Entrevista al arzobispo electo de Trujillo, que hoy toma posesión de la sede Alfredo Vizcarra, sj.: "Bertomeu es un hombre de fe, está haciendo un trabajo excelente, tanto con el Sodalicio como con los obispos"

Cipriani: "Se sabía que no debía venir al Perú. Después ha saltado la noticia porque no había cumplido una parte de las sanciones, la de no tener intervenciones públicas. Él vino acá y dio origen a que todo se desatapara, y que fuera una cosa pública. Y ha dado pie a que el propio Vaticano explique las cosas"

Futuro del Sodalicio: "Hubo un formateo de muchos años que es muy difícil cambiar. No se cambia con un decreto. Cada caso es cada caso, y habría que acompañar a la gente antes de ver si se puede hacer una reintegración o recreación de algo. Pero con un espíritu diferente. Y ¿cómo asegurar un espíritu diferente cuando se ha modelado tanto, cuando el propio carisma estaba viciado de raíz?"

"El Papa nos ha traído una vuelta al Evangelio como camino de respuesta a los grandes desafíos de nuestro tiempo. No todo depende de una persona, pero es muy querido por esto. Le está devolviendo el aire, el espíritu a la Iglesia, que lo necesita tanto, para descrubir la fuerza del Evangelio y del Espíritu, que tanto necesitamos escuchar"

Este sábado, el jesuita Alfredo Vizcarra se convertirá en nuevo arzobispo de Trujillo, sustituyendo a Miguel Cabrejos. En mitad de la polvareda que sacude a la Iglesia en el Perú, Vizcarra apuesta por una Iglesia en salida, horizontal, que afronte sin dudar sus desafíos. Que pida perdón y atienda de verdad a las víctimas del Sodalicio. En la entrevista, el arzobispo defiende el trabajo llevado a cabo por Jordi Bertomeu, y aclara que "Cipriani no cumplió una parte de sus sanciones".

Buenos días, buenas tardes en Perú. Estamos con Alfredo Vizcarra, arzobispo electo de Trujillo. 

Buenas tardes.

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En primer lugar, enhorabuena por el nombramiento. ¿Cómo lo ha recibido?

Con un poco de pena de dejar el Vicariato Apostólico de Jaén, porque toda mi actividad pastoral ha sido misiones. En primer lugar en el Chad, en África, y después, cuando me hicieron obispo de un territorio de misión, especialmente en la selva. Dejar esto no ha sido fácil, la verdad. Nunca he estado en la ciudad. Por otro lado, tengo el sentimiento de ir a hacer un servicio a la Iglesia. Esto es lo que se me propone y yo estoy disponible para poder acompañar esta nueva realidad.

Va a Trujillo, que es una diócesis mucho más urbana. Y supongo que con problemas radicalmente diferentes a los que se viven en Jaén, ¿no?

Se está hablando mucho de inseguridad ciudadana. Hay extorsiones de todo tipo. Creo, si no me equivoco, incluso en las escuelas. Son niveles muy serios, muy preocupantes. Es un problema que se va agravando por las actividades económicas ilegales que están vinculadas a esto. En el Vicariato de Jaén no estamos en estos niveles tan graves, pero sí se plantea la situación de la violencia, los efectos de las grandes empresas extractoras, la minería.

Hay minería ilegal en todo el territorio. Es una de las razones también por las cuales me está costando dejar esto, porque la Iglesia, desde tiempos de monseñor Izuzquiza, está vinculada con la defensa de los derechos humanos y del medio ambiente. Hubo defensores de medio ambiente, muchos de ellos incluso catequistas, que fueron encarcelados, acusados de terrorismo por oponerse a la actividad minera, que suponía más tala de árboles, más contaminación. Monseñor Izuzquiza jugó un papel muy importante para su liberación. Y nuevamente estamos con eso, trabajando juntos con las rondas campesinas, para poder ver qué podemos hacer, porque todo esto es ilegal. 

Pero la fuerza que tienen algunas empresas multinacionales y grandes es mucha. El Papa Francisco lo ha denunciado en más de una ocasión, especialmente en 'Laudato Si', pero es cierto que, sobre todo en la Amazonía y en otros pulmones de nuestro planeta, se están viendo auténticos ataques contra nuestro propio futuro. Y ahí la Iglesia sí que está funcionando como un agente de primera índole para denunciar la iniquidad de esas extracciones...

Sí, yo tengo muy en mente algo que el Papa dice en Laudato Si' sobre que podemos hacer algo a nivel internacional, pero también, y no sé si más importante, en el ámbito local. Porque estas prácticas son un debilitamiento de la democracia. Reforzar todo este tipo de iniciativas de asociación local para defender derechos, políticas justas a ese nivel, es importante para recuperar el ejercicio democrático en el que se puedan escuchar las voces reales de la gente que se siente afectada por políticas que responden a ciertos intereses y que dejan a la intemperie a mucha gente.

