El Papa muestra su "dolor" por los enfrentamientos en el Líbano Francisco, en la audiencia: "Expulsado de la fe, el diablo vuelve a entrar con la superstición"
"A cierto nivel cultural, se cree que sencillamente no existe" el diablo, indicó, aunque, "sin embargo, nuestro mundo tecnológico y secularizado está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas"
"La tecnología moderna, además de muchos recursos positivos que hay que apreciar, también ofrece innumerables medios para «dar oportunidad al diablo», y muchos caen en su trampa"
El Papa se mostró "dolorido por las noticias de los enfrentamientos que llegan estos días desde el Líbano", por lo que mostró su cercanía a su población y pidió a la comunidad internacional que haga un esfuerzo para preservar paz paz, invitando de nuevo a rezar por ella y no olvidar todos los lugares que están sufriendo la lacra de la guerra como Ucrania, Palestina, Israel, Sudán o Myanmar, indicó
El Papa se mostró "dolorido por las noticias de los enfrentamientos que llegan estos días desde el Líbano", por lo que mostró su cercanía a su población y pidió a la comunidad internacional que haga un esfuerzo para preservar paz paz, invitando de nuevo a rezar por ella y no olvidar todos los lugares que están sufriendo la lacra de la guerra como Ucrania, Palestina, Israel, Sudán o Myanmar, indicó
"Hoy asistimos a un extraño fenómeno relacionado con el diablo", indicó esta mañana el papa Francisco en su catequesis de la audiencia general de los miércoles: "A cierto nivel cultural, se cree que sencillamente no existe", indicó, aunque, "sin embargo, nuestro mundo tecnológico y secularizado está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas".
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Por ello, afirmó, "expulsado de la puerta, el diablo ha vuelto a entrar, podría decirse, por la ventana. Expulsado de la fe, vuelve a entrar con la superstición". "Y si tú eres supersticioso, inconscientemente estás dialogando con el diablo, y con el diablo no se dialoga", improvisó.
"La prueba más fuerte de la existencia de Satanás no se encuentra en los pecadores ni en los obsesos, ¡sino en los santos!", exclamó el Papa, explicando que "es en la vida de los santos donde el demonio se ve obligado a salir a la luz, a ponerse «contra la luz». Unos más, otros menos, todos los santos y grandes creyentes dan testimonio de su lucha contra esta oscura realidad, y no se puede suponer honestamente que todos ellos fueran unos ilusos o meras víctimas de los prejuicios de su época".
"La batalla contra el espíritu del mal se gana como la ganó Jesús en el desierto: a golpes de la palabra de Dios: «Está escrito»: así responde tres veces al tentador", indicó Francisco, quien también subrayó que la Iglesia es "muy prudente y estricta" en el ejercicio del exorcismo porque "es prácticamente imposible llegar, en casos particulares, a la certeza de que se trata efectivamente de él, ya que no podemos saber con precisión dónde termina su acción y donde comienza nuestra propia maldad".
En todo caso, sí que advirtió de algunos lugares donde se podría encontrar al diablo, a pesar de que fue vencido por Jesús. "La tecnología moderna, además de muchos recursos positivos que hay que apreciar, también ofrece innumerables medios para «dar oportunidad al diablo», y muchos caen en su trampa".
"Pensemos en la pornografía en Internet, detrás de la cual hay un mercado muy floreciente: se trata de un fenómeno fuertemente extendido del que los cristianos deben, de todas formas, precaverse y rechazar enérgicamente", subrayó el Papa. "Con cualquier teléfono se puede acceder a esta brutalidad, a este lenguaje del demonio", improvisó nuevamente. "Estén atento, que el diablo es astuto, pero nosotros, con la gracia de Dios, somos más astutos que el demonio".
Concluida la que era la sexta catequesis de su ciclo sobre el Espíritu Santo, y a la hora de los saludos, el Papa pidió que rezasen por "los frutos" de su viaje a Luxemburgo y Bélgica, "corazón de la Europa occidental", adonde pondrá rumbo mañana, jueves 26 de septiembre y hasta el próximo domingo.
Finalmente, el Papa se mostró "dolorido por las noticias de los enfrentamientos que llegan estos días desde el Líbano", por lo que mostró su cercanía a su población y pidió a la comunidad internacional que haga un esfuerzo para preservar la paz, invitando de nuevo a rezar por ella y no olvidar todos los lugares que están sufriendo la lacra de la guerra como Ucrania, Palestina, Israel, Sudán o Myanmar, indicó.
