregunta, ¿quién es tu prójimo?,¿quién es tu hermano?, todos contestaremos: todos los hombres y mujeres de la tierra son mi prójimo, son mis hermanos.- Un profesor de religión diría: la respuesta merece un siete o la más alta calificación.

Pero, en la práctica cristiana, no actuamos de acuerdo a nuestra teoría doctrinal. Se ve en nuestro mundo concreto que hay discriminación y marginación de muchos hermanos. Hay muchos hombres y mujeres: millones que están "a la vera del camino".
También, vemos como el cristiano es sectario; restringe al prójimo y hace acepción de personas. Y esto lo vemos en la vida política. ¡Cómo en Chile se esconde la pobreza! Se la junta y reúne "a la vera del camino", en lugares no tan visibles para todos, especialmente para los extranjeros que nos visitan. Yo he trabajado en Campamentos, antiguas poblaciones "callampas", lo que en otras partes se llaman "Villas Miserias". En Chile hay una grave violación al derecho humano de una vivienda digna. Y yendo a las causas, siempre nos encontraremos, que la causa es la aplicación de una economía llamada "capitalismo salvaje" por el Papa. Aquí es bueno y oportuno recordar el incumplimiento de lo prometido al Papa en su visita a Chile en 1987. Los empresarios principalmente, prometieron una economía de la solidaridad. ¡No hay solidaridad! ¡Hay pecado social! Esta economía globalizada, llamada neo liberalismo, acumula en pocas manos las riquezas, haciendo la pobreza y miseria en millones de manos de hombres y mujeres que debieran ser nuestros verdaderos hermanos: nuestro prójimo.- En el mundo esta economía egoísta y pecadora ha hecho pobres al 80% de habitantes de este mundo. Muchos viviendo en la miseria. Esos pobres, en la práctica, no son nuestro prójimo y no son nuestros hermanos de verdad. Lo más grave, para mí, es que muchos políticos que gobiernan, son católicos e imponen esta cruel economía.

Creo, que nuestros pastores debieran llamar a la conversión, y decirle a todos los responsables, que están en pecado, cometiendo tan grave injusticia.
Que la minoría que acumula e impone dicho sistema económico está secuestrando a una mayoría, especialmente de pobres. Que hay una flagrante violación a los derechos humanos de muchos chilenos en: Salud, Educación, Vivienda, Trabajo, Recreación, etc. Que Chile tiene que ser una sociedad justa y fraterna. Que los católicos chilenos (no todos) no se han hecho prójimo de sus sus hermanos, o que todavía está latente la pregunta, ¿quién es mi prójimo?.

En Chile, al igual que en la parábola, hay gente que ha sido asaltada, saqueada por unos "delincuentes", que se han apoderado y acumulado de bienes, dejando a muchos chilenos, "malheridos" y "a la vera del camino", mientras los "delincuentes" se han ido con las manos llenas.


La respuesta de Jesús ante esta pregunta sobre el prójimo no fue una explicación mediante una "definición conceptual". Si hubiera dado una respuesta de definición, el prójimo de nuevo hubiera quedado como algo abstracto y de concepto. No. Jesús fue a lo práctico. Por eso narró la parábola del Buen Samaritano. Jesús narra un hecho concreto. De ahí podemos sacar la práctica evangélica del prójimo, del "hermano".


Para Jesús, prójimo nuestro es todo hermano necesitado. Todo aquel que tiene derecho a esperar el amor de nosotros. No el amor romántico, sino el amor concreto, que lleve a una vida digna a los chilenos, y que les hace participar en la construcción de la patria común, porque, de verdad, la institucionalidad le debe dar verdaderos canales de comunión y participación.

