Estoy ungido para Evangelizar pero Dios es el que tiene la última Palabra.

(Lucas 10, 1-12; 17-20).


Las palabras de Jesús en el Evangelio citado valen para los evangelizadores de hoy día: Catequistas, animadores de comunidades cristianas de base y de comunidades cristianas: iglesia doméstica; para ministros de la Palabra y de Comunión de enfermos en sus casas; para responsables laicos de grupos pastorales y de movimientos de laicos, sean estos varones o mujeres, también de jóvenes; para Obispos, sacerdotes, religiosos (as). Los discípulos que Jesús, el Señor de la Iglesia, designa para evangelizar son hoy día, éstos y otros más, y las palabras del Señor a los 72 en Evangelio de hoy valen y tienen vigencia para nosotros, hijos de la Iglesia y militantes de ella. A través de lo que dice Jesús en esa época, tenemos, guiados por el Espíritu, que descubrir y discernir el mensaje de Jesús que hoy dirige a su Iglesia evangelizadora. Hablo de "su" Iglesia, del "Señor de la Iglesia", porque Jesús es el dueño y la autoridad eximia de la Iglesia.
La Iglesia "no es ni de Pablo, ni de Apolo ni de Kefas (Pedro)", es de Jesús, y los evangelizadores de hoy son sólo instrumentos dóciles, también frágiles, del único Señor y Dios de la vida.

Las palabras de Jesús, hoy día, al igual que antaño, tienen una mística de desinstalación, de pobreza, de disponibilidad para peregrinar, siendo elegidos por Dios, para anunciar la Buena Nueva, que es de paz cimentada en la justicia:

"En la casa que entren, digan como saludo: Paz para esta casa, Si ahí vive un hombre de paz, recibirá esta paz que ustedes le traen... está cerca de vosotros el Reino de Dios...".


Es cierto que el contexto cultural del Evangelio es campesino en ese tiempo, pero la orientación de fondo es justa y exacta en todas las culturas, especialmente hoy día para nuestra Iglesia.
El Evangelio siempre debe ser simple, activo, pobre, para que brille más la fuerza de la oración y la cruz, la palabra y el testimonio de la comunidad cristiana, que la riqueza de los medios de acción. Lo digo así, porque el "testimonio" debe mostrar al mismo Jesús presente hoy en nuestra historia. Ojalá, los evangelizadores de hoy, puedan decir como Pablo:

"Ya no soy yo quien vive en mí,es Cristo quien vive en mí". (Gal.2,20).

Lo que quiero decir es que el evangelizador debe ser un habitado por Cristo. Si no es así, los evangelizadores de hoy, estarían entregando conceptos, cosas abstractas y no a "Alguien": la persona viva de Jesús. Al contrario, si es un "testimonio", la gente se sentirá tocada por Cristo, y se incorporará con propiedad y pertenencia a la Iglesia misionera y evangelizadora, hacia los confines y fronteras. Nunca un hombre de Iglesia instalado y encerrado en su comunidad: siempre apóstol hacia el mundo secular, y pobre, porque vuelvo a insistir, nada debe opacar lo esencial de la evangelización, ni mi persona, ni las riquezas de los medios de acción, estos deben ser austeros y pobres.

Jesús, hoy día, en su Evangelio, nos propone una evangelización de medios pobres.
Esta evangelización se hace indispensable en Chile, donde los destinatarios principales y preferenciales del Evangelio son en buena parte los más marginados, al menos debieran serlo. Se trata de gente pobre, cuya pobreza está escondida en los Campamentos y en los campos, donde el estilo y los medios que se utilizan en la evangelización tienen que ser consecuentes y coherentes con la condición de los pobres que son evangelizados, y también con el contenido mismo del Evangelio y sus bienaventuranzas:

"Para vivir y anunciar la exigencia de la pobreza cristiana, la Iglesia debe revisar sus estructuras y la vida de sus miembros, sobre todo de los agentes de pastoral, con miras a una conversión efectiva". (Puebla 1157).

"Esta conversión lleva consigo la exigencia de un estilo austero de vida y una total confianza en el Señor ya que en la acción evangelizadora la Iglesia contará más con el ser y el poder de Dios y de su gracia que con el "tener más" y el poder secular. Así, se presentará una imagen auténticamente pobre, abierta a Dios y al hermano, siempre disponible, donde los pobres tienen capacidad real de participación y son reconocidos en su valor". (Puebla 1158).

