(Global Sisters Report).- Llegaron por decenas de miles a ver a la Virgen. En otra multitudinaria peregrinación internacional, 186 grupos de personas provenientes de 34 países asistieron entre el 12 y 13 de mayo al Santuario de Fátima, en Portugal, para celebrar los 107 años de la aparición de esta advocación de la Virgen María. El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, España, presidió las celebraciones y la misa central del lunes 13, en la que alrededor de 200 peregrinos recibieron la tradicional bendición de los enfermos.
De estos enfermos y de quienes enferman debido a los rigores de la peregrinación o las consecuencias del aglomeramiento —y también de los lugareños que buscan salud— se encarga una hermana católica junto a un equipo de colaboradores.
La Hna. Ana Luisa Castro, joven médica de la congregación Alianza de Santa María, ha estado coordinando el puesto de socorro del Santuario de Fátima desde septiembre de 2018. En estas fechas importantes allí, su trabajo también aumenta, tanto en la asistencia como en la preparación de los espacios y logística de su centro.
"Nuestra misión en el puesto de socorro es atender a los peregrinos que vienen a la casa de Nuestra Señora, aquí en el santuario, y a los colaboradores del Santuario de Fátima [más de doscientos]. Terminamos también recibiendo personas de la región, más cercanas al santuario, que no tienen fácil acceso a los servicios de salud, como inmigrantes y otros grupos", dijo Castro.
El recibimiento a los peregrinos enfermos se ha organizado en Fátima de manera sistemática desde 1924, hace 100 años. Actualmente, funciona a diario por la presencia de Castro.
"Estamos muy agradecidos con la Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima y a la Asociación de los Médicos Católicos Portugueses, que trabajan aquí como voluntarios. Para estos profesionales es también una experiencia interesante, porque tienen la oportunidad de ejercer su profesión junto a peregrinos de todo el mundo", dijo la religiosa.
Licenciada en Medicina en 2008 y en Ciencias Religiosas en 2015,Castro profesó votos perpetuos desde 2017. Actualmente, además de este trabajo en el puesto de socorro del santuario, ejerce como médica en una unidad de salud pública local cerca de Fátima, integrada en el Sistema Nacional de Salud de Portugal.
"Siento que, muchas veces, mi principal instrumento de trabajo son mis oídos y la forma de curar, la sonrisa y la palabra", afirmó.
"La hermana Ana Luísa Castro coordina el puesto de socorro del Santuario de Fátima, en donde se ofrece atención gratuita con apoyo del voluntariado de la Asociación de Servitas de Nuestra Señora y la Asociación de Médicos Católicos Portugueses"
-En términos históricos, ¿cómo surge el puesto de socorro en el Santuario de Fátima?
-El puesto de socorro comenzó por iniciativa de la Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima, que celebra este año 100 años de existencia. Surgió con el objetivo del cuidado de los peregrinos enfermos que venían a Fátima, similar a lo que ocurría en ese momento en el santuario francés de Lourdes.
Fátima siempre ha estado vinculada a los enfermos, ya que muchas personas venían y vienen a Fátima en busca de una cura. Debido a esa afluencia, los Servitas comenzaron a prestar esta ayuda en las grandes peregrinaciones.
En 1925 comenzó la construcción de un pabellón de enfermos, inaugurado en 1929 como hospital-sanatorio con el nombre de Albergue de Nuestra Señora del Rosario. A lo largo de los años, el hospital-sanatorio ha crecido, llegando a tener servicios de internamiento, obstetricia y cirugía.
La Asociación de los Servitas de Nuestra Señora de Fátima se encargaba y se encarga de los servicios médicos, de enfermería y asuntos administrativos en las grandes peregrinaciones, así como de las consultas médicas de verificación que permiten a los peregrinos enfermos acceder a un lugar específico durante las celebraciones.
En 1990 comenzó la colaboración de la Asociación de los Médicos Católicos Portugueses, que garantizan en la actualidad el funcionamiento del puesto de socorro todos los fines de semana, en los días festivos y en otros momentos de grandes peregrinaciones, como por ejemplo en la peregrinación de los niños [el 10 de junio, día festivo nacional en Portugal], o en la peregrinación de los motociclistas [en fecha variable], y más días en verano.
