Roma envía a Lima a Scicluna y Bertomeu, para investigar a la organización religiosa peruana Los abusos del 'Sodalicio de vida cristiana' en el punto de mira del Vaticano
La misión peruana de la comisión investigadora vaticana poseía comenzar el próximo 25 de julio
Ante ellos desfilará la cúpula de la organización religiosa al completo, asi como las numerosas víctimas que denuncian
Si llega a demostrarse que los abusos eran moneda corriente en la organización religiosa, sobre todo por parte de sus dirigentes y especialmente de su máximo responsable, Luis Figari, el Papa podría tomar la decisión de disolver la organización
Si llega a demostrarse que los abusos eran moneda corriente en la organización religiosa, sobre todo por parte de sus dirigentes y especialmente de su máximo responsable, Luis Figari, el Papa podría tomar la decisión de disolver la organización
El Vaticano coloca en la diana al Sodalicio de vida cristiana, un movimiento religioso del Perú y sospechoso, desde hace años, de abusos sexuales, psicológicos, de poder y de conciencia. Roma encomienda la investigación a su mejor equipo de especialistas, el formado por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna y el sacerdote español, Jordi Bertomeu, oficial de la sección disciplinar del dicasterio de Doctrina de la Fe.
Pronto aterrizarán los dos en Lima con amplios poderes, para comenzar las investigaciones el próximo lunes, 24 de julio, en la nunciatura apostólica del Perú. Ante ellos desfilará la cúpula de la organización religiosa al completo, asi como las numerosas víctimas que denuncian, en una investigación que durará una semana.
De hecho, las denuncias son por abusos de todo tipo y por corrupción económica. En un trabajo minucioso y profundo, la comisión vaticana recogerá declaraciones, buscará pruebas, escuchará a víctimas y verdugos y, después, redactará un informe, para presentárselo al Papa. Será Francisco, en última instancia, el que tome una decisión y firme el veredicto.
Si llega a demostrarse que los abusos eran moneda corriente en la organización religiosa, sobre todo por parte de sus dirigentes y especialmente de su máximo responsable, Luis Figari, el Papa podría tomar la decisión de disolver la organización, creando un precedente histórico para este tipo de organizaciones religiosas envueltas en escándalos de este tipo, que Francisco quiere erradicar de la Iglesia.
La investigación canónica ha estado precedida por la periodística. En efecto, en el año 2015, el periodista Pedro Salinas, con la colaboración de Paola Ugaz, publicaron ‘Mitad monjes, mitad soldados. Todo lo que el Sodalicio no quiere que sepas’. En el libro se documentan abusos de poder, maltratos físicos, manipulación psicológica y pederastia por parte de la cúpula de la organización religiosa, amén de analizar las claves de su ideología, en la que hunden sus raíces sus dudosos sistemas de reclutamiento y formación, asi como sus métodos de funcionamiento, en los que prevalece el culto al líder.
No es la primera vez que Scicluna y Bertomeu, los dos máximos especialistas en abusos del Vaticano, forman tándem para llevar a cabo delicadas investigaciones. Ya lo hicieron en Chile y, tras su informe, el Papa aceptó la renuncia masiva de todos los obispos chilenos.
Jordi Bertomeu acaba de estar en Bolivia, asesorando a los obispos de aquel país sobre la forma más justa y eficaz de gestionar los casos de abusos. Y, estos días, se encuentra precisamente en Colombia, donde ha impartido la lección inaugural de la Universidad Javeriana de Bogotá. Desde allí volará a Lima, donde se reunirá con monseñor Scicluna, para abordar la espinosa investigación del Sodalicio.
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