El Papa pone el documento final "a disposición del pueblo de Dios" "No publicaré una exhortación apostólica": Francisco cierra el Sínodo admitiendo que "hay y habrá decisiones que tomar"

Foto de familia del Sínodo
Foto de familia del Sínodo

"Es posible caminar juntos en la diversidad, sin condenarnos los unos a los otros"

"Mi tarea es custodiar y promover la armonía", clamó Bergoglio, quien reconoció las "tensiones y divisiones" en el pueblo de Dios. "Todos, todos, todos. Ninguno afuera", insistió, pidiendo "armonizar todas las diferencias"

"Esto no es un modo de postergar al infinito las decisiones, sino que corresponde al ejercicio sinodal (...). Escuchar, convocar, discernir, decidir y evaluar"

"Danos el valor de atrevernos a dar pasos concretos, para construir juntos la Iglesia de Cristo resucitado que da testimonio al mundo del Amor de Dios y proclama el Evangelio que da la verdadera vida", recalcó en su discurso final el patriarca de Alejandría, Ibrahim I. Sedrak

"No pretendo publicar una exhortación apostólica. En el Documento hay ya indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias, en los diversos continentes, en los diferentes contextos, por eso lo pongo ahora a disposición de todos. Quiero, de este modo, reconocer el valor del camino sinodal realizado, que con este Documento entrego al santo Pueblo de Dios", anunció el Papa Francisco al término de la Asamblea Sinodal. "Por eso lo pongo ahora a disposición de todos". "Quiero, de este modo, entregarlo al Santo Pueblo de Dios". Concluye la Asamblea, pero no el Sínodo, y en sus palabras finales, Bergoglio admitió que "hay y habrá decisiones que tomar".

Francisco cerró el Sínodo de la sinodalidad
Francisco cerró el Sínodo de la sinodalidad

Sobre los temas confiados a los diez grupos de estudio, "para que me ofrezcan propuestas, se necesita tiempo, para implicar opciones. Yo seguiré a la escucha". "Esto no es un modo de postergar al infinito las decisiones, sino que corresponde al ejercicio sinodal (...). Escuchar, convocar, discernir, decidir y evaluar", concluyó el Papa. "El documento es un regalo para todo el pueblo de Dios", apuntó, admitiendo que "es obvio que no todos se pararán a leerlo".

"Es posible caminar juntos en la diversidad, sin condenarnos los unos a los otros", recalcó. "Ahora necesitamos que las palabras vengan acompañados por hechos".

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"Hemos recogido el fruto de años, poniéndonos a la escucha, para conocer cómo ser pueblo de Dios", inició Francisco su discurso, haciendo hincapié en los mensajes del documento. "El documento es un triple regalo: un regalo para mí, Obispo de Roma (...), pues también el obispo de Roma, me lo recuerdo frecuentmente, necesita poner en práctica la escucha. Es más quiere practicar la escucha para poder responder a la Palabra", subrayó el Pontífice.

"Mi tarea es custodiar y promover la armonía", clamó Bergoglio, quien reconoció las "tensiones y divisiones" en el pueblo de Dios. "Todos, todos, todos. Ninguno afuera", insistió, pidiendo "armonizar todas las diferencias". 

"A nosotros se nos concede ampliar la voz de este susurro, sin obstaculizarlo ni abrir muros. Cuánto mal hacen los hombres y mujeres de la Iglesia cuando crean muros, ¡cuánto mal! Todos, todos, todos, no seamos dispensadores de la Gracia, atando las manos a Dios misericordioso"

"A nosotros se nos concede ampliar la voz de este susurro, sin obstaculizarlo ni abrir muros. Cuánto mal hacen los hombres y mujeres de la Iglesia cuando crean muros, ¡cuánto mal! Todos, todos, todos, no seamos dispensadores de la Gracia, atando las manos a Dios misericordioso", subrayó Francisco, quien recordó que se comenzó el Sínodo "pidiendo perdón, sintiendo vergüenza".

La rigidez es un pecado

"La rigidez es un pecado, que tantas veces entra en los clérigos, los consagrados y consagradas", subrayó el Papa, leyendo unos versos de una mística francesa, en los que habla de los que tienen "aire de capitanes". "Haznos vivir nuestra vida no como un juego de ajedrez en lo que todo se calcula (...), sino como una fiesta sin fin, donde se renueva el enccuentro contigo, como un baile, como una danza (...), con la música universal del amor".

Sesión final del Sínodo de los Obispos
Sesión final del Sínodo de los Obispos

Unos versos que "pueden ser la música de fondo para acoger el documento final", finalizó, anunciando que "hay y habrá deiciones que tomar". En estos tiempos de guerra, debemos ser testigos de paz, aprendiendo a dar convivencia real". 

El patriarca de Alejandría
El patriarca de Alejandría

Abrió la sesión de clausura el patriarca de Alejandría,  Ibrahim I. Sedrak, quien recalcó cómo "hoy concluyen nuestras reuniones sinodales, pero al mismo tiempo comienza un nuevo y verdadero sínodo en la vida cotidiana, en la vida concreta de las comunidades eclesiales de todo el mundo, al que volveremos".

"Durante las tres etapas de preparación y las dos asambleas sinodales posteriores, el año pasado y este año, hemos vivido una excelente experiencia de sinodalidad, caracterizada por un gran compromiso, alegría, valentía y perseverancia, incluso en los momentos de fatiga y cansancio", señaló el presidente delegado, quien confió al Papa "nuestro trabajo". "Esperamos tu ayuda y tu luz para proseguir eficazmente nuestro camino de pueblo de Dios, en la historia de la humanidad, como don gratuito, para cada hombre y cada mujer, de salvación y de unidad".

El patriarca de Alejandría, junto al Papa
El patriarca de Alejandría, junto al Papa

"Hoy, en esta última asamblea, afrontamos con mayor conciencia el desafío de transmitir y testimoniar con entusiasmo y alegría, la experiencia que hemos vivido en estos días, de intercambio recíproco de los dones de nuestras Iglesias y familias, en una realidad y contexto mundial difícil, muchas veces contradictorio, sediento de sentido, de paz y de reconciliación", subrayó, para preguntarse "¿Cómo podemos vivir y proclamar, como pastores y bautizados, la esperanza que está en nosotros?".

"El acontecimiento sinodal es una palabra profética para nosotros, para la Iglesia y para el mundo, que sólo con la ayuda del Espíritu sabremos interpretar y acoger. Veremos entonces que los campos ya están floreciendo para la cosecha en nuestras comunidades eclesiales", finalizó el patriarca, quien agradeció el trabajo de todos los presentes, para concluir con una oración al Espíritu: "Danos el valor de atrevernos a dar pasos concretos, para construir juntos la Iglesia de Cristo resucitado que da testimonio al mundo del Amor de Dios y proclama el Evangelio que da la verdadera vida".

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