Ave María

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¡Feliz sábado! Un día más vamos a disfrutar del canto del avemaría. Es obvio que abundan mucho y la sencillez del texto también contribuye a que las composiciones sean también sencillas, pero siempre llenas de una especial reverencia, como es el caso de hoy.

La música de hoy es de Adrian Willaert (h. 1490-1562), compositor neerlandés nacido en Brujas (sitio que un escritor algo posterior, Sweertius, dijo que era donde nació Willaert) o Roulaers (lugar asignado por un contemporáneo suyo, Jacques de Meyere). Se sabe poco de su formación musical y sabemos que fue a París a estudiar leyes, pero la música fue pronto su foco de atención. Estudió con Jean Mouton, que era miembro de la capilla real de Luis XII. Su alumno Zarlino nos cuenta una anécdota: Zarlino estaba en Roma y allí escuchó al coro papal interpretando su motete Verbum bonum et suave. Ellos pensaban que era de Josquin, pero se enteraron de que era del propio Willaert, por lo que no decidieron no volver a cantarlo. En Italia estuvo al servicio del cardenal Ippolito d'Este. Luego trabajó en Ferrara y finalmente en Venecia.

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Disfrutemos de su Ave Maria. Es un motete para cuatro voces que fue impreso en 1564. Está considerada una de sus obras más logradas. Hace un amplio uso de la imitación aunque no es un mero artificio del contrapunto, sino que es una técnica específica para dar expresividad tanto a las palabras como a las ideas. Las conclusiones del Concilio de Trento también calaron en su forma de componer, así como los gustos venecianos. Está dividido en cuatro secciones que corresponden con los cuatro versículos del texto. El maestro da variedad a cada uno de esos versos así como a las cadencias con que se cierra cada uno.

La partitura de la pieza puede descargarse aquí.

La interpretación es de la Cappella Marciana dirigida por Marco Gemmani.

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