Salve Regina
¡Feliz sábado! Un sábado más disfrutaremos de música mariana. Tradicionalmente, en la liturgia del sábado, la Virgen ha ocupado un papel preponderante, especialmente en todo lo que se celebra antes de las vísperas del domingo. Por ello, y por miles de otras razones, tenemos a nuestra disposición de una multitud de piezas dedicada a la que es nuestra madre; piezas que van desde la antigüedad a lo más contemporáneo.
La obra musical nos la aportará hoy Olivier Latry (1962), organista y compositor francés nacido en Boulogne-sur-Mer. Latry es conocido mundialmente porque es el organista de la catedral de Notre-Dame de París. El fuego de la catedral no ha dañado al instrumento pero obliga a que tenga que ser desmontado completamente para ser limpiado (curiosamente el órgano todavía conserva nueve tubos del original del siglo XIV), algo que llevará unos cuatro años. Sin embargo, dice que no cuenta con demasiado tiempo para estar en el templo. Pasa unas 280 noches al año en hoteles debido a los conciertos. Por ello, cada vez que puede permanece en París y lo que hace es practicar mucho en el órgano, algo que hace por las tardes y noches cuando la catedral está cerrada. Por ello, y como tesoro preciado, tiene una llave personal que le permite acceder al templo cada vez que quiera. ¡Quién pudiera!
Latry nos va a traer su personal versión de la Salve Regina. Es una obra para órgano, cómo no, y solista vocal opcional. Nace de una improvisación suya que dio en 1999 en Estados Unidos. En ella, meditaba sobre cada versículo de la antífona que él mismo recitaba antes. Ni que decir tiene que Latry compuso la obra pensando en el órgano parisino, explotando todas las características, que solo Latry es capaz de obtener. La cosa rondó por la cabeza del maestro hasta 2007 que fue cuando compuso finalmente la pieza. Cuando escribió las notas al programa de su estreno dijo que la obra tiene «momentos de fe profunda, alegría, duda, incomprensión, desesperación, rebelión, esperanza, dicha y bienaventuranza». Esta obra solo podemos calificarla como impresionante.
La interpretación es de Olivier Latry al órgano de la catedral de Notre-Dame de París.