Lo esencial en pastoral es la acción de la evangelización, tal vez, a diferencia de otro tipo de actividades eclesiales, sobre todo aquellas que llevan a la Iglesia a encerrarse en sí misma. Se trata, entonces, de incrementar y hacer crecer la fe; se trata de un contacto con Cristo y su Iglesia, y ésta debe presentarse con sus valores esenciales y evangélicos. Lo evangelizadores de hoy tienen que tener presente, que todo lo que no es evangélico y que llegara a hacerse predominante, es un contra testimonio y un obstáculo para la evangelización:

"La Evangelización da a conocer a Jesús como el Señor, que nos revela al Padre y nos comunica su Espíritu. Nos llama a la conversión que es reconciliación y vida nueva, nos lleva a la comunión con el Padre que nos hace hijos y hermanos. Hace brotar, por la caridad derramada en nuestros corazones, frutos de justicia, de perdón, de respeto. de dignidad, de paz en el mundo". (Puebla 352).


En lo evangélico de nuestra evangelización, entre otras características, sobresalen algunas, que nombraremos de inmediato:

- La oración:

"Hay mucho que cosechar, pero los obreros son pocos: por eso rueguen al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha".

- La desinstalación, la pobreza que produce disponibilidad, dinamismo y comunión:

"Vayan, pónganse en camino..." "No lleven bolsa, ni saco, ni sandalias, etc...". "Y los envió de dos en dos...".

- El valor y el riesgo del que busca el Reino y no su prestigio o bienestar personal; es la cruz:

"Vayan, pero sepan que los envío como corderos en medio de lobos...". "Pero en cualquier ciudad donde entren y no los acojan, salgan a las plazas y digan: Hasta el polvo de la ciudad, que se nos ha pegado en los pies, lo sacudiremos y se lo dejaremos...".

- La amistad, la solidaridad, entre los evangelizadores y los evangelizados:

"... los envío de dos en dos...". "En la casa que entren, digan como saludo: Paz a esta casa. Si ahí vive un hombre de paz, recibirá esta paz que ustedes les traen; ...". "No vayan de casa en casa. En toda ciudad que entren y los acojan , coman lo que les sirvan, sanen sus enfermos y digan a ese pueblo: El Reino de Dios ha llegado a ustedes...".

Para complementar todo lo dicho, quiero darles más citas de Conferencia Episcopal de Obispos en Puebla:

"Hay ciertos signos que expresan un deseo de interiorización y de profundización en la vivencia de la fe al comprobar que, sin el contacto con el Señor, no se da una Evangelización convincente y perseverante". (Puebla 726).

"El ejemplo de Cristo orante: el Señor Jesús, que pasó por la tierra haciendo el bien y anunciando la Palabra, dedicó, por impulso del Espíritu, muchas horas a la oración, hablando al Padre con filial confianza e intimidad incomparable y dando ejemplo a sus discípulos, a los cuales expresamente enseñó a orar. El cristiano, movido por el Espíritu Santo, hará de la oración motivo de su vida diaria y de su trabajo; la oración crea en él actitud de alabanza y agradecimiento al Señor, le aumenta la fe, lo conforta en la esperanza activa, lo conduce a entregarse a los hermanos y a ser fiel en la tarea apostólica, lo capacita para formar comunidad. La Iglesia que ora en sus miembros se une a la oración de Cristo". (Puebla 932).

"La liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia. Se recomiendan los ejercicios piadosos del pueblo cristiano con tal que vayan de acuerdo con las normas y leyes de la Iglesia, en cierto modo deriven de la liturgia y a ella conduzcan(Cfr. SC 13). El misterio de Cristo es uno y en su riqueza tiene manifestaciones y modos diversos de llegar a los hombres. Gracias a la rica herencia religiosa y por la urgencia de las circunstancias de tiempo y lugar,las comunidades cristianas se hacen evangelizadoras al vivir la oración". (Puebla 934).

