"La profecía de la Vida Consagrada se está viviendo hoy, porque es pionera en sinodalidad" Luis Ángel de las Heras: "Hay consagrados que participan de las corrientes críticas ante el magisterio de Francisco"
"La profecía de la VC se está viviendo hoy. ¿Por qué? Porque la VC es pionera en sinodalidad, y ahí está la avanzadilla. No lo digo con orgullo, sino como una consecuencia de lo que debe ser y de lo que ha sido y pretende ser la VC"
"La VC ha vivido el tema de los abusos con mucho dolor, con mucha vergüenza, con mucho arrepentimiento y con mucho interés por estar cerca de las víctimas, aunque a veces veamos que es muy difícil hacer algo, o incluso que nos perdonen, pero estar cerca es el deseo constante. Y con un firme propósito de evitar que esto vuelva a ocurrir"
"La VC tiene que ser autocrítica, porque hay personas consagradas que se dejan influenciar por quienes hacen críticas demoledoras sin fundamento sobre el Papa, o sobre algunas líneas programáticas del magisterio de la Iglesia en estos momentos"
"Como obispo, puedo contribuir a la serenidad y es mi deber construir la comunión y decir también -y yo lo he dicho a alguna persona que ha hecho alguna crítica pública contra el Magisterio o contra el Papa-, que si quiere decir algo, que lo diga como dice el Evangelio, 'en particular', no que lo ande aireando como para buscar adeptos -o no buscarlos, pero encontrarlos"
"La VC tiene que ser autocrítica, porque hay personas consagradas que se dejan influenciar por quienes hacen críticas demoledoras sin fundamento sobre el Papa, o sobre algunas líneas programáticas del magisterio de la Iglesia en estos momentos"
"Como obispo, puedo contribuir a la serenidad y es mi deber construir la comunión y decir también -y yo lo he dicho a alguna persona que ha hecho alguna crítica pública contra el Magisterio o contra el Papa-, que si quiere decir algo, que lo diga como dice el Evangelio, 'en particular', no que lo ande aireando como para buscar adeptos -o no buscarlos, pero encontrarlos"
La profecía de la sinodalidad y en las periferias. Esas son las aportaciones que ya está haciendo hoy en día al conjunto de la Iglesia esa parte fundamental de la misma que es la Vida Consagrada, como reconoce, en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada que se celebra este 2 de febrero, el claretiano Luis Ángel de las Heras, obispo de León y presidente de la Comisión Episcopal que sirve de puente con los casi 40.000 religiosos y religiosas que hay en España.
Aunque también reconoce que hoy existe otro desafío, el de la comunión, que se ha visto afectada en los últimos tiempos con inéditos cuestionamientos al mismo Papa, también por parte de algunos miembros de la Vida Consagrada. "Hay personas consagradas que participan de esas corrientes críticas ante el magisterio en este momento, aunque no es lo más común", señala en entrevista con Religión Digital, y deja, como obispo, un consejo a quienes discrepen, obispos incluidos: "Que lo diga como dice el Evangelio, 'en particular', no que lo ande aireando como para buscar adeptos -o no buscarlos, pero encontrarlos-, porque, al final, uno a lo mejor no piensa las consecuencias de lo que manifiesta y después se encuentra con qué ha contribuido a la división".
"La Iglesia hoy también necesita la profecía de la Vida Consagra”, señalan en su mensaje para esta jornada los obispos de la Comisión para la Vida Consagrada, que remarcan con un “Aquí estamos”. ¿Era necesario recordar que la VC también forma parte de la Iglesia? ¿Es una autoafirmación?
La VC es parte de la Iglesia porque lo que se vive de esa manera, no hay por qué recordarlo. Sin embargo, san Juan Pablo II, cuando comenzó en 1997 con estas jornadas, sí que pretendía recordarlo. De alguna manera, él había percibido que la VC no era considerada como el corazón de la Iglesia.
Y hoy puede ocurrir algo parecido, cuando, por el contrario, además se pone de manifiesto en el camino sinodal en el que estamos embarcados que no es así, aunque una parte de la Iglesia lo pueda percibir de esas maneras, pero, por parte de la VC, hay cada vez más conciencia de ser Iglesia y estar en el corazón de la Iglesia.
¿Y qué aporta específicamente la VC al camino sinodal emprendido por el papa Francisco?
