La primera parte es un lamento ante una mentira, un lamento ante la “creciente crisis de verdad” La denominada 'nota' del Vaticano sobre la inteligencia artificial y la humana (I)

“En palabras del papa Francisco, la galaxia digital, y en concreto la IA, está en el centro mismo del cambio de época que estamos viviendo”
"Me llamó la atención que al documento “Sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana se denomine 'NOTA'"
"El título omite otra parte esencial del documento, que es lo que en el apartado IV denomina: “El papel de la ética para guiar el desarrollo y uso de la IA"
"A modo de pictórico trazo grueso, escribo que la primera parte es un lamento ante una mentira, un lamento ante la “creciente crisis de verdad”: hablar de máquinas inteligentes, superadoras incluso de la inteligencia humana"
"El título omite otra parte esencial del documento, que es lo que en el apartado IV denomina: “El papel de la ética para guiar el desarrollo y uso de la IA"
"A modo de pictórico trazo grueso, escribo que la primera parte es un lamento ante una mentira, un lamento ante la “creciente crisis de verdad”: hablar de máquinas inteligentes, superadoras incluso de la inteligencia humana"
I.- Introducción:
El 28 de enero último, en Roma, y “ante las sedes del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y del Dicasterio para la Cultura y Educación”, se firmó, por los respectivos cardenales Prefectos y también por dos Secretarios, uno por cada dicasterio, la denominada “Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana". Consta al final de la “Nota” que el Sumo Pontífice Francisco, en la Audiencia concedida el 14 de enero a los suscritos Prefectos y Secretarios, la aprobó y ordenó su publicación.
Fue curiosa la fecha de la publicación de la “Nota”, pues coincidió con un hecho mayor, de gran importancia, relacionado con la inteligencia artificial: el conocimiento ese mismo día de que una start-up (empresa emergente) china, era la autora y titular de un nuevo “cerebro digital” o robot conversacional (chatbot), competidor, denominado DeepSeek, menos caro y mejor que el norteamericano ChatGPT, lo cual supuso un paso adelante en la guerra tecnológica entre EE.UU. y China, la presente y las futuras. A punto estuvo de reventar las costuras tecnológicas de la Bolsa norteamericana.
1.jpg)
Y respecto a China debe indicarse que el artículo 7 de su Reglamento de Gestión de Servicios de IA generativa, de 2023, impone que, por medio de la IA, “se transmitan los valores centrales del socialismo”. Lo de China, que es un Estado autoritario, represivo, y de partido único, no es precisamente aleccionador, como tampoco sus contrarios, los de Silicon Valley, por su capitalismo salvaje o iliberalismo (se dice que están en la nube). Y China y EE.UU. son, por ahora, las dos potencias mundiales en la IA.
La llamada “nota” vaticana no supuso novedad en el tratamiento por el Vaticano del tema de la inteligencia artificial. La historia de esa preocupación es larga, pues el Papa Francisco ya advirtió de ella en diversas predicaciones, mensajes y documentos, aunque sin la solemnidad que tienen las cartas apostólicas, las encíclicas o las exhortaciones papales. Por ir a lo más reciente, se tendrá que destacar el Mensaje del papa Francisco a los líderes del Foro Intergubernamental del G7, reflexionando el papa sobre “los efectos de la inteligencia artificial en el futuro de la humanidad”. El Mensaje fue leído por el mismo papa el 14 de junio de 2024, en la sesión del G7 celebrada en Apulia (Italia). En ese Mensaje el Sumo Pontífice se remitió al Rome Call for AI Ethics o “Convocatoria de Roma por la ética de la IA: el nacimiento de un movimiento”, que comienza así:
“En palabras del papa Francisco, la galaxia digital, y en concreto la IA, está en el centro mismo del cambio de época que estamos viviendo”. Y es recomendable la lectura del Discurso preparado por el Santo Padre Francisco, leído por S.E. Mons. Vicenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el 28 de febrero de 2020, a los participantes en la plenaria de dicha Academia sobre la IA.
