¿Último acto de misericordia del Papa antes de la resolución definitiva? Penúltimo asalto en el caso Sodalicio: Francisco recibe al defenestrado arzobispo Eguren

Eguren con Francisco en la audiencia de agosto de 2024
Eguren con Francisco en la audiencia de agosto de 2024 Sodalicio

"Se trata del segundo encuentro cara a cara entre ambos en menos de cinco meses y, dados los antecedentes, suena a una última oportunidad para redimirse, esa llamada misericordiosa que suele hacer Francisco, tan en sintonía con su lema pontificio: Miserando atque eligendo

"Tal vez, además, adelantándole el posible desenlace del último y definitivo asalto para una institución marcada por más de medio siglo de horror e hipocresía. Misericordia, sí. Justicia, también"

La oficina de prensa de la Santa Sede ha confirmado que este sábado el Papa ha recibido en audiencia al arzobispo emérito de Piura (Perú), José Antonio Eguren Anselmi. Se trata del segundo encuentro cara a cara entre ambos en menos de cinco meses y, dados los antecedentes, suena a una última oportunidad para redimirse, esa llamada misericordiosa que suele hacer Francisco, tan en sintonía con su lema pontificio: Miserando atque eligendo. Es decir, "Lo miró con misericordia y lo eligió".

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Eguren ya fue obligado a renunciar el pasado mes de abril al gobierno pastoral de la diócesis peruana tras las graves acusaciones de casos de abusos y otras irregularidades por parte de miembros del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), al que pertenecía hasta que, el pasado septiembre, un mes y dos días después de la primera audiencia con el Papa en el Vaticano para dar personalmente explicaciones de tales hechos, fuese expulsado por orden directa de Francisco de esa congregación fundada por Luis Figari -también expulsado en su día- y que podría estar escribiendo las últimas líneas de una infausta historia que tanto dolor sigue causando en decenas de víctimas de abusos de todo tipo.

En una inusual nota de prensa con membrete de la Nunciatura en Perú y difundida por la Conferencia Episcopal Peruana -para que no hubiera dudas de que estaban enterados todos los estamentos de la Iglesia en el país andino-, las acusaciones que dictaminaron la expulsión de Eguren y otros destacados miembros del SVC, eran de una rotundidad inapelable, entre ellas, las de abuso físico, "incluso con sadismo y violencia"; abuso de conciencia, "con métodos sectarios para quebrar la voluntad de los subordinados"; o abuso espiritual.

El arzobispo emérito Eguren
El arzobispo emérito Eguren

Pero mientras se jugaba la baza de la acogida con aparente humildad y mansedumbre a las disposiciones del Papa, en un intento de preservar al máximo la estructura del propio Sodalicio, muy pronto comenzaron las maniobras -a las que no fue ajeno el propio Eguren desde la sombra- de desinformación, intoxicación y campañas de desprestigio contra los enviados y principales colaborares de Francisco que habían investigado el caso tras las denuncias periodísticas llevadas a cabo por Pedro Salinas y Paola Ugaz, quienes ya venían también sufriendo en sus carnes múltiples acosos y persecuciones judiciales.

Maniobras contra Bertomeu y Prevost

Primero, los sodálites cargaron contra el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote catalán Jordi Bertomeu, ambos integrantes del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y expertos en delitos de abusos, a quienes, en julio de 2023, el papa Francisco envió a Perú en Misión Especial para "investigar, escuchar y presentar un informe" sobre el caso del Sodalicio.

Francisco, con Scicluna y Bertomeu en el Aula Sinodal, donde los recibió
Francisco, con Scicluna y Bertomeu en el Aula Sinodal, donde los recibió

Casi inmediatamente después, le llegó el turno del propio perfecto del Dicasterio de los Obispos, Robert Prevost, a quien en el SVC conocían bien de su etapa como obispo en la diócesis peruana de Chiclayo, y contra quien hicieron correr denuncias de haber encubierto casos de abusos por parte de religiosos agustinos, congregación a la que pertenece el cardenal estadounidense.

