"Están en una tarea única, muy bella y que nadie más puede hacer: amparar" Poli y los obispos auxiliares de Buenos Aires agradecen la labor de los sanitarios
"Donde haya dolor y sufrimiento, donde haya una cruz, ahí está Dios antes que en ningún otro lugar"
"Con todas las cautelas que se requieran y que estén indicadas, amparen. Hagan sentir al enfermo que hay una presencia, que no es tan absoluta su soledad"
"Pueden hacer la señal de la cruz sobre el enfermo o el agua y pedir a Dios sus dones, la salud y su bendición. También lo pueden hacer sobre otros objetos: un rosario, una estampa… Sepan que están facultados para hacerlo, todo bautizado lo está"
"Pueden hacer la señal de la cruz sobre el enfermo o el agua y pedir a Dios sus dones, la salud y su bendición. También lo pueden hacer sobre otros objetos: un rosario, una estampa… Sepan que están facultados para hacerlo, todo bautizado lo está"
(AICA).- El arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina, Mario Aurelio Poli, junto con los obispos auxiliares enviaron una carta para “agradecer con admiración y alentar con entusiasmo” a las personas que en este tiempo difícil se ocupan de la atención y cuidado de los enfermos que han tenido que ser aislados y separados de sus afectos y vínculos.
El mensaje de los obispos reconoce la presencia y cercanía de la muerte en la vida cotidiana, e intenta en este sentido “fortalecer los corazones, ya que la muerte, mirada con honestidad y percibida con toda su carga dramática, es algo que permite mejorar las preguntas acerca de la propia vida y la vida de todos”.
Los cristianos, recordaron los obispos, “besamos la cruz. No besamos la muerte, sino el amor con que Jesús muere”, y añadieron: “Donde haya dolor y sufrimiento, donde haya una cruz, ahí está Dios antes que en ningún otro lugar. En la cruz es cuando uno es más hijo. Aquí, la dignidad humana del moribundo asciende a dignidad sagrada”.
“Es por esto por lo que hoy queremos decirles, a quienes asisten a los enfermos graves y solos, que están en una tarea única, muy bella y que nadie más puede hacer: amparar. Con todas las cautelas que se requieran y que estén indicadas, amparen. Hagan sentir al enfermo que hay una presencia, que no es tan absoluta su soledad. Toda persona, también en ese momento extremo, tiene necesidad de ser valorada, de ser reconocida, de ser amada”, aseguraron.
"Les deseamos lo mejor, también que el trabajo de cada uno sea reconocido con un sustento económico digno que refleje el valor de tan importante tarea"
“Cuando se trate de enfermos cristianos, y los que los asisten también lo sean, sepan que pueden hacer ustedes muchas cosas: pueden bendecir al enfermo, pueden bendecir agua para que lo acompañe en su oración. Pueden hacer la señal de la cruz sobre el enfermo o el agua y pedir a Dios sus dones, la salud y su bendición. También lo pueden hacer sobre otros objetos: un rosario, una estampa… Sepan que están facultados para hacerlo, todo bautizado lo está”, recordaron. Y en los casos en que no sean creyentes, “la presencia y el afecto valen tanto como en el otro caso”, aclararon.
“A todas las personas, pues, que asisten en este momento a los aislados, creyentes católicos o de otras confesiones, y no creyentes: pedimos por ustedes, les deseamos lo mejor, también que el trabajo de cada uno sea reconocido con un sustento económico digno que refleje el valor de tan importante tarea”, anhelaron. “A todos ustedes, pues, los obispos queremos decirles que cuenten con nosotros. Los admiramos, los queremos, los necesitamos; son importantes, especiales, inspiradores”, concluyeron, enviando su bendición.