Vals del Emperador



Creo que este título lo dice todo. Efectivamente, está dedicado a esa inmortal obra que muchos casi nos sabemos de memoria. Hay obras que son inmortales y que se han impuesto en nuestras vidas, felizmente. Esta es una de ella y te invito a que hoy disfrutes de ella, para que te sea más llevadero este verano en el que estamos inmersos.

Primero el autor. Es Johann Strauss (1825-1899), maestro austríaco nacido en St. Ulrich. Para distinguirlo de otros, se suele aludir a él como Johann Strauss hijo o II. Conocido por sus valses, su obra más conocida es indudablemente "El bello Danubio azul". Aunque es hijo de otro famoso compositor, Johann Strauss I, es el más famoso miembro de la familia Strauss. Es el rey del vals y gracias a él esta forma musical se impuso en la Europa del XIX. Muchas de sus obras son extraordinariamente conocidas, interpretadas en todos los lugares y en las más diversas ocasiones. Es posible que si nombramos algunos de los maestros del XIX, en esos nombres no figure Johann Strauss, lo cual es injusto ya que desde que dio a luz esas bellezas orquestales ha producido un enorme disfrute y ha llevado una gran alegría a nuestras vidas.

La obra que te traigo hoy se titula Kaiser-Walzer, Op. 437, es decir, "Vals del Emperador". El título original del vals era "Hand in Hand", es decir, "Mano a mano". Fue compuesto para un brindis del emperador austríaco Francisco José con motivo de su visita al kaiser Guillermo II de Alemania. Ese brindis implicaría tener lazos de amistad entre Austria y Alemania. El editor, Simrock, sugirió dicho nombre, más políticamente correcto, cosa que agradó a Strauss. Fue estrenado en Berlín el 21 de octubre de 1889. Una tranquila introducción da paso a la bellísima primera melodía del vals, que termina con un solo del chelo previo a una fanfarria final de trompetas y timbales. Una obra que todos, indudablemente, calificaríamos como inmortal.

La partitura de esta joya de todos los tiempos la tienes aquí.

La interpretación que te ofrezco es la de Herbert von Karajan dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Berlín.

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