Su modo de vida, porque el modo de ser y de obrar de la VC es el modo sinodal, es decir, el modo de vivir juntos, de discernir juntos qué es lo que tenemos que hacer, cuál es la misión que tenemos, cómo tenemos que realizarla, cuál tiene que ser nuestro estilo de vida... La Vida Consagrada es un discernimiento continuo entre todos sus miembros de todo lo que tiene que hacer ,y eso es algo genuino de la sinodalidad, no lo único, pero sí genuino, que está en el ADN de la VC. Eso es lo específico que sí que puede aportar.
Por otro lado, lo que humanamente más cuesta, y que es algo que se comenta mucho en nuestros tiempos, es el impacto del ese individualismo social que estamos viviendo y que también ha llegado a la Iglesia e incluso a la VC. Por eso, el volver al modo de ser y obrar propio, de discernir juntos, de orar juntos, de entre todos decir por dónde tenemos que ir y con qué estilo, es lo genuino de la VC.
¿Influye en esta aportación de la VC al camino sinodal el hecho que el Papa sea también un religioso?
Creo que sí influye. El Papa vive esta dimensión de la sinodalidad desde una experiencia como miembro de una orden religiosa. Pero también es un redescubrimiento que sirve a toda la Iglesia, porque la Iglesia tiene que funcionar así, la Iglesia en sus orígenes es así, y la Iglesia, para realizar su misión e ir creciendo, tiene que ser así.
Desde el Vaticano II hemos hablado muchísimo de la eclesiología de comunión, que es otra forma de decirlo, pero que luego tiene estas implicaciones prácticas. Y Francisco es muy práctico y no quiere que no quedemos demasiado en las nubes, sino que aterricemos las cosas. Y su propuesta de camino sinodal tiene elementos prácticos.
Volvamos un poco sobre la profecía. ¿Cuáles serían, en estos momentos concretos, los tonos de esa profecía de los hombres y mujeres de la Vida Consagrada?
La profecía de la VC se está viviendo hoy. ¿Por qué? Porque la VC es pionera en sinodalidad, y ahí está la avanzadilla. No lo digo con orgullo, sino como una consecuencia de lo que debe ser y de lo que ha sido y pretende ser la VC. Una vida de caminar juntos, de caminar con otros, de abrir la misión a la participación de otros miembros de la Iglesia, como sacerdotes o laicos que participan de sus carismas.
Ahi está clara la profecía en este momento, y ese es el tono, el de la sinodalidad, pero sin dejar el tono de las periferias, que no podemos olvidarlo porque la VC siempre ha estado en ellas y no debemos olvidarlo. De hecho, es en los lugares donde hay más vocaciones jóvenes.
A punto de traspasar el primer cuarto del siglo XXI, donde asoman por el horizonte de nuevo las piedras del totalitarismo, en las que puede volver a tropezar la humanidad, ¿qué puede aportar la VC a una sociedad que empieza a no escucharse a sí misma?
Pues precisamente la escucha. La escucha a los hermanos y la escucha al Espíritu. Y escuchar el grito de los pobres, tanto en el propio país como cuando se ha ido fuera a evangelizar, porque escucharlos nos ayuda a tomar conciencia y a comprometernos por ellos frente a todo lo que los arrolla.
Escuchar también ha tenido que escuchar en estos tiempos cosas que no les han gustado nada, como en la cuestión de los abusos sexuales... Como se dice en el mensaje: “Somos conscientes de que se han dado entre nosotros faltas graves por las que no nos cansaremos de pedir perdón, reiterando al mismo tiempo nuestra voluntad de reparar integralmente a quien ha sido herido. En esto también se expresa el deseo de cumplir la voluntad de Dios”. ¿Cómo ha afectado a la VC el tsunami de los abusos?
Con mucho dolor, con mucha vergüenza, con mucho arrepentimiento y con mucho interés por estar cerca de las víctimas, aunque a veces veamos que es muy difícil hacer algo, o incluso que nos perdonen, pero estar cerca es el deseo constante. Y con un firme propósito de evitar que esto vuelva a ocurrir. Yo creo que de esta manera se ha vivido en la VC.
Es algo tristísimo, tristísimo. Tristísimo por las víctimas, tristísimo por lo que ha ocurrido. Pero creo que también hay que destacar que, por parte de la VC, no ha habido ninguna tentación de defendernos de nada. Porque realmente hemos asumido este drama y queremos estar atentos para evitar que esto vuelva a ocurrir.
Se dice también en el mensaje para este 2 de febrero que la promesa de la VC recoge también "la necesidad de comunión y sinodalidad eclesiales. Ya hemos hablado de la sinodalidad. Si lo tomamos desde el punto de vista de la comunión, estamos asistiendo a un momento en donde esta parece que a veces esta se resquebraja de una manera estrepitosa, con manifestaciones clarísimas y rotundas, cuestionando o no aceptando el magisterio del Papa. ¿Cómo vive la vida consagrada este clima?
