Los Jueves de RD acogen el primer debate post-sinodal junto a Barreto, Palencia, Modino Czerny: "Las mesas redondas son el icono más importante de este Sínodo"
Dolores Palencia: "Podemos caminar juntos, encontrar fuerzas para seguir adelante. Compartir el camino nos enriquece, y ayuda a un mundo que necesita de esperanza y de Evangelio"
Czerny vio fundamental cambiar la imagen “de la Iglesia como la de una organización vertical, con autoridad que viene de arriba hacia abajo”. A lo largo de estos meses “hemos vivido una transformación del modelo, donde la autoridad depende no de la posición, sino del servicio al bien común (…). Nadie puede realizar su ocasión sin escuchar a los demás”
Barreto: "La sinodalidad es la expresión de la Iglesia, caminar juntos, actuar juntos, respetando las diferencias desde la diversidad de culturas, razas, culturas y geografías"
Barreto: "La sinodalidad es la expresión de la Iglesia, caminar juntos, actuar juntos, respetando las diferencias desde la diversidad de culturas, razas, culturas y geografías"
El Sínodo “ha sido un laboratorio en el que hemos metido los materiales recogidos durante años, y que hemos verificado a lo largo de este mes. El éxito es que tenemos una verificación del método, de forma práctica, y se llama sinodalidad, se llama trabajar juntos”. El cardenal Michael J. Czerny, prefecto del dicasterio para el Desarrollo Humano Integral resumía de este modo qué había supuesto para él esta primera fase mundial del Sínodo de la Sinodalidad.
Czerny, junto al cardenal Pedro Barreto y a la hermana Dolores Palencia, que pasó a la historia al convertirse en la primera mujer en presidir una sesión del Sínodo, fueron los protagonistas del último ‘Jueves de RD’, el primer debate post sinodal, celebrado este martes y que fue moderado por el enviado especial de RD al Sínodo, Luis Miguel Modino.
Un encuentro lleno de complicidad, sueños compartidos y la intención de caminar juntos, al modo de un río, con la imagen de la mesa redonda, “sin principio ni fin, sin presidencias, todos juntos” como eje de un debate que, como viene siendo tradiciona en los Jueves de RD, organizados con el patrocinio de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell y la colaboración técnica de Católicos en Red. 'Acaba el Sínodo... ¿y ahora qué?', fue el eje de la conversación.
Tras los saludos de Santiago Portas, responsable del Sabadell, Modino planteó a los ponentes el camino trabajado hasta ahora. Para Czerny, “somos los sujetos de este experimento, incluyendo al Espíritu Santo, que no debemos olvidar jamás”. Por su parte, Dolores Palencia calificó el ‘tiempo sinodal’ de un “tiempo de conocimiento, de escucha respetuosa y responsable”, que ha permitido “ir ligando una experiencia de comunión, de caminar juntos, más allá de las diferencias y diversidades”. “Podemos caminar juntos, encontrar fuerzas para seguir adelante. Compartir el camino nos enriquece, y ayuda a un mundo que necesita de esperanza y de Evangelio”, subrayó.
Por su parte, el cardenal Barreto incidió en que “la espiritualidad de la sinodalidad ha marcado la Iglesia primitiva”, una realidad que se perdió, pero que pudo recuperarse en los últimos años, “como un río seco que va enriqueciendo con sus ‘afluentes’, en un proceso de escucha y discernimiento”. El jesuita recordó el proceso desde 2013 a 2022, que culminó con la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, “ un fruto maduro de un proceso sinodal, una experiencia piloto de lo que puede significar la Iglesia universal”.
“De una u otra manera, la Iglesia ya está asumiendo este proceso de caminar juntos”; subrayó, generando “sinergias para ir construyendo la fraternidad humana que tanto desea Dios para todos”.
¿Qué es la sinodalidad?
