Óscar Romero nació en el seno de una familia de origen humilde y modesta. Se caracterizó por estar siempre cercano a los más pobres y como Obispo abrió las puertas de la Iglesia a los campesinos y obreros víctimas de la violencia previa al inicio de la guerra civil (1980-1992). Fue conocido en El Salvador y en el mundo como un gran defensor de los derechos humanos, así como también condenó la violencia ejercida por el gobierno y las fuerzas armadas y la ejercida por las fuerzas de la guerrilla.
La Asunción de María y Monseñor Romero
En la vida de San Óscar Romero la figura de la Virgen María siempre estuvo presente. En la homilía del 15 de agosto de 1977, solemnidad de la Asunción de María, el arzobispo mártir afirma:
"La asunción en cuerpo y alma de la Virgen al cielo no es una opinión piadosa. Es un dogma de fe, el dogma diríamos, de moda, el más reciente (…) El mensaje, pues, de este día es muy oportuno, porque ese viaje de María en cuerpo y alma al cielo, es el índice más vigoroso a toda la humanidad para decirles que no está en esta tierra el destino del alma y del hombre que busca la verdadera felicidad, quehay un reino de los cielos definitivo, más allá de nuestras vidas, pero que se conquista precisamente trabajando en esta vida, entregándose al cumplimiento de los designios de Dios; así como María hizo de su vida terrenal un cumplimiento exacto, una colaboración íntima con el divino Redentor para salvar al mundo".
María: estrella de esperanza cierta
Para Romero, la esperanza es un elemento esencial de la figura de María y citando al Concilio afirma:
…el Concilio, que mira esa perspectiva celestial donde María luce toda su belleza, se inclina a la tierra y dice: Y esa Virgen colocada en el cielo en cuerpo y alma, no sólo es figura de nuestro destino eterno, sino que también es "estrella de esperanza cierta para el pueblo que todavía peregrina en la tierra". Qué bella definición de María, "estrella de esperanza cierta". Así mirémosla desde nuestra peregrinación en la tierra, desde nuestros caminos polvorientos o lodosos del mundo, desde nuestras tribulaciones concretas de la vida, hacia María, esperanza cierta.
El servicio de María y de la Iglesia
Romero insiste en el rol de María en la historia de la humanidad. Este papel inició con su “si” al ángel Gabriel y continúa hasta nuestros días, pues nos acompaña y acompaña a la Iglesia como servidora:
¿Cómo sirve María? En primer lugar, indicándoles a los hombres su destino eterno y, por eso, desde esa luz de los cielos, iluminar la dignidad del hombre, los derechos del hombre, y por eso se aferra con tanto empeño en defender la dignidad, la libertad, los derechos del hombre, porque sabe que ese hombre no debe ser un juguete de la tierra, sino que está destinado como María al reino de los cielos, que es un hijo de Dios que peregrina en esta tierra pero que su destino no es esta tierra. Y ése es el gran servicio de la Iglesia, en primer lugar, como María en cuerpo y alma en el cielo, decirles a todos los espíritus y a todos los cuerpos el alto destino de la humanidad.
“María sirve, dice Romero, indicándoles a los hombres su destino eterno y, por eso, desde esa luz de los cielos, iluminar la dignidad del hombre, los derechos del hombre, y por eso se aferra con tanto empeño en defender la dignidad, la libertad, los derechos del hombre, porque sabe que ese hombre no debe ser un juguete de la tierra, sino que está destinado como María al reino de los cielos”
Romero señala que el servicio de María incluye la esperanza, en ser animadora de la esperanza en la vida de la humanidad y para que los cristianos en medio de las persecuciones no se desanimen:
"María se inclina sobre la esperanza de los hombres, para decirles que su esperanza es cierta, que si ella, hija de esta tierra, ha sido asumida por Dios y colocada en un trono en el cielo, es posible que toda carne humana también viva esa esperanza. Y entonces en el mundo que peregrina, esa esperanza hacia el hombre, que sea firme en sus propósitos, que en medio de las persecuciones no se desanime. Yo quiero agradecer, hermanos, en esta ocasión y a través de la radio, a cuántos me han escrito sus bonitas cartas, que son una inspiración de esperanza. Dicen que la Iglesia les mantiene su esperanza. Esta es la confesión bella del hombre que sufre, del hogar perseguido, de la comunidad que encuentra la razón de su predicación en una esperanza cierta que la Iglesia transmite…"
Levantamos nuestra mirada hacia María en este día, hermanos y desde una Iglesia, hermana gemela de María, nosotros confiamos en esa Virgen poderosa que reina y vive en el cielo en cuerpo y alma y se hace sentir a través de una Iglesia peregrina en la tierra, con todo el encanto de una princesa que camina hacia su reino, en espera de la revelación de su grandeza.