Repasando los 150 años del Círculo, Bergoglio subrayó cómo nunca faltaron las “las líneas programáticas” resumidas en “oración, acción y sacrificio”, “tres piedras angulares” que son “la base para el maravilloso florecimiento de las actividades en el campo de la caridad y la acogida de los últimos”.
“No olviden la fuerza y la importancia de la oración para ustedes y para todos los que se dedican a la caridad” – invitó el Santo Padre – evidenciando la necesidad de “alimentarla con oportunos momentos de oración y con la escucha de la Palabra de Dios” porque, explica, “el secreto de la eficacia de todos sus proyectos es la fidelidad a Cristo y una relación personal con él en la oración”.
Del mismo modo, Francisco resaltó la necesidad de que la vida cotidiana esté “impregnada de la presencia de Jesús, bajo cuya mirada debemos poner también los sufrimientos de los enfermos, la soledad de los ancianos, los temores de los pobres, la fragilidad de los excluidos”.
El Círculo de San Pedro se dirige "principalmente a los sectores de la pobreza humana en Roma, participando generosamente en las situaciones y necesidades de tantos hermanos y hermanas", señaló el Papa, quien animó a los presentes a "seguir prestando gran atención a las nuevas pobrezas, buscando en cada coyuntura de dar consuelo y ayuda a los más pobres, sin distinción alguna".
Recordando que vivimos en “una época de grandes cambios y de persistente precariedad económica, en la que la comunidad eclesial se siente llamada a proclamar una vez más el mensaje cristiano y su poder de humanización”, el Obispo de Roma instó a los miembros del Círculo de San Pedro a “ser conscientes de que su trabajo aún tiene un papel importante que desempeñar”.
Finalmente, Francisco agradeció al Círculo de Roma su trabajo, así como el Óbolo de San Pedro, que entregan cada año a la Santa Sede, y que supone "un signo más de apertura a las personas en dificultad” afirma, y es, al mismo tiempo, “una participación concreta en la preocupación de la Sede Apostólica por responder a las crecientes necesidades de la Iglesia, especialmente en los países más pobres".