"No todos en la Iglesia de América Latina nos hemos comprometido suficientemente con los pobres; no siempre nos preocupamos por ellos y somos solidarios con ellos. Su servicio exige, en efecto, una conversión y purificación constantes , en todos los cristianos, para el logro de una identificación cada día más plena con Cristo pobre y con los pobres". (Puebla 1140).

"Para el cristiano, el término "pobreza" no es solamente expresión de privación y marginación de las que debamos liberarnos. Designa también un modelo de vida que ya aflora en el Antiguo Testamento en el tipo de los "pobres de Yahvé" (Cfr. Sof. 2,3; 3,12-20; Is.49,13; 66,2; Sal.74,19;149,4) y vivido y proclamado por Jesús como Bienaventuranza (Cfr.Mt. 5,3; Lc. 6,20). San Pablo concretó esta enseñanza diciendo que la actitud del cristiano debe ser la del que usa de los bienes de este mundo (cuyas estructuras son transitorias)sin absolutizarlas, pues son solo medios para llegar al Reino (Cfr. 1 Cor.7,29-31). Este modelo de vida pobre se exige en el Evangelio a todos los creyentes en Cristo y por eso podemos llamarlo "pobreza evangélica" (Cfr. Mt. 6,19-34). Los religiosos viven en forma radical esta pobreza, exigida a todos los cristianos, al comprometerse por sus votos a vivir los consejos evangélicos". (Cfr. Nos.733-735). (Puebla 1148).
¡Hermanos queridos hay que revisarse al respecto, cada uno y también su Congregación!

Lo evangélico no es gozarse en la influencia o en los resultados externos, sino:

"Dejar a Dios la última la última palabra".

En la evangelización lo primordial y fundamental es ser fiel a Dios y a la Iglesia, y no el éxito personal:

"Sin embargo, no se alegren porque someten a los demonios; alégrense más bien porque sus nombres están escritos en los cielos".

Soy un sacerdote secular o diocesano, con unas opciones propias de lo que hemos llamado "la primavera de la Iglesia": soy del Vaticano II, y quiero, ahora, hacer una relación de este escrito, aunque sea y aparezca reiterativo, y desde ya, les pido a ustedes, las disculpas del caso:

"Queremos ser una Iglesia de todos, pero especialmente, queremos ser la Iglesia de los pobres". ( Juan XXIII en inauguración del Vaticano II).

"Quiero una Iglesia pobre y para los pobres". ( Francisco I al iniciar su Pontificado).

Me parece, que ya basta de palabras, en nosotros, discípulos de estos dos grandes Papas. Vamos a la práctica concreta:

"La fe sin obras es fe muerta".

"Obras son amores y no buenas razones".

Recuperemos o insistamos con más fuerza y compromiso nuestro, en la Iglesia, y para el mundo, en "la opción pastoral y preferencial por los pobres" y seamos, también, más pobres. Me preocupa, en un mundo globalizado y con una economía neo liberal: "capitalismo salvaje" como la llamó Juan Pablo II y que la Doctrina Social de la Iglesia la condena, me preocupa, digo, que se siga haciendo, entre nosotros. el "pecado social", haciendo que las riquezas y bienes, que Dios creó para todos, estén en manos privadas, y en poca gente rica y poderosa, ahora coludida con políticos, destruyendo tantas vidas, hogares y familias de hermanos nuestros. Esta economía globalizada ha hecho el 80% de pobres en el mundo. Y me preocupa mucho, que la Iglesia no sea pobre y para los pobres, y en algunos lugares, llegue a ser un escándalo y un insulto para los pobres. Recuperemos esa falta de credibilidad en la Iglesia, que indican las encuestas y que, como sacerdote, veo que es una preocupación de la comunidad eclesial. Ayudemos al Papa Francisco y hagamos de verdad un compromiso por ser austero y pobre, buscando una Iglesia pobre y para los pobres.