Siguiendo con Jesús, para Él, prójimo, es cualquier necesitado, especialmente los pobres. Cualquiera que sea su religión, su ideología, su clase social y su cultura.
El sacerdote y el levita de la parábola no fueron prójimo del saqueado y asaltado en el camino, a pesar de que eran como él, judíos: tenían esos vínculos humanos, pero fueron egoístas, no salieron de sí mismos para ir al encuentro del "otro" necesitado, malherido por los delincuentes que lo asaltaron y lo despojaron.
Esto mismo, lo estoy viendo en nuestro Chile. Hay una situación crítica para muchos pobres y hombres y mujeres de Chile. Hay "sacerdotes" y "levitas", hoy día, en nuestra patria. Todos los días, nuestra realidad nos está confirmando acerca de delitos, saqueos a los chilenos, por evasión de impuestos entre la minoría: ricos y poderosos empresarios con una clase política corrupta por el poder y el dinero; salarios y pensiones miserables comparadas con la de aquellos que han detentado el poder coludiéndose con los que, no siéndolos, se han adueñado, no siempre de buena forma, de los bienes y propiedades de Dios, creadas para todos y no sólo para unos pocos. En Chile hay una economía del "asalto" y del saqueo.

Pero no hay reacción correspondiente. Muchos, incluso algunos afectados, no quieren hacerse problemas con nadie, "se lavan las manos" como Pilato; eluden los problemas de muchos, "no haciendo líos" como dice Francisco I. ¿No habrá también un pueblo, que como el sacerdote y el levita, no son capaces de mover un dedo ante la grave situación nacional? Muchos se corren, y en lenguaje de la parábola:

"Pasan al otro lado del camino y siguen de largo".


Amar al prójimo es amar como el Buen Samaritano. El samaritano, separado del herido y asaltado por toda clase de prejuicios ideológicos, religiosos y raciales:

"Hay que saber que los judíos no se comunican con los samaritanos". (Juan 4, 12),

Salió de sí mismo y fue verdaderamente prójimo del malherido porque vio en él al "otro", al "pobre" necesitado.


Y Jesús pregunta:

"Según tu parecer, ¿cuál de estos tres se portó como prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores? El contestó: "El que se mostró compasivo con él". Y Jesús le dijo: "Vete y haz tu lo mismo".


Para Jesús no somos prójimos o hermanos unos con otros en forma automática. No. Hay que hacerse próximo.
Hay que acercarse. Hay que hacerse hermano. Hay que comprometerse y actuar en favor de los que están "a la vera del camino".
Hay que salir de uno mismo para ir al encuentro de los necesitados, de los marginados y saqueados por una economía, que ha caído en manos de egoístas.

El sacerdote y el levita evitaron el compromiso

"tomando el otro lado del camino".

Para ellos, sus quehaceres religioso-culturales eran más importantes. Para Jesús no. El servicio al pobre y necesitado es más importante.


El compromiso del samaritano con el herido es eficiente:

"Se le acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó. Después lo puso en el mismo animal que él montaba, lo condujo a un hotel y se encargó de cuidarlo".

En mi meditación de esta parábola, me llamó la atención:

"Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al hotelero, diciéndole: "Cuídalo. Lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi vuelta".

Se me ocurre, que Jesús, dejó al cuidado de los hijos de Dios: de todos los hombres y mujeres, a su Iglesia, dándole sus "denarios": Su Palabra, los Sacramentos, la Eucaristía y otros dones y gracias que conocemos. Entonces, para nosotros Iglesia: Laicos, Religiosas, Sacerdotes, Obispos, y hasta para el mismo Papa, se debe escuchar hoy el mandato de Jesús:

"Vete y haz tu lo mismo".


Nuestro compromiso con el pobre y necesitado debe ser eficiente. Esto nos lleva al compromiso social- político, con todos sus conflictos y luchas, pues el necesitado de Chile y América Latina son razas, grupos, clases sociales. Lo indígenas, los obreros, los campesinos, los proletarios y subproletarios. Por favor leer por su propia cuenta el Documento de Puebla desde el número 32 hasta el 39. Puebla nos está diciendo :

"La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo el Señor, que nos cuestiona e interpela". (Puebla 31).

Sigan ustedes hasta el 39.


Termino, llamando a los chilenos, sean estos hombres o mujeres; sean jóvenes o adultos, sean creyentes o no creyentes, sean también de nuestra Iglesia, especialmnente nuestros laicos, a escuchar, en el hoy de Chile, a Jesús:

Hazte prójimo con compromiso eficaz.

"Anda y haz tú lo mismo".


Pbro. Eugenio Pizarro Poblete*
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