También en el Mensaje al G7, el papa se refirió a su apoyo a una forma de moderación de los algoritmos y de los programas de inteligencia artificial que “he llamado algor/ética” -según dijo-, siendo esta la palabra ya utilizada por el Sumo Pontífice en su Discurso a los participantes en el Congreso Digital Promotion Child Dignity, celebrado el 14 de noviembre de 2019. Y en el mismo Mensaje, el papa reiteró la naturaleza de instrumento y/o herramienta, poderosa, de la inteligencia artificial (“encadenamiento lógico de operaciones algebraicas”, “la inteligencia artificial no es otro ser humano”, “La calidad de las respuestas que los programas de inteligencia artificial pueden dar, depende en última instancia de los datos que manejan y de cómo estos los estructuran”).

En la reiterada alocución, naturalmente, el papa partió del concepto de lo humano en la antropología cristiana y con reiteración a lo que está escrito, números 12 y siguientes, en la Constitución del Vaticano II, la Pastoral de Gaudium et Spes, de 7 de diciembre de 1965. La referencia a “la política que se necesita”, a “la sana política” en el Mensaje, no las leímos en la “Nota” de 2025, que nos ocupa.
En esta breve historia de los pronunciamientos del papa Francisco sobre la inteligencia artificial, juzgo importante la carta-encíclica Dilexit nos, de 24 de octubre de 2024, “Sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”. Al día siguiente, viernes 25 de octubre, en la página 33 de El País, se pudo leer un artículo interesante del periodista Íñigo Domínguez sobre la encíclica, titulado: El Papa pide volver al corazón como antídoto del algoritmo. Confieso que esa carta encíclica me impresionó por lo inesperado de su contenido, resultando sorprendentemente atractiva, más de teología y de lo espiritual que social y de política. Hay en la carta encíclica referencias expresas a la inteligencia artificial y bastantes indirectas (“algoritmos fácilmente predecibles y manipulables”). En el número 20 de la carta-encíclica, se escribe:
“En el tiempo de la inteligencia artificial no podemos olvidar que para salvar lo humano hacen falta la poesía y el amor. Lo que ningún algoritmo podrá albergar será, por ejemplo, ese momento de la infancia que se recuerda con ternura y que, aunque pasen los años, sigue ocurriendo en cada rincón del planeta”.
¡Qué poco se leen las cartas encíclicas papales!¡Qué pena!
“Iocandi causa” se podrá afirmar que, gracias a que la IA no tiene corazón, no se estropeará por eso tan terrible y mortal, con frecuencia, que es el “infarto cardíaco”. Y del corazón, largo y tendido, escribe el papa en su carta encíclica. También los barrocos, dados al coraje unos pocos y muchos al miedo, escribieron del corazón, debiendo de recordarse, como escribe Norberto Bilbeny en su libro, Moral barroca (Anagrama 2022), “CORaje”, contrapuesto al miedo, viene del latín COR, corazón, que “es una cualidad personal y su máxima expresión es la audacia, cuando tener coraje no sólo es responder a una situación de peligro, sino transformarla” (Bilbeny en la página 232 de su libro. Es de lástima la falta de la palabra “coraje” en la encíclica, que tanto complementaria a la ya bien complementada y cumplimentada carta sobre el corazón en general y el de Jesús en particular.

Tampoco podemos obviar eso tan interesante que es la dualidad Iglesia Católica y el Estado de la Ciudad del Vaticano, pues propio de éste y no de aquélla, es la regulación a través de Directrices o de un nuevo Reglamento reguladores del uso de la inteligencia artificial en la administración vaticana. El nuevo Reglamento se titula: “Decreto de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano sobre inteligencia artificial“, de fecha 16 de diciembre de 2024, cuya competencia normativa resulta de lo previsto en los artículos 15 y 16 del Tratado Lateranense. Es el artículo 2 el que determinó la entrada en vigor el día 1 de enero de 2025, estando dividido el texto normativo del Estado de la Ciudad del Vaticano en tres partes: Disposiciones generales, Principios generales y Disposiciones finales. Un total de 15 artículos.
II.- Aspectos formales de la “Nota”:
Y ya llegamos a la “Nota” sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana, de 28 de enero de 2025. El gran debate sobre la división entre forma y fondo, tan de lo profano, no puede tener lugar en lo sagrado religioso, donde fondo y forma están intrínsecamente unidos. Allí donde está lo sagrado, hay un rito y ceremonia (liturgia), a través de los cuales se transmite o capta lo divino manifestado, y los ritos y ceremonias, por esencia, han de ser formales.
