El cardenal defiende la "libertad de conciencia" a la que abre el escrito
Cupich: "'Amoris Laetitia' es una invitación a avanzar desde una espiritualidad adolescente a una espiritualidad adulta"
(Cameron Doody).- Una invitación a avanzar desde "una espiritualidad adolescente a una espiritualidad adulta". Es la última valoración que ha hecho de Amoris laetitia el cardenal Blase Cupich, quien además ha opinado que la clave de la exhortación apostólica es su llamamiento a una "libertad de conciencia" a través de la cual los fieles pueden "discernir la verdad" en sus propias vidas.
Hablando con un programa online de la cadena católica Salt and Light, el arzobispo de Chicago profundizó en esta noción de la "espiritualidad adulta" a que llama la Iglesia la Alegría del amor.
Según el purpurado, una "espiritualidad adulta" significa "poder, de alguna manera, darte cuenta de que tienes la gracia de Dios como para discernir la verdad en tu vida en términos de adónde te está llamando el Señor". Tal espiritualidad, explicó, "responsabiliza al individuo, en vez de que alguna autoridad externa le diga a la gente que lo tienen que hacer, como si fueran niños".
"Lo que el Santo Padre nos está llamando a hacer, lo que la Iglesia nos está llamando a hacer, es ser capaces de tomar responsabilidad por nuestras vidas. Y significa que nos aseguramos que la gente entienda la libertad de conciencia pero también la responsabilidad que conlleva", continuó Cupich.
Ideas que pueden sonar revolucionarias en términos de la disciplina tradicional de la Iglesia -la de que los fieles tomen responsabilidades por sus vidas, y que las autoridades de la Iglesia dejen de tener un trato infantil con los creyentes- pero que, en realidad y siempre según Cupich, ideas que se han estado gestando desde el Vaticano II.
"Esto es, en efecto, un movimiento de una espiritualidad adolescente a una espiritualidad adulta. Es de una importancia fundamental, y ha estado germinándose desde el Vaticano II", zanjó el arzobispo de Chicago.