¡Feliz miércoles! El género de las misas de difuntos no solamente debe circunscribirse al día en el que nos acordamos litúrgicamente de ellos a principios de noviembre. Hay una cantidad muy importante misas de réquiem que siempre que la escuchamos nos ponen el vello de punta.

Nos visita hoy nada menos que Cristóbal de Morales (h. 1500-1553), compositor español nacido en Sevilla. Es probable que muriese en la localidad también sevillana de Marchena (o quizá en Málaga). Formado en Sevilla (seguramente con Francisco de Peñalosa, maestro de capilla de la catedral), allí fue organista y es muy posible que durante su estancia en la hispalense conociese al maestro Nicolás Gombert, el compositor flamenco de Carlos V. Luego fue maestro de capilla de la catedral del Ávila para pasar con posterioridad por un largo periodo en Italia, donde fue miembro de la capilla papal de Pablo III. Más tarde regresaría a España para trabajar en distintos importantes templos. Tenía fama de ser muy perfeccionista con los miembros del coro lo que le valió la enemistad de muchos; lo mismo le pasó con los canónigos de la catedral de Málaga. Está considerado como el mejor compositor español de comienzos del siglo XVI, sucedido, en este aspecto, en la segunda mitad del siglo, por Tomás Luis de Victoria.

Disfrutemos de su Missa pro defunctis. Se una composición a cinco voces que fue publicada en 1544, en un volumen titulado Christophori Moralis Hispalensis Missarum liber secundus, que fue impreso en Roma. Posteriormente, ocho años más, tarde, Jacques Moderne volvió a imprimir el volumen en Lyon. Dada la fecha de la publicación, es muy posible que fuese compuesto en Roma. La frase de Juan Vásquez, contemporáneo de Morales, diciendo que Morales era «luz de España hecha música» se pone perfectamente de manifiesto en esta bellísima obra, que llegó a cantarse póstimamente en 1559 en México para las exequias del emperador Carlos V. Puede caracterizarse por un ascetismo y una austeridad fuera de lo común.

La interpretación es del Ensemble Biscantores dirigido por Luca Colombo.