Entrevista con el arzobispo de Mendoza, nuevo presidente del Episcopado argentino Colombo: “La realidad apremia y exige atender a sectores que se caen del sistema"

Monseñor Marcelo Colombo
Monseñor Marcelo Colombo

El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, expresa en esta entrevista su preocupación por la situación social, ratificó el compromiso de la Iglesia de acompañar procesos que lleven al diálogo político y reivindicó la figura del Papa y opinó sobre corrupción y justicia

"Los obispos queremos que el Papa venga a Argentona. Rezamos para que venga. Se lo volvimos a pedir en una carta que le enviamos esta semana durante nuestra asamblea. Sabemos que en su corazón, él quiere venir"

(Valores Religiosos).- El arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, expresa en esta entrevista su preocupación por la situación social, ratificó el compromiso de la Iglesia de acompañar procesos que lleven al diálogo político y reivindicó la figura del Papa y opinó sobre corrupción y justicia.

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Dicen que usted no se calla cuando algo no le gusta. De hecho, criticó el veto al proyecto para aumentar las jubilaciones. ¿El presidente Javier Milei debe preocuparse por su elección como presidente del Episcopado?

En primer lugar, quiero decir que a mí siempre me guía el respecto a las máximas investiduras recibidas. Javier Milei es un ungido por la elección del pueblo y esto conlleva un respeto. Los señalamientos que hacemos como Iglesia no son contra la persona, sino observaciones, criticas a modelos, también propuestas porque tenemos en vista el bien común. No perseguimos la destrucción de lo que el otro piensa o de aquello que está siendo propuesto como método. Evidentemente, cuando se dice que se quiere ordenar la economía nosotros coincidimos, porque también queremos que la economía se ordene, pero no con la gente afuera. La gente debe estar adentro, interviniendo como parte.

La Iglesia siempre bregó ante las crisis para que las cargas se repartan equitativamente. ¿Eso está pasando?

Diría proporcionalmente más que equitativamente. Porque hay quienes pueden más y quienes pueden menos. Ahora bien: la ciencia de la economía no puede sentirse nunca absoluta. Es un instrumento, una herramienta. Por encima de la economía hay consideraciones que nunca pueden faltar y que tienen que ver con el respeto a la dignidad de las personas y la búsqueda del desarrollo de una sociedad sustentable.

Monseñor Colombo, arzobispo de Mendoza
Monseñor Colombo, arzobispo de Mendoza

Desde que asumió, el Presidente dijo que el único lugar donde no se iba a recortar es en la ayuda social. Pero hubo demoras en la distribución de alimentos e incluso la Iglesia se quejó porque había mercadería retenida en galpones…

-Ante todo, quiero destacar que la intervención de mi antecesor en la presidencia, monseñor (Óscar) Ojea, fue clave para que se liberaran los alimentos con mayor prontitud. Creo que en ese momento fue muy importante hacer notar que mientras el sistema se ordenaba según las nuevas pautas, había que seguir favoreciendo la distribución hasta entonces habitual porque sino la gente se quedaba sin el alimento. Actualmente son otras las proporciones de entrega de alimentos y se lo va haciendo por ciclos. Y no hay el retraso que había al principio.

También el Gobierno puso en marcha una auditoría respecto de quienes participan de su distribución ante las sospechas de corrupción…

Más allá de que nos parece bien toda auditoría y la intervención de la Justicia si corresponde, quisiera aclarar que muchos de los que participaron eran verdaderos agentes para facilitar la distribución, personas que incluso en la pandemia fueron héroes o heroínas porque ayudaron con comedores, con merenderos. Probablemente eso incluso haya aliviado en alguna medida el gasto. Nosotros creemos que a esa gente hay que incorporarla a esta tarea solidaria.

La cantidad de gente que viene a nuestros comedores y merenderos y a los distintos lugares de distribución creció (...) En general, diría que la realidad apremia y exige consideraciones especiales sobre algunos sectores que se caen del sistema, como los jubilados

¿La demanda de asistencia creció?

