"El desarrollo debe ser humano, por el contrario, será desequilibrado", advierte Carlos Castillo: "Centrar la economía en ganar dinero genera incapacidad de amar al otro”
El arzobispo de Lima insiste en la necesidad de un desarrollo humano e integral para alcanzar la paz
También pide una educación para la paz, "y no para dominar, para defenderse del otro, para guerrear"
| Mireia Bonilla, Vatican News
(Vatican News).- En el marco del Encuentro Interreligioso “Paz sin Fronteras” que se ha celebrado en Madrid del 15 al 17 de septiembre, entrevistamos al peruano Carlos Castillo Mattasoglio, Arzobispo de Lima y participante, entre tantas muchas otras, a la mesa redonda titulada “Desarrollo es el nombre de la paz”.
Mons. Mattasoglio recuerda que ya el Papa Pablo VI, en su Encíclica Populorum Progressio, definía el desarrollo integral “como el paso de condiciones de menos humanas a más humanas” y especifica que “la menos humana o la más cercana al mundo animal es lo económico, comer, vivir y el tener los elementos esenciales” pero, progresivamente – continúa – el ser humano es mucho más: “es política, es sociedad, es cultura y finalmente es arte, religión y fe”.
El desarrollo debe ser humano, por el contrario, será desequilibrado
El Arzobispo de Lima también asegura que ese desarrollo humano debe ir hacia lo “sutil”, de lo contrario será un desarrollo desequilibrado que no permite que haya una plenitud de la vida humana, y eso es precisamente – subraya – “lo que ya había previsto Pablo VI en su Encíclica”.
En este sentido, explica que las reflexiones que se han tenido en esta mesa redonda en Madrid es, justamente, “para ver cuánto hemos avanzado en esa línea del desarrollo humano pleno, lo que hoy día el Papa Francisco llama el Desarrollo Ecológico-Integral” o el también llamado “Desarrollo Sostenible”.
Parcialización: concepto erróneo del desarrollo
Por otro lado habla de cómo en la actualidad hay un “concepto equivocado de desarrollo”, y es lo que Mons. Mattasoglio llama “parcialización”, es decir, “el concentrar toda la economía o el ganar muchísimo dinero, que genera costumbres frívolas, indiferencias e incapacidad de amar al otro”.
Es por ello, que otro de los temas que se han tratado en esta mesa redonda ha sido precisamente “la dificultad en la educación”: “no es una educación para la paz sino para dominar, para defenderse del otro, para guerrear” puntualiza.
Renovación del sentido integral que Pablo VI pedía
Por último explica que los desarrollos que ha habido especialmente globales ahora, producto del enorme desarrollo y la economía global financiera, “han producido un equilibrio completo entre lo que se gana en la economía y el desarrollo mismo de la relaciones humanas, de la naturaleza, de la felicidad en la gente”.
Y es aquí donde se para el Arzobispo de Lima para asegurar que ante este panorama, destaca ese clamor por la felicidad, por el encuentro de una paz y una amistad entre la gente: “La falta de esta dimensión ha desequilibrado las cosas y este encuentro ha sido un motivo para renovar el sentido integral que Pablo VI pedía”.