¡Feliz sábado! Como sábado que es, no podía faltar la música dedicada a la Virgen. El maestro que está hoy con nosotros siempre me ha encantado por cómo supo mezclar la música francesa con la italiana. Disfrutemos de su música hoy.

Me estoy refiriendo a Marc-Antoine Charpentier (1643-1704), compositor francés nacido en París. Fue uno de los compositores más importantes de su época; sin embargo, nunca consiguió ser músico de Luis XIV. Aunque otro compositor de la época, Jean-Baptiste Lully lo dominaba todo, tras su muerte pasó al olvido con lo que el puesto para la posteridad lo ocupó Charpentier. Compuso una gran variedad de composiciones, tanto sagradas como profanas, yendo desde óperas a lamentaciones para la Semana Santa. Le tocó componer en una época de transición en la que la modalidad todavía le daba la mano a la nueva tonalidad. Charpentier es (creo que tristemente, por lo pobre de la situación) conocido por una obra: la sintonía que abre las retransmisiones de Eurovisión, y que no es más que el Preludio de su famoso Te Deum.

Disfrutemos de su bello motete Annunciate superi, H. 333, que está marcado como pour toutes les fêtes de la Bienheureuse Vierge Marie. Los ángeles (todavía nos resuena el día de ayer) cantatan: annunciate superi narrate cœli Narrate quid sublimius in excelso, Quid sanctius sub Deo, dicite nobis. Se alude a los querubines y a los serafines, pero que no pueden estar al lugar de María, que es la «única, santísima y la elegida entre miles, la madre querida, hija de Dios». Las seis voces cantan en diálogo entre el cielo y la tierra, y todas terminan en una jubilosa alabanza a la Madre de Dios.

La interpretación es del Ensemble Correspondances digirido por Sébastien Daucé.