Hay que decir que a veces hay personas consagradas que también participan del resquebrajamiento de la comunión. Quiere decir que en esto no hay una uniformidad en todos. Y la VC tiene que ser autocrítica, porque hay personas consagradas que se dejan influenciar por quienes hacen críticas demoledoras sin fundamento sobre el Papa, o sobre algunas líneas programáticas del magisterio de la Iglesia en estos momentos.
También ellas contribuyen a esa ruptura, a ese escándalo que es la falta de comunión. Por lo tanto, antes de decir nada a otros, tenemos que empezar por la propia casa, y dentro de la Vida Consagrada también invitar a vivir esa comunión por encima de nosotros.
Es un desafío muy grande, porque la VC no puede ser promotora de sinodalidad y de comunión si no vive dentro la propia sinodalidad y la comunión. Entonces hay que empezar por hacerlo dentro. Y luego, una vez que se hace dentro, invitar a otros también a que se sumen a construir comunión y a una lealtad fraterna y filial.
Si hay alguna diferencia con alguien, si hay alguna opinión, respetuosamente se puede exponer, pero no en público intentando crear división, sino particularmente a quien sea necesario proponérselo o comunicárselo. Porque eso también es lealtad. Y eso también se aprende en la vida consagrada: la obediencia leal, es decir, uno no obedece ciegamente, sino que obedece también exponiendo lo que piensa, su parecer, lo que opina, aunque después la última palabra se la deja al superior. Eso es ser leal.
La comunión es una tarea diaria, es un desafío constante, y lo ha sido siempre, aunque es verdad que en estos momentos se ven a lo mejor algunas alarmas más grandes o más fuertes, pero aun cuando descendieran esas críticas voraces o ese ambiente de crispación, habría que continuar muy atentos para que mantuviéramos la comunión.
¿Usted se siente alarmado este sentido porque lo ve dentro de la Vida Consagrada? ¿Hay también esa situación de cuestionamiento al Papa?
No, yo la alarma la veo a través de las redes sociales, en general, pero digo que también hay personas consagradas que participan de esas corrientes críticas, aunque no es lo más común, pero, como parte de la Iglesia, hay personas consagradas que se sitúan críticas ante el magisterio en este momento. Pero no, no he encontrado yo alarma dentro de la VC, la alarma es una alarma general.
Y como obispo, ¿cómo vive esta situación de cuestionamiento, de señalamiento, incluso de réplica?. ¿Cómo vive un obispo cuando hay curas que recaban firmas y hay obispos que manifiestan que no hay intención de acatar una nota doctrinal?
Hasta ahora lo he vivido con bastante serenidad, porque yo creo que hay que hacerlo así para no entrar en la vorágine de las pasiones que se vierten en las declaraciones públicas. Y lo he vivido con el deseo de tratarlo y de hacer un discernimiento sereno con quien he tenido que hacerlo, porque yo me he reunido con los sacerdotes de mi diócesis para tratar estos temas, y lo hemos hecho con serenidad.
Y algunos han descubierto, al exponer los temas, que no era tal y como habían escuchado en otros sitios y se han dado cuenta de lo que se decía, de cómo se había exagerado o se había desvirtuado el mensaje.
Por eso estoy tranquilo en el sentido de que se puede hacer un discernimiento, he procurado con estos temas, que han sido motivo de crispación, tratarlos con serenidad y estoy contento por la respuesta que ha habido de ir por el camino de la comunión y, al mismo tiempo, de solución de dudas o problemas que a veces la gente tiene en la recepción de los mensajes.
Un factor que también ha podido influir es que, en lugar de leer directamente los documentos -que todos tenemos todos la oportunidad de hacerlo-, los hemos leído contaminados por los mensajes que ha habido alrededor de ellos, hasta el punto de que, tras leer el documento, lo que sonaba antes en la mente de las personas eran otro tipo de mensajes que distorsionado mucho la realidad y ha hecho que haya reacciones virulentas.
Pero a mí me parece que, como obispo, puedo contribuir a la serenidad y es mi deber construir la comunión y decir también -y yo lo he dicho a alguna persona que ha hecho alguna crítica pública contra el Magisterio o contra el Papa-, que si quiere decir algo, que lo diga como dice el Evangelio, 'en particular', no que lo ande aireando como para buscar adeptos, o no buscarlos, pero encontrarlos, porque, al final, uno a lo mejor no piensa las consecuencias de lo que manifiesta y después se encuentra con qué ha contribuido a la división.