¡Feliz viernes! De nuevo disfrutaremos de la música de un impresionante compositor alemán, que llevó a su país la corriente italiana para darle ese toque tan personalísimo. Vamos a comprobar otra vez cómo sabía modelar los pentagramas de una forma magistral.

Hablo de Heinrich Schütz (1585-1672), compositor alemán nacido en Köstritz. Se dice que fue un compositor puente entre la música del renacimiento y Bach. Su principal producción es de música religiosa y le dio un dramatismo muy especial, gracias a lo que aprendió en Italia con Gabrieli. Su padre era granjero en Weissenfels y allí creció el joven Heinrich, quien probablemente estudió con George Weber, compositor y cantor local. Con trece años fue admitido en el Collegium Mauritianum de Kassel y llegó a ser niño de coro de la corte del landgrave Moritz de Hesse. Tras dejar el colegio se marchó a Venecia para estudiar con Giovanni Gabrieli. En 1613 volvió a Alemania para trabajar como segundo organista de la corte. Conoció a Johann Herman Schein y se hicieron grandes amigos.

Disfrutemos de su motete Auf dem Gebirge hat man ein Geschrei gehöret, SWV 396. Fue publicado en 1648 en su colección Geistliche Chor-Music, op. 11. El texto es una adaptación de otro del evangelio de san Mateo y nos habla de una voz que clama en la montaña y de Raquel llorando por sus hijos. La obra fue compuesta cuando la Guerra de los Treinta Años estaba llegando a su fin, por lo que es posible que el texto fuese elegido con la intención de expresar ese dramatismo y ese llanto que nos describe. Escuchamos unas intensas suspensiones y unas ricas disonancias que se elevan sobre esos sombríos y oscuros instrumentos, que no hacen sino lamentarse.

La partitura de la obra puede descargarse aquí.

La versión es de Iestyn Davies y Hugh Cutting (contratenores) y el conjunto Fretwork.