Solo Dios sea alabado

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¡Feliz viernes! Nuestro maestro de hoy es conocido por una sola pieza, de mucha calidad, claro está, pero no es la única que compuso, ni mucho menos. Hoy vamos a comprobar cuán alto era su arte cuando componía para el gran instrumento rey.

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Hablo de Johann Pachelbel (1653-1706), compositor alemán nacido en Núremberg. La obra a la que me refería en la introducción es obviamente el Canon (y también la Giga). Sin embargo, Pachelbel fue una figura importante de la música dentro del centro de Alemania, tanto para teclado como para el templo. Quizá su influencia más reseñable esté en la música para órgano y su desarrollo del coral luterano, con influencias recogidas de Froberger y Frescobaldi; Bach completaría lo que empezó Pachelbel. En 1673 Pachelbel trabajó como organista en la catedral de San Esteban de Viena y luego en Eisenach. En 1678 era organista en Erfurt. Pasó luego a Stuttgart y a Gotha para regresar finalmente a Núremberg, donde terminó muriendo. Allí maravillaba al público sentado al órgano de la iglesia de San Sebaldo, tanto por sus grandes fugas como por sus composiciones vocales. En 1699 publicó su famosa otra titulada Hexachordum Apollinis, para teclado, formada por seis arias.

Vamos a escuchar su preludio coral Allein Gott in der Höh sei Ehr, P. 11. La obra es muy brillante y contiene una introducción en la que el tema recuerda al coral que no está entre las voces todavía. Cuando termina esa introducción este aparece en el pedal, en notas amplias, sobre las que las demás cantan el contrapunto. Este va por episodios, de forma que escuchamos todas sus estrofas poco a poco. La obra de Pachelbel es una veradera maravilla, que preludia las de Bach, pero que tiene su alto vuelo por sí sola.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es de Simone Stella al órgano.

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