Más de una cuarta parte de las diócesis del país ya están bajo la lupa Ya son 13 los estados que investigan la trama de abusos y encubrimientos en la Iglesia estadounidense
(C.D./RT).- Se agrava la crisis de abusos y encubrimientos en la Iglesia estadounidense. Tras las redadas sorpresa que las autoridades de Michigan llevaron a cabo este miércoles en todas las siete diócesis del estado, y el anuncio de la fiscalía general de Florida de que investigará la Iglesia de esta jurisdicción, ya suman 13 los estados que realizan pesquisas criminales sobre agresiones a menores de edad y su ocultación: más de una cuarta parte de los 50 estados que integran el país.
Este jueves 5 de octubre, las autoridades del estado de Florida anunciaron que también pusieron en marcha una investigación detallada, según informa NBC. Pensilvania, Míchigan, Illinois, Nueva Jersey, Nuevo México y Nueva York destacan entre los otros estados que indagan los casos de supuestos abusos.
"Cualquier sacerdote que explote su posición de poder y confianza para abusar de un niño es una vergüenza para la Iglesia y una amenaza para la sociedad", destacó la fiscal general de Florida, Pam Bondi, en un comunicado. Asimismo, instó a las víctimas de abuso sexual a contactar a las autoridades e informarlas sobre sus experiencias.
Documentan abusos de sacerdotes contra 1.000 menores en EE.UU.
A mediados de agosto, la Fiscalía General de Pensilvania dio a conocer un revelador informe sobre abusos sexuales cometidos en el entorno de la Iglesia católica del estado, donde se detalló que hay más de 300 sacerdotes implicados en los delitos y fueron identificados alrededor de 1.000 niños entre las víctimas.
El texto, de más de 1.300 páginas, se basa en la revisión de medio millón de documentos internos de diferentes diócesis, que "contienen alegaciones creíbles" contra los sacerdotes acusados.
Durante una rueda de prensa que ofreció el pasado 14 de agosto, el fiscal general de esa región estadounidense, Josh Shapiro, destacó que todos estos hechos tuvieron lugar con "el encubrimiento sistemático de altos funcionarios de la Iglesia en Pensilvania y en el Vaticano", y explicó que los agresores "no solo enseñaron a los niños que ese abuso era normal, sino que era sagrado".