Una de las mayores condecoraciones del país El cardenal Barreto recibió "El sol de Perú"
El Canciller Maúrtua destacó la trayectoria pastoral del Cardenal Barreto, resaltando su liderazgo en la comunidad jesuita peruana, su labor parroquial en Tacna, Moquegua, y Ayacucho, y su trabajo Episcopal en Jaén y, desde el 2004, como Arzobispo de Huancayo
"El Cardenal Barreto ha demostrado, una y otra vez, su opción preferencial por los débiles y los pobres; su confianza en el diálogo y la reconciliación; su convicción del compromiso social de la Iglesia; su defensa de los pueblos indígenas; su atención a la protección ambiental; y su preocupación por la justicia social y laboral"
La Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) informó que, este 6 de diciembre, el Ministro de Relaciones Exteriores, Óscar Maúrtua de Romaña, condecoró al Cardenal Pedro Barreto Jimeno, Arzobispo de Huancayo y Primer Vice Presidente de la CEP, con la Orden “El Sol del Perú”, en el Grado de “Gran Cruz”. El Canciller Maúrtua destacó la trayectoria pastoral del Cardenal Barreto, resaltando su liderazgo en la comunidad jesuita peruana, su labor parroquial en Tacna, Moquegua, y Ayacucho, y su trabajo Episcopal en Jaén y, desde el 2004, como Arzobispo de Huancayo.
También dijo conocer las contribuciones cruciales del Arzobispo de Huancayo a la cabeza de la mesa de diálogo para la solución integral y sostenible al problema de salud ambiental y laboral en La Oroya y en la Cuenca del Río Mantaro, así como su conducción de la Comisión Episcopal de Acción Social, CEAS, y las múltiples tareas que ha ejercido al interior de la Conferencia Episcopal Peruana. Además, resaltó su papel protagónico, a nivel regional, en el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), y, a nivel global, sus contribuciones como miembro del Pontificio Consejo de Justicia y Paz del Vaticano desde el 2012.
“Ese es el trasfondo mayor de este acto de reconocimiento al Cardenal Pedro Barreto, educador, teólogo, pastor, guía de jóvenes y párroco, continuador insigne de aquella tradición de una Iglesia comprometida y cercana a la gente”
A favor del cuidado de la casa común
Asimismo, subrayó su preocupación especial por la Amazonía, por la humanidad y la naturaleza que lo ha llevado a promover campañas e iniciativas en busca de un equilibrio entre la justicia social y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, especialmente, como Presidente de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y como uno de los promotores del Sínodo de la Amazonía, convocado por Su Santidad en el Vaticano en el año 2019. “En esas y otras funciones, el Cardenal Barreto ha demostrado, una y otra vez, su opción preferencial por los débiles y los pobres; su confianza en el diálogo y la reconciliación; su convicción del compromiso social de la Iglesia; su defensa de los pueblos indígenas; su atención a la protección ambiental; y su preocupación por la justicia social y laboral; en definitiva, su visión de un Perú productivo pero inclusivo, próspero pero igualitario, con suficiencia material y riqueza espiritual”, puntualizó el ministro de Relaciones Exteriores.
Resucita Perú Ahora en tiempos de pandemia
El Canciller Maúrtua destacó también que el Cardenal Pedro Barreto ha redoblado su acción pastoral y social en tiempos recientes, guiándonos con sus escritos y homilías, abogando por el diálogo político y en el marco del Acuerdo Nacional, y conduciendo diversas iniciativas pastorales, en particular Resucita Perú Ahora, que busca dar una respuesta sanitaria y espiritual en estos terribles tiempos de pandemia, con la ayuda de múltiples actores públicos, privados y comunitarios.
Indicó que, hoy que afrontamos en el mundo y, en especial, en el Perú, un tiempo de agudas turbulencias, desconciertos y enemistades, cuánta fuerza adquiere la voz de quienes, como el Cardenal Barreto, contra toda incertidumbre, llaman a la confianza, reclaman el diálogo de buena fe y apelan a la reconciliación.
“Hemos seguido con atención especial, en meses recientes, su llamado a combatir la pandemia de la corrupción y de la desigualdad social, a alentar vínculos de hermandad social, con piedad y solidaridad, atentos al sufrimiento de los más débiles, conscientes de que las crisis de estos tiempos exigen un renacimiento que no sea solamente económico y político, sino también anímico y moral”.
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