Quiero una Iglesia, que su vida y compromiso, salga de los templos. Quiero una Iglesia, que salga de sus grupos y que sus comunidades de base: parroquias y capillas, no sean sólo centradas en sí mismas; centradas y encerradas, lejos de los vaivenes y problemas de la sociedad, sino "que vayan al mundo, no sólo como maestros, sino también como discípulos", porque en el mundo actual hace falta la acción misionera y evangelizadora de la Iglesia, entendiendo que es nuestra tarea esencial.
Quiero una Iglesia "Misionera y de Evangelización", en todos sus niveles, sean estos personales o comunitarios, tanto de clérigos, religiosas y laicos. Y se dice que también "vayamos como discípulos", porque en el "lago" del mundo también camina y actúa Jesús, viviendo su Pascua, y como nuestro Maestro, muchas veces, a través de signos de vida en el mundo tormentoso, y especialmente en la vida de los pobres, Él nos evangeliza y nos llama a la conversión. ¡Yo he sido evangelizado por los pobres!

Quiero que se recuperen, con nuevas fuerzas pastorales,"las comunidades cristianas:iglesia doméstica", formadora de personas, constructoras de fraternidad entre sus integrantes, y con un sentido evangelizador, constructoras de un mundo más justo y fraterno: como adelanto del Reino, más aún, que sean eficazmente una verdadera base de la Iglesia. Me atrae mucho una Iglesia que se construye desde la base. Y esto no significa que uno no crea que la Iglesia es jerárquica. No. Así, la fundó Cristo. Lo que quiero decir y significar, es que los cristianos desde la base, hagamos comunión y participación, y que ayudemos a nuestros legítimos pastores, con nuestra decisión en la marcha pastoral de nuestra Iglesia: Pueblo de Dios. No estoy de acuerdo con aquellas comunidades y con aquellos laicos que no respetan a su jerarquía, y que aparecen, no construyendo, sino más bien destruyendo, y a veces como francotiradores en contra de la Iglesia y su jerarquía; muchas veces aparecen haciendo críticas no evangélicas y haciendo farándula de los Obispos y de la Iglesia misma; aparecen como no hijos de la Iglesia y no pertenecientes a ella, rompiendo la comunión y la verdadera participación eclesial. Recuerdo: La Iglesia es de Jesús. Y Él, le ha dicho:

"Yo estaré con ustedes hasta la consumación de los siglos y las puertas del infierno no podrán contra ella".

Quiero que la Iglesia sea consecuente con su Magisterio, que le da al laico un rol no sólo ejecutivo, sino también de "decisión", en comunión y participación, en la marcha y los planes pastorales de la Iglesia. Que se le recuerde y se le exija al laico, que tiene un rol específico y protagónico en el mundo y en el mundo de la política, incluso pudiendo participar en política partidaria, buscándola, como su expresión más eximia de su amor a sus hermanos, sean éstos, creyentes o no creyentes, buscándola, como el bien de la "polis", del bien común, construyendo una patria justa, fraterna y solidaria, también de comunión y participación de todos y con todos, sin exclusión. Creo que hay laicos adentro de la Iglesia y muy centrado interiormente en la vida de la Iglesia, incluso con críticas a ella, cercanas a la maledicencia, no misionando y no siendo evangelizadores de la realidad actual de nuestro país. Veo como pierden el tiempo en quejas, reuniones y escritos muy críticos y poco evangélicos en contra de la Iglesia, y no los veo comprometidos en un Chile que está enfermo desde 1973, con una institucionalidad ilegítima, con una Constitución mentirosa, fraudulenta y antidemocrática, que privilegia a una minoría de privados, ricos y poderosos, coludidos con una clase política, y que han caído en una grave corrupción; con una economía inmoral, que la Iglesia ha condenado y que el Papa Juan Pablo II llamó "capitalismo salvaje", indicando así, la condena, porque hace la miseria y pobreza de millones de hermanos. Allí, los laicos eclesiales "deben hacer líos", como dijo Francisco I. Los laicos deben preocuparse de la política y del bien común de los chilenos, porque, eso también, es ser misionero y evangelizador en nombre de Jesús y de su Iglesia.

Quiero que los católicos sean verdaderos, a todo nivel, que sean más de Dios, "habitados" por el Señor, tanto sacerdotes, religiosas y laicos, también obispos. Sólo así, será la Iglesia creíble y se irá construyendo "sobre roca y no sobre arena". Quiero una Iglesia con hombres y mujeres de oración y de Dios. Quiero una Iglesia "con personas santas", que anuncien, con su presencia y compromiso evangelizador al Cristo vivo que los "habita".

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro.Eugenio Pizarro Poblete+

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