El canon 834 dice que la Iglesia cumple la función de santificar, nada menos que a través de la sagrada liturgia (función pública). En la Constitución del Vaticano II Sacrosanctum Concilium, de 4 de diciembre de 1963, se dice que la liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza”. Y ese formalismo ha de excluir las exageraciones y desmesuras, que son propias del desvarío humano. Se puede, por una parte, negar la diferencia entre fondo y forma, o se puede mantener la separación señalando que son inescindibles.
Quizá algunos pensarán que los apartados que vienen a continuación son puros formalismos, que nada tienen que ver con el fondo, que es el contenido documental o “Nota”.

Primero:
Me llamó la atención que al documento “Sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana se denomine “NOTA”. Bajo ningún concepto considero que una forma documental tenga un carácter litúrgico que exigiera un ritualismo estricto (dicho quede escrito para evitar inadecuadas interpretaciones). Mas un texto de contenido religioso ha de estar exento de imprecisiones o inexactitudes. Es normal que por tradición el Vaticano sea idéntico a lo que su fama proclama: escrupulosidad y exquisitez en las formas y modales. Pues bien, a mi juicio y con todos los respetos, un documento que es de elaboración conjunta de dos dicasterios, estando suscrito por dos prefectos (cardenales Fernández y Tolentino) y por dos secretarios, uno por cada dicasterio, monseñor Armando Matteo y el obispo Paul Tighe, no entiendo cómo se puede llamar “Nota”.
Además del carácter conjunto, lo de los dos dicasterios, consta la aprobación papal, e item mas, tiene de fondo una materia trascendente como es la llamada inteligencia artificial versus la humana. Por todo lo antecedente, que al documento se denomine “Nota”, resulta raro e inconveniente -lo reitero-. Además, se denomina "Antiqua et Nova”, siendo esas dos palabras latinas las que inician el texto, lo cual recuerda a las encíclicas siempre papales, y que al inicio, en latín, llevan su denominación respectiva.
Y en relación con la aprobación por el papa, de ninguna manera estoy diciendo que sea el papa el autor del documento. Autores del documento son únicamente los cuatro altos clérigos que lo firman. El papa, al documento suscrito por otros, dice que lo asume y/o aprueba; no dice ser su autor, estando por él aprobado, que no autorizado en sentido propio. Creo que los papas, tradicionalmente y para evitar confusiones, firmaban, únicamente, los documentos que autorizaban por ser sus autores -reitero-.
De ninguna manera al documento de que se trata, ni por el rango de sus autores, ni por la aprobación papal, ni por su esencial e importante contenido, se le puede llamar “Nota”. Y me remito a los diccionarios para saber qué es, en verdad, una “nota”. Lo que seguramente ocurrirá es que no sabemos por qué al documento se llamó de esa manera. ¿Qué explicación tendrá?, excluida naturalmente la ignorancia. ¿Acaso se quiso dejar “espacio” para un documento posterior del mismo Papa sobre idéntico tema, el de la inteligencia artificial, con la forma de encíclica u otra?
Segundo:
El título de la nota es “sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana”. Leído todo el documento, resulta que el título sólo advierte al lector de que lo que anuncia es una parte, no la totalidad del documento, que tiene, en síntesis, dos partes principales: una parte de antropología, en la que básicamente se diferencia la inteligencia humana, partiendo de una concepción del hombre que hunde sus raíces en la Antropología cristiana, de la llamada artificial, que reenvía al problema de la mente y de las relaciones mente-cuerpo (el conductismo, el dualismo, el funcionalismo y otros “ismos” que se estudian en la Antropología filosófica.
El título omite otra parte esencial del documento, que es lo que en el apartado IV denomina: “El papel de la ética para guiar el desarrollo y uso de la IA". La omisión de la Ética en el título es más llamativa cuando en el documento, en el número 5, se escribe: “La Iglesia ofrece su experiencia a través de las reflexiones de la presente Nota que se concentran sobre el ámbito antropológico y ético”. Y los lectores, a los que dirige el texto, no pueden saber, leyendo el titular, que también se analizan y recomiendan aspectos éticos esenciales.