Tenemos que buscar soluciones para problemas tan básicos como el acceso al agua potable, la salud o la educación, y también pensar en una política amazónica. Porque la Amazonía está siendo dejada a merced de cualquier tipo de intervención, puramente extractiva. Y eso afecta a la naturaleza de la sociedad. Estamos viendo una especie de desestructuración social, donde todo se vende, y se dan casos de prostitución, de trata de personas y procesos de división en las comunidades. No es un análisis de fuera, esto lo veo yo. Y es muy doloroso.

Cabrejos y Vizcarra

Es usted jesuita, al igual que el papa Francisco. Hacemos esta entrevista coincidiendo con su hospitalización. ¿Cómo están viviendo la situación desde Perú?

Estamos preocupados, claro. El Papa nos ha traído una vuelta al Evangelio como camino de respuesta a los grandes desafíos de nuestro tiempo. No todo depende de una persona, pero es muy querido por esto. Le está devolviendo el aire, el espíritu a la Iglesia, que lo necesita tanto, para descubrir la fuerza del Evangelio y del Espíritu, que tanto necesitamos escuchar. Toda la propuesta de sinodalidad va en este sentido, una Iglesia sinodal en la que nos ponemos todos al mismo nivel, para poder escuchar juntos.

Francisco sí que ha 'achatado la pirámide', por así decirlo...

Sí. Asumir todo, sentir desde la gente misma cómo nos está afectando esto e intentar leer desde el Evangelio y ser una respuesta. Estamos viviendo la crisis de los abusos, las influencias de esta crisis en nuestro mundo, y hacen falta referentes. No solo necesitamos acentuar la ley, sino tener juntos respuestas de sentido común, y no que cada quién dispare según su deseo o placeres.

Felicitaciones a Vizcarra

Me hablaba usted de situaciones de abuso y de poder y, le tengo que preguntar por la actual situación de la Iglesia peruana, con el escándalo del Sodalicio, el papel de Cipriani, incluso críticas a su antecesor en Trujillo, Miguel Cabrejos. 

Sí, La marcha de algunos miembros de la Iglesia peruana no ha sido precisamente la más adecuada. Ahora se ha dicho lo que había que decir, y quizás hay más cosas por saberse. Lo que toca es mirar hacia delante. Es decir, ¿qué hacemos? ¿Cómo reorientamos el camino? Y vuelvo a Francisco: es la escucha.

Y así voy a Trujillo, a escuchar. Escuchar en primer lugar a los sacerdotes, a las religiosas, a todos los agentes de pastoral, a las parroquias. Y sentir desde ellos también a la sociedad de Trujillo. Como Iglesia hemos de ir buscando juntos qué respuesta dar, a la par de ocuparnos de estas situaciones que nos están golpeando tan fuerte. Tenemos que construir conjuntamente para la transformación, para buscar mejores condiciones de vida para todos. Hay muchas personas, muchas familias, muchas víctimas afectadas por esto tan lamentable que ha ocurrido en la Iglesia peruana con el Sodalicio. Tenemos que acercarnos, brindarles la oportunidad de ser escuchados. Para eso no tenemos que esperar al dictamen final de Roma.

Bertomeu en la parroquia del Sodalicio
Bertomeu en la parroquia del Sodalicio

Lo que ha molestado mucho a las víctimas es precisamente eso, que durante muchísimo tiempo, no sé si por estrategia o qué razón, no se las escuchó. Y eso multiplicó su dolor...

Sí. No puedo asegurar si fue o no una estrategia, quiero pensar que fue falta de coraje para enfrentar juntos, como Conferencia Episcopal, y conocer más a fondo la situación. Tal vez sea necesaria una comisión, con un grupo de personas, y de obispos, que den cauce a esto, porque como política de Iglesia, en este tema nos ha faltado iniciativa, no hemos abierto el corazón a las víctimas.

¿Tiene algún futuro el Sodalicio, después del anuncio de su disolución? ¿Qué va a pasar con los hombres y las mujeres que forman parte del Sodalicio y con sus instituciones?

Esto es bien complejo, porque se ha dicho que no ha habido carisma desde el comienzo. Que ha sido una institución bajo el nombre cristiano, pero con otros intereses, políticos, económicos, de todo tipo. Que no eran cristianos. Hubo un formateo de muchos años que es muy difícil cambiar. No se cambia con un decreto. Cada caso es cada caso y habría que acompañar a la gente antes de ver si se puede hacer una reintegración o recreación de algo. Pero con un espíritu diferente. Y ¿cómo asegurar un espíritu diferente cuando se ha modelado tanto, cuando el propio carisma estaba viciado de raíz?