La palabra clave es ‘sinodalidad’, pero… ¿qué significa para los participantes? Para Czerny, resulta fundamental cambiar la imagen “de la Iglesia como la de una organización vertical, con autoridad que viene de arriba hacia abajo”. A lo largo de estos meses “hemos vivido una transformación del modelo, donde la autoridad depende no de la posición, sino del servicio al bien común (…). Nadie puede realizar su ocasión sin escuchar a los demás”.
“El deseo es caminar juntos. Y eso no se hace desde arriba hasta abajo, sino reconociendo la necesidad de escuchar a los demás”, incidió el prefecto. La religiosa mexicana, por su parte, insistió en que “en la medida que nos acerquemos unos a otros, escuchándonos, acogiéndonos con lo que somos y dándonos la oportunidad de ir encontrando los caminos” se podrá construir esa sinodalidad.
“Todos tenemos una responsabilidad muy grande de volver a nuestros lugares, y hacerla vida”, añadió Palencia, recordando su trabajo con inmigrantes en la frontera. “¿Cómo voy a escucharlos en su realidad? Llegar a otros va a depender de nuestra actitud, podernos escuchar, buscar juntos el bien común y decidirlo, en la medida de lo posible, en comunidad y juntos”.
Para Barreto, es fundamental hacer llegar este proceso a todos, porque “la sinodalidad es la expresión de la Iglesia, caminar juntos, actuar juntos, respetando las diferencias desde la diversidad de culturas, razas, culturas y geografías”. “Esto es un ‘kairós’ un tiempo propicio para acercarnos a Dios, entre nosotros y expresar la cercanía de Dios a aquellos que están sufriendo o viven en soledad”. Una sinodalidad que “va abriendo paso al Espíritu Santo” y que debe asumir que “todos los bautizados, y bautizadas, son parte integrante de la Iglesia católica, y que debemos acostumbrarnos a vivir la espiritualidad en comunidad, pasando del ‘yo’ al ‘Nosotros’”.
La teología de la mesa redonda
Algo que se ha plasmado en los círculos menores, donde “las mesas redondas son absolutamente centrales”, insistió Czerny. “Es el símbolo, el icono más importante de este Sínodo”, subrayó, destacando el contexto de diálogo que se vivió con esta configuración de 43 mesas de 12 miembros. “Los doce apóstoles, aunque no digo yo que hubiera algún Judas Iscariote”, bromeó Barreto. Y con el Papa sentado, al mismo nivel, viviendo esta nueva manera de vivir juntos.
“Todos estábamos en la misma posición, estábamos a nivel de iguales”, reconoció Dolores Palencia, quien desveló que “se creó un clima de cercanía, empezamos a hablarnos de tú, los obispos se pasaban chistes por el teléfono…”. “Fue un símbolo muy fuerte, un construir juntos, un ir haciendo juntos. Nunca fue un Babel”.
Barreto fue más allá, señalando que “la mesa redonda es el símbolo de Dios, sin principio y sin final. Y por eso somos comunidad (...). “He sentido la presencia de la Iglesia universal”, confesó, añadiendo que “nosotros no escogíamos la mesa, eso fue muy llamativo: nosotros no elegimos seguir a Jesús, es Él quien nos ha elegido”.
La mujer cambió el Sínodo
Uno de los aspectos históricos fue el de la presencia de la mujer, con voz y voto, en un Sínodo de Obispos. Dolores Palencia, primera presidenta delegada, recuerda que “fue muy emocionante”, destacando que “esto fue algo muy querido desde el principio por el Papa” que “es muy consciente de la importancia del rol femenino en la Iglesia”.
“Fue hacer visible lo que muchos sabemos, pero que no acaba de llegar a la superficie: hay un potencial en la mujer, que las mujeres bautizadas queremos participar de esta misión, y tenemos algo que aportar. Y que eso nos ayuda a todos. Y es algo que la Iglesia necesita a todos los niveles. No es una lucha de poder, sino un deseo de servicio”.