Tercero:
Si los dos apartados anteriores se dirigen a los autores de la “Nota”, los cuatro indicados clérigos, dos cardenales, un obispo y un monseñor, este último apartado se dirige a los traductores, pues en la larga Nota hay errores. Reconozco la gran dificultad que supone traducir correctamente lo que ha de suponer por parte del lector exigente una cierta consideración piadosa respecto al trabajo rápido de los traductores. Hay que tener en cuenta en el caso de documentos que tienen una doble procedencia, en este caso, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y del Dicasterio para la Cultura y la Educación, es muy importante conocer detalles, como el lugar en el que se firmó. Y en el texto, en lengua española, se dice: “Dado en Roma, ANTE las sedes del Dicasterio…
Muchas veces, en mi condición de notario, tuve que leer: “Ante mí”. Por tanta repetición del “Ante mí”, antecedente de la comparecencia de los otorgantes, al autorizar documentos públicos, tuve ocasión de reflexionar sobre la semántica de la palabra-preposición ANTE, preposición que es una estructura simple, que dice poco, que no aporta ideas; preposiciones que, por el contrario, son “fundamentales para unir palabras, para dar sentido a lo que queremos decir” (eso se escribe en el libro Preposiciones siempre en compañía de varios autores (Ediciones El Desvelo, 2023).

La preposición Ante (ante las sedes) no es correcta, salvo que los cuatro autores hubiesen firmado la “Nota” delante del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y también delante del otro Dicasterio para la Cultura y Educación. La preposición a emplear debidamente pudiera ser tal vez EN o DENTRO, nunca ANTE. La versión inglesa del documento es más adecuada.
III.- Yendo al fondo de la “Nota”:
A modo de pictórico trazo grueso, escribo que la primera parte es un lamento ante una mentira, un lamento ante la “creciente crisis de verdad”: hablar de máquinas inteligentes, superadoras incluso de la inteligencia humana. Por eso, en el número 30, se escribe: “A la luz de cuanto se ha dicho, las diferencias entre la inteligencia humana y los actuales sistemas de IA parecen evidentes”. En el Mensaje del papa al G7, éste ya dijo: “Hay una sabiduría que no se puede encontrar en las máquinas”. Y esto se dirige especialmente a los que, por razones mercantiles y de marketing comercial quieren vender mejor sus máquinas, para lo cual, acaso por estupidez humana, prefieren denominarlas inteligentes. Se venderán más máquinas llamándolas inteligentes, incluso si a los inteligentes humanos se dicen que los superan en inteligencia.
Y tengo que citar a Ignacio Castro Rey, autor de Antropofobia. Inteligencia artificial y crueldad calculada (Pre-Textos, 2024), el cual, primero escribió: “Los sistemas conversacionales representan un tentador simulacro de calor, de interacción inmediata y compañía”. Y posteriormente: “Los bots conversacionales no tienen que pensar, sólo organizan datos y combinan, calculando a alta velocidad y muy cera de la opinión media en cualquier tema”. Colocando las cosas en su sitio correspondiente, son muy interesantes los beneficios que pueden suponer las máquinas computacionales, y con los riesgos que una ética ha de cubrir.
Y cuando en los documentos vaticanos y en las declaraciones papales leo “cambio de época”, veo la influencia del franciscano italiano Paolo Benanti, profesor de la romana Pontifica Universidad Gregoriana, autor del libro La era digital, de referencia también en lo referente a la dignidad humana, y autor de lo siguiente: “Mas que la inteligencia artificial, me preocupa la estupidez humana, que los humanos puedan utilizarla en áreas o ámbitos que no son buenos o fiables para ese tipo de máquinas”.

Escritos recientes sobre IA escritos por el autor de este artículo y que se pueden encontrar en las webs de La Voz de Asturias y La Voz de Galicia:
--Todo es un negocio (De la Política a la inteligencia artificial (publicado el 23 de febrero de 2025).
--Sólo lo biológico es inteligente (por ahora) y lo digital no (publicado el 7 de marzo de 2025).
--China y EE.UU., en guerra también por la inteligencia artificial. Y en el Vaticano rezan y escriben. (publicado de 9 de marzo de 2025).
Continuará.
Etiquetas