La potencia del Sodalicio en Perú podría incluso llegar a provocar casi una 'guerra civil' en la Iglesia peruana, porque es una entidad con mucho poder, mucha influencia, mucho dinero. ¿Cree que tras la misión de Scicluna y Bertomeu, y el encargo a este último, las cosas volverán a su cauce, o hay riesgo de fractura?

Todavía estamos medio perplejos ante la magnitud tan grande de este problema, pero creo que monseñor Bertomeu está haciendo un excelente trabajo, tanto con el Sodalicio como con nosotros, los obispos. Este asunto debería movernos a una mayor preocupación para abordar estos problemas. Me parece muy necesaria una comisión para acompañar a las víctimas. Sabiendo que la cosa nace aquí, en el Perú, y aunque no está únicamente aquí, la solución tendría que salir del lugar donde surgió el problema. Y para evitar otros posibles casos de este tipo.

Hablaba usted de monseñor Bertomeu, que sigue recibiendo ataques, incluso denuncias penales que son ciertamente extrañas, provinientes de personas que se dicen de Iglesia...

Sí, sí. Yo no quisiera estar en su pellejo, realmente. De verdad, a mí me parece que es un hombre de fe. Si no, no entiendo cómo puede encajar tantos golpes. Le toca a él recibirlos, pero son golpes a la Iglesia, y tiene que hilar muy fino. Está haciendo una buena labor, de mucha escucha y consulta. Está yendo por un buen camino.

La última, ya no le pregunto más de esto. ¿Qué sabían de las sanciones al cardenal Cipriani? ¿Se conocía algo? ¿Ha pillado todo de sorpresa?

Bueno, se sabía que no debía venir al Perú. Después ha saltado la noticia porque no había cumplido una parte de las sanciones, la de no tener intervenciones públicas. Él vino acá y dio origen a que todo se desatapara y que fuera una cosa pública. Y ha dado pie a que el propio Vaticano explique las cosas.

Cipriani, en una foto de archivo
Cipriani, en una foto de archivo EFE

Es que Cipriani es el primer cardenal de Opus Dei y un personaje muy importante en la historia reciente de Perú. En estas semanas ha habido una guerra de comunicados entre Cipriani, el Vaticano, el cardenal Castillo o la propia Conferencia Episcopal...

Son cosas que no se conocen suficientemente. Y también es muy complicado saber qué es lo más conveniente. Esto es muy delicado. Nos afecta. ¿Cómo tratamos esto? Haciendo lo que hay que hacer, para que se repare como se pueda a las víctimas, a las personas vulneradas, poniendo medidas correctivas y preventivas, y eso estamos intentando hacer, sin entrar en estos dimes y diretes que no nos ayudan, que polarizan.

Que es uno de los males de nuestro tiempo...

Sí. La polarización está muy a la orden del día. A nivel internacional y también en Perú, la verdad. Es uno de los términos de moda. Lamentablemente de moda. Sí.

¿Cuál es la Iglesia que sueña Alfredo Vizcarra? 

Yo me sumo al sueño del papa Francisco. Me parece que es el camino que hemos ido viviendo aquí en América Latina desde hace muchos años. Toda una experiencia de una Iglesia que ha buscado construir desde abajo, algo que tiene mucho que ver con el sueño de la fraternidad universal, que es lo que desea la Iglesia de Jesucristo. Donde no hay superior ni inferior, sino dones distintos, pero todos puestos al servicio de una mirada común.

Esto suena utópico en nuestro mundo, pero justamente es lo que no se aceptó de Jesús y lo condujo a la muerte. Hemos construido esta osciedad basada en quién es más que los demás. ¿Y si la construimos haciendo algo juntos? Sin fake news, sin verdades a medias. Ahora estamos en polarizaciones, y el Evangelio es sencillo, pero cuando se quiere aplicar, surgen complicaciones, subterfugios, defensas, justificaciones... 

Complicarlo y desautorizarlo. Para llevar el Evangelio a nuestro carril y no a nosotros al carril del Evangelio...

Sí, pues. Es eso. Pero esto tenemos que verlo con claridad. Ojalá que lo veamos. Que también pueda yo estar con esos ojos de la fe. Que no es accesorio ni es una cosa superficial. La fe es un modo de vivir. Reconociendo que dependemos de Dios. Y que es lo que nos permite poder componer algo mucho más fuerte. Verdaderamente más fuerte. Hoy nuestro mundo está amenazado de destrucción. 

Pues ojalá que esos sueños se cumplan en su nuevo destino en Trujillo. Sin olvidar el mundo que trae atrás. Que la experiencia es la madre de la existencia. Muchísima suerte. Y lo contaremos también aquí, en Religión Digital. Muchísimas gracias, don Alfredo.

Gracias a ti, Jesús. Y a ustedes, por favor.

Les esperamos en una de las ediciones de las entrevistas en Religión Digital. Muy buenas tardes. ¡Gracias!

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