Simultáneamente, dos laicos peruanos vinculados al Sodalicio, Giuliana Caccia y Sebastián Blanco -que durante la investigación de la Misión Especial se hicieron pasar por víctimas no del SVC, sino de los periodistas que investigaban el caso- denunciaron por su parte ante la Fiscalía a Bertomeu, acto que -en una dura carta que el Papa entregó el mismo día de septiembre en que decretó la expulsión de Eguren- Francisco calificó de denuncia “injusta y temeraria” ante el Ministerio Público por una presunta “violación del secreto profesional” del sacerdote catalán.

Denuncia también contra el Papa

Denuncia que no iba solo contra uno de los miembros de la Misión Especial, sino también contra “todos aquellos que resulten responsables”. Es decir, contra el mismo Pontífice, que no sólo había alentado la investigación, sino dado continuas muestras de apoyo tanto a Scicluna como a Bertomeu. 

Giuliana Caccia y Sebastián Blanco en YouTube
Giuliana Caccia y Sebastián Blanco en YouTube

La respuesta de Francisco ante ese "comportamiento delictivo" fue una amenaza de excomunión si no cumplían en 48 horas cinco condiciones, entre las que estaban las de retirar la denuncia y pedir disculpas a los afectados. Acogiéndose a la misericordia del Papa, solicitaron una audiencia con él, quien les recibió y les levantó la excomunión, sí, pero siendo víctima de una añagaza (de la que aún no se han detallado sus últimos responsables) que causó un gran malestar en las víctimas.

“Con mucha alegría, como les decía, el Santo Padre ha firmado de puño y letra un documento donde esta excomunión queda anulada, revocada, y el precepto penal queda anulado, con lo cual estamos muy contentos”, señalaban Blanco y Caccia en una comunicación a través de YouTube. “También nos bendijo y nos animó que sigamos adelante”, añadieron tras esa audiencia celebrada el 23 de noviembre pasado.

El Papa con Pedro Salinas, Paola Ugaz y Elise Ann Allen
El Papa con Pedro Salinas, Paola Ugaz y Elise Ann Allen

Poco más de dos semanas después, el 9 de diciembre, el Papa recibió a los periodistas que habían investigado al Sodalicio, denunciado sus delitos y sufrido su venganza. Durante esa audiencia con Pedro Salinas, Paola Ugaz y Elise Ann Allen, esta publicó en el portal Crux detalles de ese encuentro, entre ellos el apoyo que el Pontífice les brindó a ellos y a Scicluna y Bertomeu: “Pueden usar esta reunión para decir públicamente que apoyo plenamente a la Misión Especial y no los apoyo a ellos [Caccia y Blanco]”, relató la periodista estadounidense.

Ahora, en lo que parece el penúltimo asalto en esta dura contienda eclesial contra una estructura religiosa que, en palabras del arzobispo de Lima, Carlos Castillo, "como experimento fallido, el Sodalicio debería ser suprimido por la Iglesia", Francisco ha recibido hoy a uno de sus pastores que, debiendo haber velado por su rebaño, abusó de él.

José Antonio Eguren
José Antonio Eguren

Es de suponer que para darle a Eguren, de nuevo, la oportunidad de la palabra y del arrepentimiento en un acto de misericordia que, en tantas ocasiones, se ha vuelto en contra de él. No parece importarle. En el otro lema oficioso de su pontificado -el "entran todos, todos, todos", del que tanto se mofan los que achican el ojo de la aguja- caben también los lobos con piel de cordero, los jabalíes que devastan la viña, en expresión de Benedicto XVI.

El desenlace, más cerca

Y, también, como un padre, es más que posible que Jorge Mario Bergoglio haya reconvenido adecuada y firmemente esta mañana al defenestrado arzobispo por sus evidentes pecados y presuntos delitos. Tal vez, además, adelantándole el posible desenlace del último y definitivo asalto para una institución marcada por más de medio siglo de horror e hipocresía.

Misericordia, sí. Justicia, también, para tomar medidas que corten el mal -tan extendido en el SCV- de raíz. La misma misericordia y justicia que piden y agradecen las víctimas para con ellas. Ahora toca esperar a ver si el Papa hará caso a la petición de su neocardenal Castillo. Y todo apunta a que sí.

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