La cantidad de la gente que viene a nuestros comedores y merenderos y a los distintos lugares de distribución creció. Por ejemplo, en el centro de atención pastoral de calle que tenemos en Mendoza ya no viene solo gente en situación de calle, sino personas solas, no solo por el plato de comida, sino por un momento de convivencia social porque la contención también es para la población una necesidad importante. En general, diría que la realidad apremia y exige consideraciones especiales sobre algunos sectores que se caen del sistema, como los jubilados. Pensemos también en tantos jóvenes que no tienen futuro, algunos atrapados en las adicciones u ocupados en cosas como el juego on line, que los alejan del desarrollo pleno.

Milei, con los obispos argentinos cuando Ojea aún era el presidente
Milei, con los obispos argentinos cuando Ojea aún era el presidente Presidencia de Argentina

A la Iglesia se le achaca denunciar la pobreza solamente cuando los gobiernos no son peronistas…

Habría que analizar los documentos de los últimos años para comprobar que no nos hemos callado. Es probable que en los momentos más delicados fuimos más mesurados y prudentes.. Por ejemplo, durante la pandemia, porque era un momento de máxima emergencia y había que poner toda la energía en el cuidado y la protección de la vida. Pero siempre hubo pronunciamientos y manifestaciones de obispos en todo el país y de la propia Conferencia Episcopal. Lo que pasa es que a veces hay ciertos cliché que se repiten y a mucha gente le resulta más cómodo vernos en la vereda de enfrente.

Desde la crisis de 2001, cuando tendió una Mesa de Diálogo, la Iglesia no se cansa de pedir diálogo y consenso a los dirigentes, pero no tuvo suerte hasta ahora en un contexto de una grieta persistente. ¿No temen ser acusados de ilusos?

Por lo pronto, tengamos en cuenta que todo lo que nos divide, lo que nos aparta, lo que nos enfrenta, lo que polariza, nos deteriora, nos debilita. Nos duelen los enfrentamientos y la falta de capacidad para dialogar, porque una sociedad sale adelante con consensos básicos y fuertes. Es verdad que podemos ser acusados de ilusos, pero hay que acordar cómo dialogar y poner horizontes para avanzar hacia metas concretas.

Tenemos muchas asignaturas pendientes, pero no me cansaré de decir que no se solucionarán sin la participación de todos

¿La Iglesia está dispuesta a ayudar en eso?

Siempre lo estaremos. En la Mesa de Diálogo nacieron varios entendimientos y propuestas que posteriormente significaron atenuar en muchos casos la pobreza y favorecer ciertos niveles de desarrollo. Tenemos muchas asignaturas pendientes, pero no me cansaré de decir que no se solucionarán sin la participación de todos.

No parece ayudar que Javier Milei sea tan confrontativo y por momentos agresivo. Es cierto que también lo son algunos opositores, pero él es el presidente. ¿Le preocupa?

Creo que a las personas hay que insistirles. No hay que quedarse con la primera impresión o una suma de impresiones que quizá no son más que un modo de presentación. Hay que buscar, no digo llegar al corazón, pero sí en un caso como este dialogar. Siempre es posible. Al menos de parte de la Iglesia dejamos siempre las puertas y el corazón abiertos para dialogar. En cuanto a la agresividad, tengamos en cuenta que vivimos en una sociedad en la que muchas veces se expresa cierta agresividad. Lo nuestro, aún con énfasis, va a ser siempre buscar los modos adecuados, pero no solo por una cuestión de educación, sino también porque es la única forma de escucharnos.

El arzobispo de Mendoza, Marcelo Daniel Colombo
El arzobispo de Mendoza, Marcelo Daniel Colombo

El Gobierno no ratificó resoluciones de la ONU referidas a la prevención de la violencia contra las mujeres y la protección de los derechos de los aborígenes, a la vez que se retiró de una conferencia sobre cambio climático. Son todas cuestiones que preocupan mucho a la Iglesia y al Papa y que motivaron diversos pronunciamientos y, hasta en el caso del medioambiente, una encíclica…

Ciertamente que sí. Pero más allá de la posición del Papa y de la Iglesia quisiera mencionar que, en el caso de los pueblos originarios en la Argentina, esta realidad tiene raigambre constitucional. La Constitución del ‘94 consagró el reconocimiento de esas comunidades que estaban desde antes en el territorio nacional. De manera que hay un debate que deben dar todas las fuerzas políticas sobre la aplicación de la Constitución. Por otra parte, el cambio climático es innegable. Cualquiera es consciente de que el verano de hoy es mucho más caluroso que el de hace 20 años. Caer en un negacionismo puede ser una pretensión dogmática, pero choca con la realidad.

