La crisis del coronavirus con mirada misionera Domingo García: "El sistema de salud pública peruano ya estaba saturado antes de aparecer el coronavirus"
"El gobierno ha hecho algo muy importante. Se anticipó y tomó medidas desde el momento que se constató el primer enfermo. Llevamos cinco semanas de cuarentena y hoy comenzamos la sexta"
"La mayoría de los trabajadores y trabajadoras son informales, muy pocas personas tienen trabajo estable, se buscan la vida para llevar a casa el “diario” lo suficiente para ir tirando día a día"
"Se ponen de acuerdo las vecinas de una cuadra, cada una aporta los víveres que puede y juntas cocinan para todos, también para los que no pueden aportar nada. Esta experiencia se va generalizando"
"Se ponen de acuerdo las vecinas de una cuadra, cada una aporta los víveres que puede y juntas cocinan para todos, también para los que no pueden aportar nada. Esta experiencia se va generalizando"
(Diócesis de Palencia).- La crisis sanitaria y humanitaria que vivimos no nos afecta solo a nosotros. Todo el mundo vive circunstancias parecidas, pero las realidades que se añade en cada sitio no son las mismas. Nos hemos puesto en contacto con el sacerdote diocesano Domingo García, que desarrolla su labor misionera desde hace muchos años en Perú... para saber cómo están viviendo esta pandemia.
Domingo nos cuenta que «el gobierno ha hecho algo muy importante. Se anticipó y tomó medidas desde el momento que se constató el primer enfermo. Llevamos cinco semanas de cuarentena y hoy comenzamos la sexta».
En cuanto a las cifras, se habla de unos 16.000 afectados y 500 fallecidos y la mayoría de los afectados están aislados en sus casas. El principal problema radica en que «el sistema de salud pública ya estaba saturado antes de aparecer el coronavirus, faltan camas, respiradores... y las cifras de contagio siguen en ascenso, lento pero ascenso».
En Paita, la ciudad de unos 170.000 habitantes, donde vive Domingo, «la mayoría de los trabajadores y trabajadoras son informales, muy pocas personas tienen trabajo estable, se buscan la vida para llevar a casa el “diario”, lo suficiente para ir tirando día a día». De esta manera es «imposible ahorrar y guardar pan para mayo... y con las medidas de la cuarentena se ha paralizado el país».
"Nos hemos dividimos en quince grupos, con el compromiso de estar presentes, permanecer en cada sector, atentos a la vida, a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, para ver por dónde prende la llama para incendiar la pradera, ollas comunes, comedores populares, vaso de leche..."
Para paliar estas duras situaciones que vive la población el gobierno ha puesto en marcha medidas de apoyo económico a las familias más pobres y a los trabajadores independientes que han tenido que cerrar sus negocios. Asimismo, se están destinando fondos a los ayuntamientos para que inviertan en víveres y los hagan llegar a familias en alto riesgo.
En las comunidades que acompaña Domingo, se han organizado “ollas comunes”. De esta manera «se ponen de acuerdo las vecinas de una cuadra, cada una aporta los víveres que puede y juntas cocinan para todos, también para los que no pueden aportar nada. Esta experiencia se va generalizando».
También se comenzó a promover «una campaña de solidaridad y recogida de alimentos en Semana Santa. Jesús sigue siendo crucificado hoy en nuestros hermanos y hermanas». Una campaña, afirma Domingo, que «fue un éxito por la cantidad y por la calidad de los testimonios».
Domingo ve el futuro como «un gran reto». En Perú están con el curso recién empezado «con tantos planes, con nuevos pasos a dar... y ahora estamos totalmente descuadrados, nada de lo planificado nos sirve». Aun así, asumen el reto de «acertar a caminar con el coronavirus, desde la clave de la compasión y la solidaridad».
Una de las medidas ha sido la de dividir la parroquia de 70.000 habitantes en quince sectores. «De igual manera el grupo de agentes de trabajo socio-pastoral, nos hemos dividimos en quince grupos, con el compromiso de estar presentes, permanecer en cada sector, atentos a la vida, a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas, para ver por dónde prende la llama para incendiar la pradera, ollas comunes, comedores populares, vaso de leche...».
También se ha reforzado la coordinación con el Ayuntamiento, con la Comunidad Campesina, con el Frente de Defensa de los Intereses de Paita, con las empresas... «para unir esfuerzos, para prestar un mejor servicio, para abordar los problemas y necesidades comunes... somos un solo puño».
Domingo acaba recordándonos cuál es “nuestra misión”... allí, y seguramente también aquí. «Ser testigos y promotores de la Buena Noticia que se hace realidad en la mesa compartida. Conscientes de que el Señor camina delante removiendo las losas que nos paralizan». Y se despide afirmando: «estoy muy ilusionado asumiendo este nuevo reto que suena a apasionante».