“Nuestra Iglesia es un cuerpo con varios miembros. Me impresionó mucho la participación activa de las delegadas mujeres, hizo que tuviéramos un sínodo más sinodal y, se puede decir, y un sínodo más episcopal”
Czerny compartió todo lo dicho por la hermana, añadiendo que ello no cancela el concepto de Sínodo de Obispos, sino que lo mejora. “Nuestra Iglesia es un cuerpo con varios miembros. Me impresionó mucho la participación activa de las delegadas mujeres, hizo que tuviéramos un sínodo más sinodal y, se puede decir, y un sínodo más episcopal” también, para los obispos. “Nos sentimos apoyados, desafiados, y más obispos, no menos. Eso fue una gran gracia y desafío para el futuro”.
Para el cardenal peruano, “es un tema importante”, aun reconociendo “que han estado en minoría: de 350 solamente ha habido 54 mujeres, entre religiosas y laicas. Es una proporción relativamente pequeña”. Para Barreto, “más que un proceso sinodal podemos hablar de un proceso eclesial, por la voz y por el voto”. Recordando al primer astronauta en pisar la Luna, Neil Armstrong, Barreto apuntó que “éste es un pequeño gran paso de la lglesia sinodal, de una Iglesia misionera, de una Iglesia que llegue a todos, todos, todos”.
Recordando al primer astronauta en pisar la Luna, Neil Armstrong, Barreto apuntó que “éste es un pequeño gran paso de la lglesia sinodal, de una Iglesia misionera, de una Iglesia que llegue a todos, todos, todos”
Sobre el informe de síntesis, Czerny se negó a decidir qué puntos eran principales o secundarios, y prefirió “ver el documento de síntesis como un menú. Cada opción tiene su lugar y el derecho a ser considerado”.
Dolores Palencia, por su parte, señaló que el “primer desafío grande es que la síntesis llegue a todas las bases, al pueblo sencillo, a los más alejados”. “Tenemos que ver de qué manera hacemos la experiencia de caminar juntos, conversar, escuchar el llamado del Espíritu, llegando a las periferias y escuchándolas”. Como les señaló un joven en el Sínodo, “hablen con palabras que podamos entender”, para después regresar a la siguiente asamblea.
Barreto regresó a la imagen del río que nace y se va nutriendo, y destacó que el informe de síntesis “no tiene ninguna decisión, porque no hemos tomado ninguna, sino que hemos recibido, profundizado y ampliado las convergencias, las cuestiones a tratar y las propuestas que más interesan”.
Deseuropizar la Iglesia
En sus ‘minutos de oro’, Czerny dio otra clave. “Soy el único de nosotros que vive en Europa”, destacó, señalando “el lento pero importante proceso de deseuropización de nuestra Iglesia”, para alcanzar “una Iglesia todavía más universal. Sin entrar en polémicas, pienso que es una sana evolución hacia una Iglesia de todos los pueblos, y no marcada por la experiencia europea”.
Dolores Palencia destacó dos momentos: la lectura del Evangelio sobre el pecado que supone “no abrirnos, no estar atentos al Espíritu, y no saber reconocerlo”. Y el otro, a clausura del Sínodo y la homilía del Papa, basada en “adorar y amar a Dios, y servir al prójimo”. “Hay que reconocer los movimientos del Espíritu, tener siempre presente la universalidad de la Iglesia, no encerrarnos en nuestros contextos… Es un momento de gestación de algo nuevo, hay cambios que se están viviendo”.
Finalmente, Barreto confesó que “regreso con entusiasmo, sabiendo que podemos caminar junto con otras iglesias, para mantener viva la esperanza (…). Tenemos que trabajar hacia afuera para comprometernos con este Dios que quiere hacer nuevas todas las cosas, sobre todo en este tiempo de enfrentamiento, tenemos que ser signos de esperanza, de justicia y de paz”. Que así sea.