Juan Pablo II dijo a fines de los ’90 que la corrupción y la impunidad corrían el riesgo de generalizarse en la Argentina. ¿La confirmación en segunda instancia de la condena a Cristina Fernández de Kirchner es un paso en favor de que haya menos impunidad?

No quisiera personalizar. Creo que siempre deberíamos preguntarnos por la independencia del Poder Judicial, la profundidad del debido proceso y la objetividad de toda su tramitación. Creemos firmemente en la Justicia, que tiene que hacer su trabajo y evitar la utilización política en un sentido o en otro al compás de los tiempos políticos. Hay muchos jueces muy probos y hay ámbitos de la Justicia que siempre funcionaron con regularidad y otros que van con mucha lentitud, con juicios muy largos que muchas veces terminan en sentencias que son apeladas y que llevan a muchas instancias nuevas. Evidentemente, tenemos una Justicia con cierta reticencia a actuar o a actuar según los tiempos políticos.

Más del 90 % de los juicios por corrupción no prosperan…

No conozco las cifras, pero evidentemente cuando hay una necesidad tan grande de fortalecer modelos de convivencia social y de liderazgo político, evidentemente actuar conforme a derecho es un imperativo de una sociedad. O sea, que la Justicia actúe y lo haga con independencia. Por otra parte, cuando como autoridades ejercemos una responsabilidad sabemos que el Estado nos demanda mayores exigencias en cuanto al cumplimiento de la ley.

Francisco y Milei se encuentran en Apulia
Francisco y Milei se encuentran en Apulia

¿Qué siente cuando en la Argentina se acusa al Papa de recibir sólo a peronistas, de recibir a corruptos?

Me duele porque es injusto. Porque muchas veces son repeticiones de repetidores de cosas que son muy superficiales y que a veces tienen que ver con una moda. La verdad es que eso no es así. Si quienes lo critican pidieran su agenda, al revisarla comprobarían que el Papa recibió a muchísima gente de todos los gobiernos y a numerosos dirigentes que no son peronistas. Quizá no hay fotos de esos otros encuentros, pero lo cierto es que tiene mucho diálogo, incluso correspondencia producto de una relación personal, con gente de todos los sectores políticos. El Papa en eso fue siempre muy padre, un pastor que recibe a todos.

Uno de los visitantes que más polémica suscita es Juan Grabois…

Debo decir que es un dirigente social válido. Fue indiscutiblemente quien puso en el tapete nuevas formas de organización social, la llamada economía popular, que tiene como protagonistas a los desempleados. Y que es un modo de sostenimiento que el Papa muchas veces destacó, hasta en un reciente discurso, como una forma de involucramiento de sectores que eran descartados. O sea, una economía que implica dar protagonismo social a tantas personas que son nadie para un sistema que busca muchas veces el privilegio de unos pocos.

Sabemos que en su corazón él [Francisco] quiere venir [a Argentina]. Es verdad que tiene una agenda muy poblada el año que viene, con la celebración del Jubileo y las guerras en el mundo no sólo lo tienen muy preocupado, sino que sigue los conflictos muy de cerca

¿Vendrá, finalmente, el Papa?

Los obispos queremos que venga. Rezamos para que venga. Se lo volvimos a pedir en una carta que le enviamos esta semana durante nuestra asamblea en Pilar. Le dijimos: “Ya sabes que queremos que vengas”. Porque es así. Sabemos que en su corazón él quiere venir. Es verdad que tiene una agenda muy poblada el año que viene con la celebración del Jubileo y las guerras en el mundo no sólo lo tienen muy preocupado, sino que sigue los conflictos muy de cerca.

¿El año electoral es una complicación?

Me parece que Francisco logró afrontar la cuestión del año electoral de un modo distinto del que se lo ve habitualmente, es decir, en cuanto al riesgo de ser usado partidariamente, porque considera que la gente no va a ligar su visita a uno u otro sector.

