"Quedamos 11 jesuitas en Nicaragua. Hemos orado y discernido permanecer junto a este pueblo al que amamos" Así fue la confiscación de la casa de los jesuitas en Nicaragua contada por ellos mismos
"Al llegar a la casa se encontraron con alrededor de 15 policías más con uniformes de campaña, encapuchados y con armas de guerra"
"Les indicaron que podían entrar a sus cuartos a retirar sus objetos personales acompañados cada uno de dos policías con su armamento de guerra, uno se quedaba en la puerta del cuarto y el otro entraba con el jesuita"
"Si bien no hubo ni golpes, ni gritos o empujones, los compañeros han manifestado que la violencia emocional y psicológica de verse despojados de su casa de esa forma es algo que continúan procesando"
"Agradecemos, sentimos y necesitamos de las oraciones, la solidaridad y el cariño de tantísima gente, aquí en Nicaragua y de otros países hermanos"
"Si bien no hubo ni golpes, ni gritos o empujones, los compañeros han manifestado que la violencia emocional y psicológica de verse despojados de su casa de esa forma es algo que continúan procesando"
"Agradecemos, sentimos y necesitamos de las oraciones, la solidaridad y el cariño de tantísima gente, aquí en Nicaragua y de otros países hermanos"
| Jesuitas de Nicaragua
Es por todos conocida la confiscación de la UCA por acusación de terrorismo el pasado martes 15 de agosto por parte del gobierno de Nicaragua. No es algo que nos tomó por sorpresa. Desde la rebelión cívica de abril de 2018 el gobierno ha ido haciendo uso y abuso de su fuerza y su poder para ir apresando, exiliando, desnacionalizando, cerrando, confiscando, etc. a todas las personas naturales o jurídicas, que a su criterio fueron protagonistas de lo que en su narrativa ideológica han dado por llamar golpe de estado.
La UCA, en uno de los momentos más álgidos de la represión contra la protesta cívica (mayo 2018), abrió sus puertas de par en par para dar refugio a las personas que estaban siendo asesinadas por las fuerzas parapoliciales y policiales en los alrededores de la universidad. Esa fue la gota que derramó el vaso para el gobierno y desde ese momento, hace poco más de 5 años, la suerte de la universidad estaba echada.
El sábado 19 de agosto estábamos celebrando la eucaristía y el almuerzo las dos comunidades presentes en el país en la comunidad San Ignacio (17 jesuitas), pues despedíamos a Alejandro Cardoze, s.j., quien luego de su magisterio partiría para España a sus estudios de Teología.
Al volver a Villa Carmen (P. Everardo, P. Adolfo, Sándor y Herlin) se encontraron con una patrulla de la policía en el portón trasero de la comunidad (única entrada y salida desde la confiscación de la UCA) que entró junto con ellos a nuestra propiedad. Al llegar a la casa se encontraron con alrededor de 15 policías más con uniformes de campaña, encapuchados y con armas de guerra.
El jefe del comando policial preguntó por el P. Rolando Alvarado y el P. Everardo les dijo que no estaba y que no sabían dónde estaba. Trató de explicar al jefe policial que la comunidad era propiedad aparte de la UCA, pero éste les dijo que era propiedad del estado de Nicaragua. Les indicaron que podían entrar a sus cuartos a retirar sus objetos personales acompañados cada uno de dos policías con su armamento de guerra, uno se quedaba en la puerta del cuarto y el otro entraba con el jesuita.
Si bien no hubo ni golpes, ni gritos o empujones, los compañeros han manifestado que la violencia emocional y psicológica de verse despojados de su casa de esa forma es algo que continúan procesando. El P. Adolfo (99 años) permaneció en el carro encendido y con el aire acondicionado y, por tanto, no logró sacar nada.
Ya habíamos determinado que el P. Rolando Alvarado, rector de la UCA, tenía que salir del país y el día planificado para hacerlo era ese mismo sábado, por lo que él y el Hermano Leonardo, miembros de la comunidad de Villa Carmen, no regresaron a la comunidad ese día.
Unas religiosas dieron posada al P. Rolando, P. Silvio y Hno. Leo en las afueras de Managua mientras lográbamos tener noticias de los compañeros de Villa Carmen. Una vez que supimos que estaban fuera de peligro, agradecimos a las religiosas, quienes hicieron una hermosa oración por los tres que emprenderían rumbo al sur para poner a salvo al P. Rolando. La narración de la travesía queda pendiente para otra ocasión, pero sí queremos dejar constancia del apoyo del SJM de Costa Rica, quienes estuvieron presente a lo largo de toda la ruta dándonos indicaciones. Por razones de seguridad el Hno. Leonardo también tuvo que salir del país.
Los padres Arnaldo Zenteno y Richard Vélez, con problemas de movilidad, acompañados por el escolar Herlin Samayoa, maestrillo que trabajaba en Fe y Alegría, salieron por el aeropuerto el miércoles 23, día en que el gobierno publicó en La Gaceta, diario oficial, la cancelación de la personería jurídica de la Asociación Compañía de Jesús de Nicaragua. Desde estas líneas queremos dejar constancia del apoyo recibido por parte del gobierno provincial para hacer expedita la salida de los tres compañeros.
Quedamos 11 jesuitas en Nicaragua y con el apoyo del P. Provincial hemos orado y discernido permanecer junto a este pueblo al que amamos y en el que hemos dejado buena parte de nuestra vida apostólica. Queremos seguir sirviéndole con humildad y acompañándole en su dolor y en su esperanza.
Todos los jesuitas estamos viviendo en la comunidad San Ignacio e imaginando distintos escenarios de lo que pueda ocurrir en los próximos días. Agradecemos, sentimos y necesitamos de las oraciones, la solidaridad y el cariño de tantísima gente, aquí en Nicaragua y de otros países hermanos. En verdad, ha sido algo que nos ha ayudado a seguir adelante en el trabajo cotidiano y a poder transmitir la esperanza en que nuestro Dios es el Señor de la historia.
Todos les enviamos saludos y queremos decirles que nos habita una paz profunda en medio de la tormenta que estamos atravesando. Somos conscientes de que es una gracia que el Señor nos da el poder experimentar lo que buena parte de nuestro pueblo está experimentando: la total indefensión ante el abuso del poder por parte del gobierno.
Queremos terminar pidiendo que no se olviden de orar por quienes llevan la peor parte en esta crisis nacional: los presos y presas políticas, que ya son 78 y es una lista que tristemente no deja de crecer.
Aquí seguimos agarrados de la mano del Señor en medio de esta tormenta.
A.M.D.G.
Informó: jesuitas en Nicaragua