Texto de la catequesis en la audiencia general
Queridos hermanos y hermanas, inmediatamente después de su bautismo en el Jordán, Jesús, «fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1). La iniciativa no es de Satanás, sino de Dios. Al ir al desierto, Jesús obedece a una inspiración del Espíritu Santo, no cae en una trampa del enemigo. Una vez superada la prueba, Él – está escrito – regresó a Galilea «lleno del poder del Espíritu Santo» (Lc 4,14).
Jesús en el desierto, se libró de Satanás y ahora puede liberar de Satanás. Esto es lo que destacan los evangelistas con los numerosos relatos de liberación de obsesos. Dice Jesús a sus oponentes: «Si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, entonces el reino de Dios ha llegado a ustedes» (Mt 12,27).
Hoy asistimos a un extraño fenómeno relacionado con el diablo.
A cierto nivel cultural, se cree que sencillamente no existe. Sería un símbolo del inconsciente colectivo, o de la alienación, en definitiva, una metáfora. Pero «el mayor truco del diablo es hacer creer que no existe», como escribió alguien (Charles Baudelaire). Sin embargo, nuestro mundo tecnológico y secularizado está repleto de magos, ocultismo, espiritismo, astrólogos, vendedores de amuletos y hechizos y, por desgracia, de verdaderas sectas satánicas. Expulsado de la puerta, el diablo ha vuelto a entrar, podría decirse, por la ventana. Expulsado de la fe, vuelve a entrar con la superstición.
La prueba más fuerte de la existencia de Satanás no se encuentra en los pecadores ni en los obsesos, ¡sino en los santos! Es cierto que el diablo está presente y activo en ciertas formas extremas e «inhumanas» de mal y maldad que vemos a nuestro alrededor. Por esta vía, sin embargo, es prácticamente imposible llegar, en casos particulares, a la certeza de que se trata efectivamente de él, ya que no podemos saber con precisión dónde termina su acción y donde comienza nuestra propia maldad. Por eso la Iglesia es muy prudente y estricta en el ejercicio del exorcismo, ¡a diferencia de lo que ocurre, por desgracia, en ciertas películas!
Es en la vida de los santos donde el demonio se ve obligado a salir a la luz, a ponerse «contra la luz». Unos más, otros menos, todos los santos y grandes creyentes dan testimonio de su lucha contra esta oscura realidad, y no se puede suponer honestamente que todos ellos fueran unos ilusos o meras víctimas de los prejuicios de su época.
La batalla contra el espíritu del mal se gana como la ganó Jesús en el desierto: a golpes de la palabra de Dios: «Está escrito»: así responde tres veces al tentador. San Pedro sugiere también otro medio, que Jesús no necesitaba, pero nosotros sí, la vigilancia: «Sean sobrios, vigilen. Su enemigo, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1 Pe 5,8). Y San Pablo, por su parte, amonesta: «No den ocasión al diablo» (Ef 4,27).
Después de que Cristo, en la cruz, derrotara para siempre el poder del «príncipe de este mundo» (Jn 12,31), el diablo -decía un Padre de la Iglesia- «está atado, como un perro a una cadena; no puede morder a nadie, salvo a los que, desafiando el peligro, se acercan a él... Puede ladrar, puede apremiar, pero no puede morder, salvo quien lo desee»[1].
Por ejemplo, la tecnología moderna, además de muchos recursos positivos que hay que apreciar, también ofrece innumerables medios para «dar oportunidad al diablo», y muchas veces muchos caen en su trampa. Pensemos en la pornografía en Internet, detrás de la cual hay un mercado muy floreciente. Lo sabemos todos, es el diablo e que trabaja allí. Se trata de un fenómeno fuertemente extendido del que los cristianos deben, de todas formas, precaverse y rechazar enérgicamente. Con cualquier teléfono se puede acceder a esta brutalidad, a este lenguaje del demonio.
La concienciación de la acción del diablo en la historia no debe desanimarnos. El pensamiento final debe ser, también aquí, de confianza y seguridad. Cristo ha vencido al diablo y nos ha dado el Espíritu Santo para hacer nuestra su victoria. La misma acción del enemigo puede volverse a nuestro favor, si con la ayuda de Dios la ponemos al servicio de nuestra purificación. Estén atento, que el diablo es astuto, pero nosotros, con la gracia de Dios, somos más astutos que el demonio. Pidamos pues al Espíritu Santo, con las palabras del himno Veni Creator:
«Aleja de nosotros al enemigo danos pronto la paz.
Se nuestro guía
para que evitemos todo mal».
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[1] San César de Arlés, Discursos 121, 6: CC 103, p. 507.
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