"El tipo de servicio que se presta en el puesto de socorro [del Santuario de Fátima] permite [a los peregrinos] tener una experiencia de Fátima como lugar de curación, encuentro y acogida"
-¿El servicio prestado refleja esa dedicación?
-Quien viene a trabajar al puesto de socorro viene con el propósito de servir y el paciente lo percibe de inmediato. No solo brindamos atención médica [sino también espiritual]; como las personas son escuchadas, pueden contar su historia. Tenemos la certeza de que los voluntarios son profesionales que comparten los valores cristianos y que llegan aquí con esa actitud de servicio y caridad.
Es importante decir que los servicios de salud son gratuitos, asegurados por el Santuario y por el voluntariado prestado por la Asociación de Servitas de Nuestra Señora y la Asociación de Médicos Católicos Portugueses. Los voluntarios, cuando prestan servicio en el puesto de socorro, se alojan en las instalaciones del Santuario de Fátima.
-¿Cómo entiende su trabajo aquí?
-La curación es quizás el gesto más necesario de los tiempos de hoy y, tal vez, de siempre. Necesitamos que Dios nos toque y nos cure constantemente y, así, nos rehaga en el hombre nuevo. En ese sentido, el cristiano y el médico viven en una búsqueda diaria de semejanza con Jesús, el médico de los cuerpos y de las almas.
A mi entender, el tipo de servicio que se presta en el puesto de socorro es muy hermoso, pues ofrecemos a los peregrinos ese apoyo que les permite tener una experiencia de Fátima como lugar de curación, encuentro y acogida.
Como todos los médicos, uso bata cuando estoy de servicio, y no digo expresamente que soy monja; [sino que] soy médica. Pero tengo algunas situaciones graciosas, como aquella en la que una señora que ya estaba saliendo de la consulta se volvió hacia atrás, respiró profundamente, como si estuviera tomando valor para decirme algo muy embarazoso, y me preguntó: "¿Puedo hacer una pregunta? ¿Eres monja?".
Creo que la medicina y la vida religiosa comparten de manera muy cercana ese deseo de entregarnos y de ayudar a llevar la salvación a cada persona.
"El cristiano y el médico viven en una búsqueda diaria de semejanza con Jesús, el médico de los cuerpos y de las almas"
-¿Qué situaciones y personas acuden aquí desde el punto de vista de la urgencia médica?
-Hemos tenido de todo. Ayer, por ejemplo, tuve una sospecha de accidente cerebrovascular, una señora a la que luego enviamos al hospital. Pueden ser situaciones más o menos comunes o graves; aquí hacemos el primer chequeo, el primer enfoque terapéutico. A veces es suficiente, otras veces las personas tienen que ser enviadas al hospital. Desde malestares, caídas, deshidratación, hasta otras situaciones de salud más complicadas; pasan por aquí casos muy diversos.
-Las personas de Fátima y de la región también pueden acudir a este puesto de socorro, ¿incluso si no es un servicio público?
-Con la aparición de unidades hospitalarias y de salud públicas [hace varias décadas] dejó de haber necesidad de que ciertas especialidades funcionen aquí, como los ingresos y las especialidades que mencioné, pero como hay escasez de médicos en las unidades de salud pública [en Portugal denominados médicos de familia], muchas personas de la región vienen aquí. No cerramos la puerta a nadie.
-¿Cuántos servicios de atención hacen por año?
-A lo largo de un año, en un contexto normal de funcionamiento, pasan por aquí 5000 personas. Si sumamos las asistencias en las grandes peregrinaciones del año, el número asciende a 7000.
Un momento siempre muy hermoso en las grandes peregrinaciones es la bendición de los enfermos, durante la misa, por el presidente de la peregrinación.
-¿Cómo funciona el recibimiento a ese nivel?
-Siempre tenemos muchas personas que quieren recibir la bendición de los enfermos, que quieren estar en el espacio destinado a los enfermos: la columnata norte, un espacio reservado más para personas con enfermedades prolongadas, terminales o degenerativas, con agravamiento de síntomas. El recibimiento a estos enfermos también se hace en el puesto de socorro.
Algunos vienen con mucha fe y esperanza, con la expectativa de tener un encuentro con Dios, con Nuestra Señora, que los pueda llevar a una curación. Otros vienen con un sentimiento de aceptación a la enfermedad que padecen, vienen a agradecer las mejorías que sienten o incluso la forma en que son acompañados en su enfermedad. Fátima está ligada a la cura interior.