Milei quiere a toda cosa que venga…

Cualquier dirigente se sentiría orgulloso de que el Papa visite el país. Alguno podrá decir que lo ansía porque es el jefe de Estado que lo va a recibir. Pero cualquier hijo de la Argentina diría ¡cómo el Papa argentino no va a venir a visitar su país!

Preocupación por la situación social 

Para el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Marcelo Colombo, Monseñor Marcelo Colombo, la Iglesia católica debe tener “una sana intervención en la vida pública, pero no desde la lógica del poder, como un sector que presiona, tal si fuera una corporación porque esto es ajeno al Evangelio”. En ese sentido, afirma que “queremos ser una Iglesia servidora. Diría que el paradigma, el ícono de la Iglesia es el Buen Samaritano con las actitudes. Esto significa que el rostro de la Iglesia hoy más que nunca debe ser el del servicio”.

Monseñor Colombo
Monseñor Colombo

“Desde esa lógica, todo lo que signifique contribuir como obispos al servicio a la Iglesia y a su vez aportar al diálogo con la autoridad y también en la vida pública, bienvenido”, dice y señala: “Evidentemente, lo que hoy nos resulta apremiante es estar en aquellas realidades muy condicionadas por la exclusión, la pobreza, la necesidad, pero también queremos acompañar procesos en los cuáles podamos animar el diálogo con lo religioso en las élites o en los grupos que se preparan para el ejercicio de alguna autoridad”.

Admite, no obstante, que en los últimos años decayó la pertenencia institucional a la religión en Occidente en general, y en la Argentina en particular, pero no las ansias de trascendencia. “Hay familias que ya no bautizan a sus hijos o que no los educan en un ambiente que involucra la creencia religiosa”, pero no la búsqueda de Dios, el deseo de lo absoluto, es propio del hombre y lo acompaña en todas las épocas de la historia. Eso se nota mucho en los jóvenes que en su búsqueda lo hacen por otros caminos”, considera.

Discípulo del obispo Novak

Colombo mamó el progresismo desde sus primeros pasos como parte del clero en la década del ’80 porque se desempeñaba en la diócesis de Quilmes, cuyo obispo era Jorge Novak, el legendario defensor de los derechos humanos durante la última dictadura y con gran preocupación social, que lo ordenó sacerdote. Fueron más de 20 años de ejercicio de su ministerio religioso en zonas populosas, luego de haber estudiado y recibido de abogado en la Universidad de Buenos Aires.

Tras ser designado en 2009 por Benedicto XVI obispo de Orán, fue nombrado en 2013 por Francisco obispo de La Rioja, donde se ocupó de promover la causa de beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Logeville, y el laico Wenceslao Pedernera, que fueron asesinados en 1976 por un grupo de tareas de la Fuerza Aérea, lo que fue considerado por el Vaticano como un martirio por lo que fueron beatificados en 2019.

Finalmente, en 2018 Francisco lo promovió a arzobispo de Mendoza y luego el centenar de obispos del país lo eligió vicepresidente primero del Episcopado, secundando al obispo Oscar Ojea, a quien desde la semana pasada sucede.

Itinerario

Marcelo Colombo nació en Buenos Aires el 27 de marzo de 1961. Fue ordenado sacerdote en la catedral de Quilmes en 1988 por el obispo Jorge Novak; fue elegido obispo de Orán en 2009 por Benedicto XVI; trasladado como obispo de La Rioja en 2013 por Francisco y en 2018 lo promovió a arzobispo de Mendoza. En los últimos cuatro años fue vicepresidente primero del Episcopado y desde la semana pasada, presidente. Es abogado egresado de la UBA.

Al toque

Un proyecto: Más participación de los laicos en mi diócesis.

Un líder: El Papa Francisco.

Un prócer: Belgrano.

Un recuerdo: Una Navidad con sus padres cuando era niño.

Un libro: De chico, Los Tres Mosqueteros; de grande, Sobre Héroes y Tumbas.

Un hobby: Leer.

Música: Rock nacional y folklore.

Comida: Las comidas criollas.

Bebida: Vino tinto malbec.

Un sueño: El encuentro final con Dios y con tantas personas buenas que conocí.

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